En México vistió como “china poblana”

En México vistió como “china poblana”

EN MEXICO. La folclorista tucumana recibió un importante reconocimiento por parte de los intelectuales mexicanos y hasta vistió con ropas típicas locales.  EN MEXICO. La folclorista tucumana recibió un importante reconocimiento por parte de los intelectuales mexicanos y hasta vistió con ropas típicas locales.
10 Diciembre 2016
El espíritu trotamundos de Ana Schneider de Cabrera, no sólo por decisión propia sino también por impulso de las autoridades argentinas, la llevó a diversos lugares de América donde buscó y rebuscó en las culturas nativas y su música. En uno de sus viajes, allá por 1931, llegó a México. Allí, el 27 de junio, visitó la Universidad Autónoma de México, y en el auditorio “Simón Bolívar” de la Escuela Nacional Preparatoria se leyó en su honor un fragmento de “Los gauchos y los charros a través de la historia”. La presentación fue impulsada por el reconocido intelectual y charro mexicano Alfredo Cuellar.

Revista Nativa

Aquella visita fue reproducida por la revista ilustrada “Nativa” de Buenos Aires, en el número 93, de septiembre de ese mismo año. “En él se emplearon 4 fotografías de A. B. Cuellar ataviado de charro y de Ana S. de Cabrera como china poblana. Es curioso que una argentina encarnara el estereotipo de china poblana y que por décadas nadie se haya percatado”, destaca Arturo Guevara Escobar en fotografosdelarevolucion.blogspot.com.ar.

Las fotos que reproducimos fueron realizadas por el fotógrafo alemán Hugo Brehme. Las imágenes eran parte también de una serie de tarjetas postales, como se hacía en aquellos años con artistas y deportistas reconocidos que servían como promoción.

En su juventud compuso varios tangos, algunos de los cuales fueron editados por las casas Breyer y Ortelli: “De ida y vuelta”, “Pero has visto che”, “Zinny”, “Te quiero mucho mi negro”, “Avisame si te gusta”, “Tan churito”, “El 18 de infantería”, “¿Cómo se llama?”, “Aroma criollo”, “Es dulce tu boquita”, “El 42 (Mi patroncito)”, “La parejita”. En su juventud compuso varios tangos, alguno de los cuales fueron editados por las casas Breyer y Ortelli: “De ida y vuelta”, “Pero has visto che”, “Zinny”, “Te quiero mucho mi negro”, “Avisame si te gusta”, “Tan churito”, “El 18 de infantería”, “¿Cómo se llama?”, “Aroma criollo”, “Es dulce tu boquita”, “El 42 (Mi patroncito)”, “La parejita”.

Fue una verdadera embajadora que promocionó nuestro arte nativo y, con su talento, aportó una obra valiosa al acervo cultural y musical argentino. Como si esto no bastara, además hizo música ciudadana.

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