12 Diciembre 2016
EL CULPABLE. Carlos Tevez volvió a enmudecer Núñez como en la semifinal de la Libertadores 2004. El “Apache” fue el líder futbolístico y moral de su equipo y marcó un golazo tan importante como espectacular. reuters
(Por Marcelo Androetto, especial para LG Deportiva) – Menos mal que no les sentaban bien los superclásicos y que tiene un “quilombo” en la cabeza. Si es que Carlos Tevez tenía alguna deuda con los hinchas que lo idolatran, la saldó en la tarde de diciembre en el Monumental, en el mismísimo escenario de la célebre “Gallinita”.
Aquel gol en semifinales de Libertadores de 2004 había sido hasta ahora su única contribución en la red ante River, en 10 partidos oficiales. Más de 12 años después, su doblete personal, más una asistencia, lo convirtieron en genio y figura del 4-2 que catapultó a Boca a lo más alto de la tabla.
El segundo de su cuenta personal, un golazo, lo comparó con aquel que derivó en su polémico festejo y la consecuente expulsión. “Por la dimensión del clásico, lo pongo ahí”, dijo cuando el sol caía y todos los reflectores apuntaban a él.
“Fue uno de los partidos en los que más libre me sentí”, dio el “Apache” como clave de una victoria en cancha ajena que estira a 10 la paternidad de Boca sobre River en partidos por torneos locales.
Efectivamente, Tevez estuvo en su salsa. Su libre albedrío –Ponzio nunca lo encontró- le permitió encarar y servírsela a Walter Bou para el primero; seguir la jugada, exigir la fallida salida de Augusto Batalla y definir ajustadamente en el segundo, y llevarse todos los honores cuando recibió de Pavón, abrió el pie y la comba fue palo y adentro, en un notable gesto técnico para el tercero de su equipo.
“Sabía que si nos concentrábamos en jugar y no en protestar o en lo que hacían ellos, teníamos posibilidades de ganar y fue lo que hicimos en el segundo tiempo. Volvió todo a la normalidad”, chicaneó el 10 de Boca, apelando a una frase con la que ya había levantado polémica tiempo atrás.
Este Tevez no fue ningún Carlitos. Resultó determinante. Se pareció al de la Juventus, a aquel que se lo contaba entre los cinco mejores delanteros del mundo. Lejos de sus gestos contrariados de los últimos tiempos, fue feliz nuevamente con los colores que ama, cuando quizá ni él mismo lo esperaba.
“Siempre me costó jugar bien los clásicos”, había admitido en la semana, en una conferencia de prensa que levantó olas. Sobre todo por el tácito reconocimiento de que probablemente no habrá más Tevez en Boca en 2017. “Creo que hice un gran partido y me saqué el peso que tenía. Era casi el último que me quedaba, así que estoy feliz”, agregó. Según dio a entender, la seducción china o el retiro son sus principales opciones para después de las vacaciones, habida cuenta de su “quilombo en la cabeza” y de que si uno no está bien “no contagia buena onda y hay que replantearse todo para poder hacerle bien al club”. De todos modos, cuando le preguntaron si este había sido su último clásico, el “Apache” fue contundente: “no”.
Contra River, a Tevez le sobró buena onda, y mejor fútbol. Habrá que ver si sirve de contrapeso a la hora de una decisión que ya parece tomada, con un año sin copas internacionales para el “Xeneize” en el horizonte.
Como sea, se sacó un peso de encima. Lo disfrutó y aconsejó ídem: “Que la gente de Boca lo disfrute. La gente sabe que me muero por estos colores”. ¿Alguien tenía dudas?
Aquel gol en semifinales de Libertadores de 2004 había sido hasta ahora su única contribución en la red ante River, en 10 partidos oficiales. Más de 12 años después, su doblete personal, más una asistencia, lo convirtieron en genio y figura del 4-2 que catapultó a Boca a lo más alto de la tabla.
El segundo de su cuenta personal, un golazo, lo comparó con aquel que derivó en su polémico festejo y la consecuente expulsión. “Por la dimensión del clásico, lo pongo ahí”, dijo cuando el sol caía y todos los reflectores apuntaban a él.
“Fue uno de los partidos en los que más libre me sentí”, dio el “Apache” como clave de una victoria en cancha ajena que estira a 10 la paternidad de Boca sobre River en partidos por torneos locales.
Efectivamente, Tevez estuvo en su salsa. Su libre albedrío –Ponzio nunca lo encontró- le permitió encarar y servírsela a Walter Bou para el primero; seguir la jugada, exigir la fallida salida de Augusto Batalla y definir ajustadamente en el segundo, y llevarse todos los honores cuando recibió de Pavón, abrió el pie y la comba fue palo y adentro, en un notable gesto técnico para el tercero de su equipo.
“Sabía que si nos concentrábamos en jugar y no en protestar o en lo que hacían ellos, teníamos posibilidades de ganar y fue lo que hicimos en el segundo tiempo. Volvió todo a la normalidad”, chicaneó el 10 de Boca, apelando a una frase con la que ya había levantado polémica tiempo atrás.
Este Tevez no fue ningún Carlitos. Resultó determinante. Se pareció al de la Juventus, a aquel que se lo contaba entre los cinco mejores delanteros del mundo. Lejos de sus gestos contrariados de los últimos tiempos, fue feliz nuevamente con los colores que ama, cuando quizá ni él mismo lo esperaba.
“Siempre me costó jugar bien los clásicos”, había admitido en la semana, en una conferencia de prensa que levantó olas. Sobre todo por el tácito reconocimiento de que probablemente no habrá más Tevez en Boca en 2017. “Creo que hice un gran partido y me saqué el peso que tenía. Era casi el último que me quedaba, así que estoy feliz”, agregó. Según dio a entender, la seducción china o el retiro son sus principales opciones para después de las vacaciones, habida cuenta de su “quilombo en la cabeza” y de que si uno no está bien “no contagia buena onda y hay que replantearse todo para poder hacerle bien al club”. De todos modos, cuando le preguntaron si este había sido su último clásico, el “Apache” fue contundente: “no”.
Contra River, a Tevez le sobró buena onda, y mejor fútbol. Habrá que ver si sirve de contrapeso a la hora de una decisión que ya parece tomada, con un año sin copas internacionales para el “Xeneize” en el horizonte.
Como sea, se sacó un peso de encima. Lo disfrutó y aconsejó ídem: “Que la gente de Boca lo disfrute. La gente sabe que me muero por estos colores”. ¿Alguien tenía dudas?
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