09 Diciembre 2016
Detuvieron a la novia del guardiacárcel acusado de hacer desaparecer a Milagros
Según la acusación de la Fiscalía III°, Milagros Avellaneda y su pequeño hijo fueron asesinados por el imputado. Los investigadores sospechan que la joven, que pertenece a la Policía Federal, tenía información y la ocultó para encubrir a su pareja.
PENSANDO EN UNA CENA. Roberto Rejas y Alicia Estefanía Ávila publicaron una selfie en el Facebook de ella en los primeros días de septiembre.
La novia del guardiacárcel Roberto Carlos Rejas declaró ayer por la desaparición de Milagros de los Ángeles Avellaneda y quedó detenida. Los investigadores sospechan que el hombre la asesinó, al igual que a su hijo de casi dos años, y que después se deshizo de los cuerpos. En cuanto a la pareja de Rejas, Alicia Estefanía Ávila, que es agente de la Policía Federal, la imputaron por el delito de encubrimiento agravado.
Avellaneda y su hijo fueron vistos por última vez el 28 de octubre cuando salieron de su casa para encontrarse con Rejas, a quien la joven le adjudicaba la paternidad del bebé. Según declaró una amiga de la víctima, Avellaneda le había pedido que la acompañara a ese encuentro, que iba a producirse en el parque 9 de Julio, pero que esta no pudo asistir. Luego aportó su teléfono celular como prueba de los mensajes que le envió Avellaneda momentos después, incluso algunos de audio, donde le contaba que el principal sospechoso la estaba golpeando. Acto seguido, su teléfono se apagó y no volvió a encenderse más.
De acuerdo a los testimonios recibidos en la Fiscalía de Instrucción de la III° Nominación, Avellaneda y el imputado se conocieron en un boliche, en 2014. Luego no habrían vuelto a verse ya que Rejas llevaba nueve años de noviazgo con Ávila. Sin embargo, Avellaneda habría intentado comunicarse varias veces con él para informarle que era el padre de su hijo, filiación que Rejas niega hasta la actualidad.
Una semana después de la desaparición de la joven y su hijo, se ordenó la detención de Rejas, quien es guardiacárcel del penal de Villa Urquiza y perito en Criminalística. La investigación avanzó con pericias al celular y al auto del sospechoso, además de allanamientos en su casa y en las viviendas de sus hermanas. De allí surgió que Rejas habría buscado información en Internet sobre cómo descomponer un cadáver y cómo limpiar el tapizado de un auto. Además, se encontraron conversaciones con un amigo policía del sospechoso que trabaja en el Centro de Monitoreo, a quien Rejas le preguntaba si funcionan las cámaras de seguridad de la zona del parque 9 de Julio.
En cuanto a los allanamientos, los peritos hallaron manchas pardo rojizas (todavía no se determinó si es sangre) en sábanas, toallas y prendas de vestir de Rejas. La presencia de los mismos rastros advirtieron en la cabeza de un martillo que estaba en la casa de una de las hermanas del guardiacárcel. En cuanto al auto de Rejas, levantaron cabellos de los asientos y del baúl del vehículo, un Gol Trend rojo con vidrios polarizados.
Encuentro y discusión
Cuando Rejas tuvo la oportunidad de aclarar la situación, reconoció que esa noche estuvo con Avellaneda y el bebé, pero juró que no les había hecho daño. Dijo que discutieron porque la joven le adjudicaba la paternidad del niño con la intención de “arruinarle la vida” y que luego los dejó en el barrio 20 de Junio.
Como el celular del sospechoso también se apagó esa tarde y volvió a encenderse recién al día siguiente, los investigadores no pudieron captar la señal para saber dónde estuvo esa noche. Más tarde el guardiacárcel le aseguraría a un amigo que había salido a la ruta con destino a Monteros para encontrarse con una “amigovia”, pero que desistió en el camino y dio la vuelta a la altura de Famaillá.
La falta de claridad en esos testimonios incrementó las dudas de los investigadores, que el miércoles a la noche allanaron la casa de otra hermana de Rejas y arrestaron a la novia del imputado. La joven prestó declaración ayer a la mañana en la Fiscalía III° y luego se decidió que continúe detenida por el delito de encubrimiento agravado. Los investigadores sospechan que la joven tenía información sobre lo que habría hecho su pareja y la ocultó, pese a ser una empleada de una fuerza federal.
En cuanto a Rejas, está acusado de homicidio agravado por el vínculo, por mediar violencia de género y por alevosía en perjuicio de Avellaneda; del delito de homicidio agravado por alevosía con respecto al bebé; además de la privación ilegítima de la libertad de ambos.
De acuerdo al requerimiento de prisión preventiva, que fue elevado al Juzgado de Instrucción, la noche del 28 de octubre el guardiacárcel retuvo a la joven y al niño en su auto contra su voluntad, ejerciendo violencia física y psicológica sobre ella. “Aprovechando que se encontraban en una zona de escaso tráfico, de noche y a cargo de un menor, circunstancias que anulaban las posibilidades de la víctima de defenderse e incluso de huir del auto, con la finalidad de ponerle fin a la amenaza que representaban Avellaneda y la existencia del menor para su vida laboral y su relación con Ávila, actuando sobre seguro les quitó la vida a la joven y al niño de una manera o forma a determinar. Posteriormente, para encubrir su acción, Rejas trasladó los cuerpos de las víctimas en el baúl de su auto hasta un lugar todavía indeterminado y ocultó los cadáveres”, sostiene la acusación fiscal.
Avellaneda y su hijo fueron vistos por última vez el 28 de octubre cuando salieron de su casa para encontrarse con Rejas, a quien la joven le adjudicaba la paternidad del bebé. Según declaró una amiga de la víctima, Avellaneda le había pedido que la acompañara a ese encuentro, que iba a producirse en el parque 9 de Julio, pero que esta no pudo asistir. Luego aportó su teléfono celular como prueba de los mensajes que le envió Avellaneda momentos después, incluso algunos de audio, donde le contaba que el principal sospechoso la estaba golpeando. Acto seguido, su teléfono se apagó y no volvió a encenderse más.
De acuerdo a los testimonios recibidos en la Fiscalía de Instrucción de la III° Nominación, Avellaneda y el imputado se conocieron en un boliche, en 2014. Luego no habrían vuelto a verse ya que Rejas llevaba nueve años de noviazgo con Ávila. Sin embargo, Avellaneda habría intentado comunicarse varias veces con él para informarle que era el padre de su hijo, filiación que Rejas niega hasta la actualidad.
Una semana después de la desaparición de la joven y su hijo, se ordenó la detención de Rejas, quien es guardiacárcel del penal de Villa Urquiza y perito en Criminalística. La investigación avanzó con pericias al celular y al auto del sospechoso, además de allanamientos en su casa y en las viviendas de sus hermanas. De allí surgió que Rejas habría buscado información en Internet sobre cómo descomponer un cadáver y cómo limpiar el tapizado de un auto. Además, se encontraron conversaciones con un amigo policía del sospechoso que trabaja en el Centro de Monitoreo, a quien Rejas le preguntaba si funcionan las cámaras de seguridad de la zona del parque 9 de Julio.
En cuanto a los allanamientos, los peritos hallaron manchas pardo rojizas (todavía no se determinó si es sangre) en sábanas, toallas y prendas de vestir de Rejas. La presencia de los mismos rastros advirtieron en la cabeza de un martillo que estaba en la casa de una de las hermanas del guardiacárcel. En cuanto al auto de Rejas, levantaron cabellos de los asientos y del baúl del vehículo, un Gol Trend rojo con vidrios polarizados.
Encuentro y discusión
Cuando Rejas tuvo la oportunidad de aclarar la situación, reconoció que esa noche estuvo con Avellaneda y el bebé, pero juró que no les había hecho daño. Dijo que discutieron porque la joven le adjudicaba la paternidad del niño con la intención de “arruinarle la vida” y que luego los dejó en el barrio 20 de Junio.
Como el celular del sospechoso también se apagó esa tarde y volvió a encenderse recién al día siguiente, los investigadores no pudieron captar la señal para saber dónde estuvo esa noche. Más tarde el guardiacárcel le aseguraría a un amigo que había salido a la ruta con destino a Monteros para encontrarse con una “amigovia”, pero que desistió en el camino y dio la vuelta a la altura de Famaillá.
La falta de claridad en esos testimonios incrementó las dudas de los investigadores, que el miércoles a la noche allanaron la casa de otra hermana de Rejas y arrestaron a la novia del imputado. La joven prestó declaración ayer a la mañana en la Fiscalía III° y luego se decidió que continúe detenida por el delito de encubrimiento agravado. Los investigadores sospechan que la joven tenía información sobre lo que habría hecho su pareja y la ocultó, pese a ser una empleada de una fuerza federal.
En cuanto a Rejas, está acusado de homicidio agravado por el vínculo, por mediar violencia de género y por alevosía en perjuicio de Avellaneda; del delito de homicidio agravado por alevosía con respecto al bebé; además de la privación ilegítima de la libertad de ambos.
De acuerdo al requerimiento de prisión preventiva, que fue elevado al Juzgado de Instrucción, la noche del 28 de octubre el guardiacárcel retuvo a la joven y al niño en su auto contra su voluntad, ejerciendo violencia física y psicológica sobre ella. “Aprovechando que se encontraban en una zona de escaso tráfico, de noche y a cargo de un menor, circunstancias que anulaban las posibilidades de la víctima de defenderse e incluso de huir del auto, con la finalidad de ponerle fin a la amenaza que representaban Avellaneda y la existencia del menor para su vida laboral y su relación con Ávila, actuando sobre seguro les quitó la vida a la joven y al niño de una manera o forma a determinar. Posteriormente, para encubrir su acción, Rejas trasladó los cuerpos de las víctimas en el baúl de su auto hasta un lugar todavía indeterminado y ocultó los cadáveres”, sostiene la acusación fiscal.
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Milagros Avellaneda
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