Ponzio y Gago batallarán para empezar a ganar el partido en el mediocampo

Ponzio y Gago batallarán para empezar a ganar el partido en el mediocampo

Ambos serán clave para las aspiraciones de River y Boca.

11 Diciembre 2016

Un "León" suelto en Núñez

Leonardo, “Leo”, “León”. Con melena al viento o con el pelo corto, Ponzio hace honor a la etimología de su nombre, “aquel que es fuerte como un león”.

Volvió al “Millo” para dar una mano en horas aciagas. Entregó el alma. Y no le importó la “humillación” de aquel pantalón blanco manchado con rojo, culpa de hemorroides, con tal de que River volviera a ser River.

Con su sacrificio y ubicuidad, se convirtió en el estandarte de los hinchas, hasta desembarcar en diciembre pasado en un país de bandera con fondo blanco y un círculo rojo. Los mismos colores que remiten a la pureza y a la pasión. En la búsqueda de Marcelo Gallardo por anular otra vez en un superclásico a Fernando Gago, como sucedió en las copas Sudamericana 2014 y Libertadores 2015, Ponzio desempeñará un rol clave. Como corazón del equipo, el éxito o el fracaso en su tarea determinarán el pulso de un River que recibirá a Boca con la presión de jugarse todo sin comprometer lo que vendrá: la final de Copa Argentina ante Rosario Central.

“Lo mejor que tengo es que no me gusta perder nunca”, dijo alguna vez el ex Newell’s y Zaragoza. Y eso se le nota en la cancha. Proclive a poner la pierna por demás fuerte, tendrá que cuidarse ante los ojos de Diego Abal: el pasado reciente frente a Boca, con algún desborde temperamental, lo condena a priori. Hace poco, Ponzio recibió un halago inesperado, desde la vereda de enfrente. El colombiano Mauricio Serna aseguró que Boca necesitaba un cinco como él. Ahora que el “Xeneize” reencontró un volante central como Gago, con menos despliegue pero mucho más fino que Ponzio, es el “Millonario” el que vuelve a necesitar de lo mejor de su número 23.

“En River no son muchos los jugadores que han vuelto de situaciones negativas”, afirmó hace menos de un mes Gallardo sobre su baluarte en el mediocampo. “Leo ha pasado por muchos puestos. Incluso ha jugado de líbero. Es uno de esos jugadores que te cumplen, que pueden absorber las dificultades”.

Con menos glamour y recursos técnicos que su rival de enfrente esta tarde en el Monumental, en la comparación de atributos individuales Ponzio se impone a Gago en cuanto a fortaleza mental. A veces con eso solo no alcanza, pero siempre implica tener un as bajo la manga.

De 34 años y oriundo de Las Rosas, el nombre de su pueblo en Santa Fe también sirve para describirlo: las espinas forman parte de la peculiar belleza del juego de Ponzio.

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El regreso del Príncipe

Se fue de las canchas como Gago y volvió como Redondo. La remozada versión de “Pintita” es muy superior a la anterior a su segunda rotura del tendón de Aquiles. Hoy se parece más a su tocayo Fernando, se emparenta con aquel cinco de Boca al que Real Madrid le echó el ojo en 2006 para extrañar un poco menos al “Príncipe” de los noventa.

“Nos ha hecho muy bien, es un jugador de otra clase. Con él no hay que tirarse muy atrás para agarrar la pelota, puedo estar más cerca del área. ‘Fer’ te da la pelota para encarar, nos ha ayudado muchísimo. Gago es de otra clase y nos da mucho fútbol”, Tevez dixit.

“Carlitos” ha sido el principal beneficiado con el regreso de este Gago que la rompió frente a San Lorenzo y sobre todo ante Racing. También potenció a Pablo Pérez y a Rodrigo Bentancur. Y se convirtió en engranaje vital de este “nuevo” Boca en estado embrionario que irá al Monumental en busca de afianzar su paternidad sobre River.

¿Cómo marcarlo? En el laboratorio de Marcelo Gallardo, ya encontraron el antídoto allá por 2014 y 2015, en esos duelos de copas signados por la pierna fuerte de los hombres de la banda roja. En ellos, Leonardo Ponzio y sus laderos salieron globalmente victoriosos, con un pasaporte en mano gestionado en gran medida por la reducción del ex Real Madrid, Roma y Valencia a su mínima expresión. Es cierto que también estuvo huérfano de compañeros que salieran a bancarlo.

En aquellas batallas, Gago fue maltratado. No solo no encontró el pase limpio que lo caracteriza, sino que perdió la inteligencia que lo distingue: entró en el juego de River y por ende se olvidó de jugar (y de quitar), porque a su estilo, sin chapotear en el barro, “Pintita” también marca.

Seguramente el “Muñeco” buscará que esta tarde Gago vuelva a caer en una telaraña: con Ponzio por delante, y quizá Ignacio Fernández más retrasado y hasta Iván Rossi como doble cinco, con Andrés D’Alessandro a sus espaldas, como para que el cinco que eligió Guillermo Barros Schelotto tenga también de quién preocuparse.

Queda por ver si, a sus 30 años, el elegante Gago, hombre destinado a volver a la selección, aprendió las lecciones de su pasado reciente. Debe ganar el combate “psicológico”, incluido el que librará ante su propia memoria: sus dos últimas lesiones ocurrieron frente a las mismas casacas que buscarán neutralizarlo hoy. Si así sucede, Boca jugará en el Monumental con “Redondo”, Tevez y nueve más.

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