13 Diciembre 2016
"No me siento la Cristina (Kirchner) del fútbol", le dijo María Jesús Rivero al diario "Olé" cuando se transformó en la primera mujer en ser miembro del Comité Ejecutivo de AFA. En esos tiempos, septiembre de 2008, ella pensó que había tocado el cielo con las manos. Siempre elegante, con presencia arrolladora gracias a los modelos exclusivos y las carteras importadas que usaba, jamás se imaginó que ese mundo se caería en poco más de cuatro años. Nunca soñó que volvería a su Salta natal para ocupar una celda, donde está ahora acusada de haber liderado una asociación ilícita que, entre otros delitos, se dedicaba al lavado de activos.
El juez federal N°2 Fernando Poviña, cuando pidió que ella, su ex pareja Rubén "La Chancha" Ale, su ex cuñado Ángel "El Mono" Ale y otras 13 personas, sean enjuiciados, sostuvo en su elevación a juicio: "hay indicios que indicarían que la remisería Cinco Estrellas permitía realizar los traslados de personas víctimas de trata y, así también simulaba realizar un negocio lícito que servía de telón ideal para ingresar al sistema legal dinero espurio. Vale decir, indicios que fortifican el vínculo entre la explotación sexual de mujeres y los integrantes de la sociedad delictiva Rubén Eduardo Ale y María Jesús Rivero, verdaderos titulares de la remisería Cinco Estrellas".
No es la primera vez que la salteña queda ligada en una causa de trata. En el juicio por la desaparición de Marita Verón fue absuelta, pero Susana Trimarco, la madre de la joven desaparecida, no se quedó de brazos cruzados. Llevó el caso a la Justicia Federal al realizar una denuncia en la Unidad de Investigación Financiera.
En esa presentación aseguró que Rivero era uno de los engranajes clave del grupo que manejaban los Ale. La teoría era que, Daniela Milhein (condenada dos veces por delitos de trata) se encargaba de reclutar víctimas y María Jesús, de ubicarlas en los prostíbulos de La Rioja, Catamarca y en nuestra provincia, entre otras. Destacó además que la remisería era la estructura que se utilizaba para “mover” a las jóvenes y para “lavar” los fondos que generaban con esa actividad ilegal. “Fui la dueña durante 10 años. La apertura de la empresa fue en 1995 y la cedí a Rubén Ale entre 2005 y 2006”, reconoció Rivero cuando declaró en Tribunales.
La UIF confirmó que la razón social fue cambiada en 2010 y en ese momento figuraron como titulares Ángel Adolfo Ale (hijo de Rivero y Ale) y María Florencia Cuño (actual pareja de “La Chancha”). Sin embargo, el joven, en sede judicial, declaró que “no planificó ningún futuro con la empresa porque tuvo una actividad nula en la sociedad”. Esas palabras y otras fueron suficientes para que el juez Poviña sospechara que los titulares habían prestado sus nombres a Rubén Ale.
Gol en contra
En La Ciudadela todos la llamaban “La Jesús”. Fue la vicepresidenta del club durante gran parte de la gestión de “La Chancha” que comenzó en 2006 y terminó abruptamente en 2011, cuando los “cirujas” -en un movimiento conocido como Los Autoconvocados- dejaron de ir al estadio para exigir que abandonaran la entidad. Los hinchas, en un principio, le temían a Rivero, pero después comenzaron a reprobarla. Esa ruptura se produjo cuando ella, en un programa de radio, los catalogó como “hinchas del éxito”.
La Justicia sospecha que San Martín era otra de las estructuras que utilizó el “Clan Ale” para lavar activos. Y varios miembros de la organización ocuparon puestos clave. Además de Ale y Rivero, Roberto Dilascio - por esos entonces pareja de la acusada- aparecía como el presidente de la Gerenciadora del NOA, Fabián González, el tesorero y Alberto Suárez, vocal.
En la misma entrevista que realizó el periodista Pablo Pisani para “Olé”, “La Jesús” ofreció datos sobre algo que no se conocía mucho: ¿cuál era la verdadera función en la entidad de La Ciudadela: “Con el padre de mi hijo, hoy presidente del club (Rubén Ale), empezamos a hacer una operación salvataje porque San Martín estaba en bancarrota. Había un déficit considerable y estaba a punto de caer en quiebra. Con una cesación de pagos muy importante que ha generado deudas postconcursales, el fútbol estaba venido a menos. Hicimos el aporte económico necesario y buscamos a personas con experiencia en el fútbol para no equivocar el camino”. La Justicia nunca tuvo en cuenta esta declaración para determinar el origen y el montón total del dinero que dijo haber colocado en el club.
La UIF y el juez Poviña sí tuvieron en cuenta las polémicas cartas que le envió Rivero a su ex pareja. Esas misivas ayudaron y mucho a los investigadores (ver nota aparte). En el caso de San Martín, con su letra y puño le aplicó un certero golpe a “La Chancha” y a Dilascio: “Todos saben que la plata estaba en el club. Como todos saben del robo de la boutique por 10 años, el robo de los colectivos y los 11 jugadores que eran de la gerenciadora que eran tuyos, porque en definitiva el boludo de Roberto era un prestanombre”, escribió.
Hay otro dato que no se le pasó por alto. Rivero era empleada de la Gerenciadora, pese a que ella ocupaba un cargo dirigencial en la entidad que había contratado a la empresa para que se hiciera cargo del fútbol profesional.
“Sí, es cierto que yo tenía un sueldo de $ 10.000 que Roberto había determinado de la gerenciadora. Y por eso pude darme algunos gustos”, declaró en Tribunales. Rivero, habría cobrado al menos unos $700.000 a lo largo de los cinco años que duró el vínculo.
Sorpresas
A diferencia de los hermanos Ale, a “La Jesús” no le encontraron grandes cantidades de bienes. Sí le descubrieron que era propietaria de dos vehículos y de dos inmuebles. Uno de ellos era producto de una herencia y ella había decidido alquilarlo al club para que allí se alojaran algunos jugadores de las divisiones inferiores.
Al revisar el listado, se llevaron dos sorpresas. La primera es que el 27 de agosto de 2009 adquirió un Fiat Uno y una Toyota Rave. En total, según las estimaciones de la UIF, gastó $220.300. Otro dato llamativo surgió en la adquisición del inmueble ubicado en la localidad de El Rincón, de Cruz Alta. Ella declaró que se lo adquirió a Viviana Totongi. Pero le pagó $200.000 y no los $450.000 que habían acordado en un principio, ya que estaba usurpado.
“Lo curioso de la operación, además de que la cifra abonada estaba muy por encima de su capacidad patrimonial, es que el valor negociado sobre el inmueble fue considerablemente inferior a la valuación fiscal de la AFIP que arrojó $927.318 y la catastral que es de más de $1,5 millones”, dice el expediente.
La “dama de hierro” está encerrada en Güemes, Salta. Allí espera ansiosa ser enjuiciada de una vez por todas. Su abogado, Carlos Varela Soria, explicó que no se encuentra bien anímicamente porque lleva dos años en prisión, y porque cree que toda la causa es una injusticia.
El juez federal N°2 Fernando Poviña, cuando pidió que ella, su ex pareja Rubén "La Chancha" Ale, su ex cuñado Ángel "El Mono" Ale y otras 13 personas, sean enjuiciados, sostuvo en su elevación a juicio: "hay indicios que indicarían que la remisería Cinco Estrellas permitía realizar los traslados de personas víctimas de trata y, así también simulaba realizar un negocio lícito que servía de telón ideal para ingresar al sistema legal dinero espurio. Vale decir, indicios que fortifican el vínculo entre la explotación sexual de mujeres y los integrantes de la sociedad delictiva Rubén Eduardo Ale y María Jesús Rivero, verdaderos titulares de la remisería Cinco Estrellas".
No es la primera vez que la salteña queda ligada en una causa de trata. En el juicio por la desaparición de Marita Verón fue absuelta, pero Susana Trimarco, la madre de la joven desaparecida, no se quedó de brazos cruzados. Llevó el caso a la Justicia Federal al realizar una denuncia en la Unidad de Investigación Financiera.
En esa presentación aseguró que Rivero era uno de los engranajes clave del grupo que manejaban los Ale. La teoría era que, Daniela Milhein (condenada dos veces por delitos de trata) se encargaba de reclutar víctimas y María Jesús, de ubicarlas en los prostíbulos de La Rioja, Catamarca y en nuestra provincia, entre otras. Destacó además que la remisería era la estructura que se utilizaba para “mover” a las jóvenes y para “lavar” los fondos que generaban con esa actividad ilegal. “Fui la dueña durante 10 años. La apertura de la empresa fue en 1995 y la cedí a Rubén Ale entre 2005 y 2006”, reconoció Rivero cuando declaró en Tribunales.
La UIF confirmó que la razón social fue cambiada en 2010 y en ese momento figuraron como titulares Ángel Adolfo Ale (hijo de Rivero y Ale) y María Florencia Cuño (actual pareja de “La Chancha”). Sin embargo, el joven, en sede judicial, declaró que “no planificó ningún futuro con la empresa porque tuvo una actividad nula en la sociedad”. Esas palabras y otras fueron suficientes para que el juez Poviña sospechara que los titulares habían prestado sus nombres a Rubén Ale.
Gol en contra
En La Ciudadela todos la llamaban “La Jesús”. Fue la vicepresidenta del club durante gran parte de la gestión de “La Chancha” que comenzó en 2006 y terminó abruptamente en 2011, cuando los “cirujas” -en un movimiento conocido como Los Autoconvocados- dejaron de ir al estadio para exigir que abandonaran la entidad. Los hinchas, en un principio, le temían a Rivero, pero después comenzaron a reprobarla. Esa ruptura se produjo cuando ella, en un programa de radio, los catalogó como “hinchas del éxito”.
La Justicia sospecha que San Martín era otra de las estructuras que utilizó el “Clan Ale” para lavar activos. Y varios miembros de la organización ocuparon puestos clave. Además de Ale y Rivero, Roberto Dilascio - por esos entonces pareja de la acusada- aparecía como el presidente de la Gerenciadora del NOA, Fabián González, el tesorero y Alberto Suárez, vocal.
En la misma entrevista que realizó el periodista Pablo Pisani para “Olé”, “La Jesús” ofreció datos sobre algo que no se conocía mucho: ¿cuál era la verdadera función en la entidad de La Ciudadela: “Con el padre de mi hijo, hoy presidente del club (Rubén Ale), empezamos a hacer una operación salvataje porque San Martín estaba en bancarrota. Había un déficit considerable y estaba a punto de caer en quiebra. Con una cesación de pagos muy importante que ha generado deudas postconcursales, el fútbol estaba venido a menos. Hicimos el aporte económico necesario y buscamos a personas con experiencia en el fútbol para no equivocar el camino”. La Justicia nunca tuvo en cuenta esta declaración para determinar el origen y el montón total del dinero que dijo haber colocado en el club.
La UIF y el juez Poviña sí tuvieron en cuenta las polémicas cartas que le envió Rivero a su ex pareja. Esas misivas ayudaron y mucho a los investigadores (ver nota aparte). En el caso de San Martín, con su letra y puño le aplicó un certero golpe a “La Chancha” y a Dilascio: “Todos saben que la plata estaba en el club. Como todos saben del robo de la boutique por 10 años, el robo de los colectivos y los 11 jugadores que eran de la gerenciadora que eran tuyos, porque en definitiva el boludo de Roberto era un prestanombre”, escribió.
Hay otro dato que no se le pasó por alto. Rivero era empleada de la Gerenciadora, pese a que ella ocupaba un cargo dirigencial en la entidad que había contratado a la empresa para que se hiciera cargo del fútbol profesional.
“Sí, es cierto que yo tenía un sueldo de $ 10.000 que Roberto había determinado de la gerenciadora. Y por eso pude darme algunos gustos”, declaró en Tribunales. Rivero, habría cobrado al menos unos $700.000 a lo largo de los cinco años que duró el vínculo.
Sorpresas
A diferencia de los hermanos Ale, a “La Jesús” no le encontraron grandes cantidades de bienes. Sí le descubrieron que era propietaria de dos vehículos y de dos inmuebles. Uno de ellos era producto de una herencia y ella había decidido alquilarlo al club para que allí se alojaran algunos jugadores de las divisiones inferiores.
Al revisar el listado, se llevaron dos sorpresas. La primera es que el 27 de agosto de 2009 adquirió un Fiat Uno y una Toyota Rave. En total, según las estimaciones de la UIF, gastó $220.300. Otro dato llamativo surgió en la adquisición del inmueble ubicado en la localidad de El Rincón, de Cruz Alta. Ella declaró que se lo adquirió a Viviana Totongi. Pero le pagó $200.000 y no los $450.000 que habían acordado en un principio, ya que estaba usurpado.
“Lo curioso de la operación, además de que la cifra abonada estaba muy por encima de su capacidad patrimonial, es que el valor negociado sobre el inmueble fue considerablemente inferior a la valuación fiscal de la AFIP que arrojó $927.318 y la catastral que es de más de $1,5 millones”, dice el expediente.
La “dama de hierro” está encerrada en Güemes, Salta. Allí espera ansiosa ser enjuiciada de una vez por todas. Su abogado, Carlos Varela Soria, explicó que no se encuentra bien anímicamente porque lleva dos años en prisión, y porque cree que toda la causa es una injusticia.
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