Poco antes del redondo cumpleaños de Kirk Douglas, su nuera Catherine Zeta-Jones colgó en la red una fotografía familiar. En ella, el héroe de “Espartaco” aparece con el pelo canoso sentado a la mesa, mientras sus nietos Carys y Dylan lo besan en la mejilla, describe la agencia alemana de noticias DPA. Dos de sus hijos, Joel y Michael, y su esposa Catherine brillan ante la cámara. “Agradecida por tantas cosas”, escribió la actriz en Instagram en el reciente Día de Acción de Gracias de EEUU. En la imagen falta Peter, el tercero de los herederos vivos (Eric falleció en 2004).
Kirk Douglas, quien hoy cumple nada menos que 100 años, ha frenado un poco el ritmo. Hasta fhace cinco años, él y su esposa Anne Mars Buydens, de 97, ayudaban a repartir pavo entre las personas sin hogar en Los Ángeles en cada celebración festiva (por sus tareas humanitarias recibió varios reconocimientos oficiales y ha donado a distintas causas más de U$S 40 millones). Ahora, en cambio, rara vez se deja ver en público. Cuando el Congreso Judío Mundial lo homenajeó a mediados del mes pasado en Nueva York por su compromiso con la cultura judía, el premio lo recogió su hijo Michael como “un regalo de cumpleaños anticipado”.
Pero no hay que confundir ausencia en actos con estar aislado. Por el contrario, hoy habrá fiesta en lo de los Douglas, con 200 invitados (familiares y amigos) en Beverly Hills, pero será temprano. Todo está previsto para media tarde, aunque los médicos del actor lo autorizaron a beber un vaso de vodka para el brindis.
Hombre de varios amores, parece hacer serenado su corazón hace décadas. “Tuve la suerte de encontrar mi alma gemela hace 63 años y nuestro matrimonio es maravilloso; nuestras charlas de la hora dorada nocturna me han ayudado a sobrevivir a todo”, expresó en un texto que escribió para la revista Closer Weekly, con motivo de su centenario.
Poco antes, su hijo había contado en el programa de televisión británico The Jonathan Ross Show que al veterano actor le iba “absolutamente fenomenal” y que con la ayuda de su andador, “vuela”. Según declaró, se siente “súperorgulloso” de su padre, quien se crió en el seno de una humilde familia de inmigrantes ruso-judíos y trabajó duro para reunir un millonario patrimonio que ahora dona con fines sociales. Y tiene en sus manos un nuevo libro (es el doceavo de su producción literaria) basado en las cartas cruzó con su mujer.
A la hora de escribir, no se muerde la lengua. Es conocido su compromiso político liberal y sus inclinaciones de izquierda, producto de años de luchar contra diversos poderes. Nació en medio de la Primera Guerra Mundial; sufrió la gran depresión de 1929; estuvo en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial; presenció desde el nacimiento de la bomba atómica hasta la crisis financiera de 2008, pasando por eventos tan difímiles como la llegada del hombre a la Luna, la desaparición de la Unión Soviética, la derrota de EEUU en Vietnam y el ataque a las Torres Gemelas. Pero si algo lo marcó fue su enfrentamiento a la caza de brujas que encaró en los años 50 el senador Joseph McCarthy, una lucha contra los excesos que no cesa como lo demuestran hechos recientes.
En su blog en el diario The Huffington Post, el actor del irresistible hoyuelo en la barbilla advirtió a mediados de septiembre sobre las consecuencias que tendría para su país una eventual victoria de Donald Trump (republicano como McCarthy). En su artículo citaba un discurso de campaña contra la población inmigrante del entonces candidato. “Esos no son los valores americanos que luchamos por proteger durante la Segunda Guerra Mundial”, afirmó. Según la estrella de Hollywood, jamás había sentido tanto pánico ante un postulante a la Casa Blanca. Él mismo tenía 16 años cuando, en la Alemania de 1933, llegó al poder un hombre al que antes nadie había prestado atención, Adolf Hitler. “Lo consideraron un payaso que jamás podría engañar a un pueblo culto y civilizado con sus discursos nacionalistas y llenos de odio”, añadió.
Douglas sostenía que siempre se había sentido orgulloso de ser estadounidense y, en el tiempo que aún le quede por vivir, rezará para que esto no cambie.
El patriarca no tuvo unos comienzos fáciles. Su nombre de nacimiento es Issur Danielovich Demsky; se crió junto a seis hermanas en un barrio humilde de la ciudad industrial de Amsterdam, en Nueva York; empezó con trabajos de portero y de luchador en mercados, con los que financiaba sus estudios para poder entrar lo antes posible en una academia de actuación.
Tuvo suerte. Su ex compañera de clase, Lauren Bacall, quien ya había conseguido pequeños papeles para él en Broadway, lo recomendó a sus jefes en Hollywood. Y así fue como debutó en la piel del marido alcohólico de Barbara Stanwyck en 1946 (ya tenía 30 años) con “El extraño amor de Martha Ivers”, película que reivindica. Fue tan convincente que pronto siguieron nuevos protagónicos, como en “El zoo de cristal” o “Camino a la horca”. El desembarco implicó además cambiar de nombre por uno más simple y estadounidense: así nació su identidad artística.
Trabajó a las órdenes de grandes directores como Billy Wilder, Howard Hawks, Otto Preminger, Elia Kazan y Brian de Palma. Junto a su amigo Burt Lancaster compartió cartel siete veces, desde el drama “Al volver a la vida” hasta la comedia irónica “Dos tipos duros”.
En sus películas, mostró una predilección por los papeles de villano o de héroe sucio y atrevido, sin el glamour que rodeaban a otros de su generación. En tres ocasiones fue nominado al Oscar: por su papel de ambicioso boxeador en “El ídolo de barro”; como poderoso productor sin escrúpulos en “Cautivos del mal” y por su emotivo retrato del pintor Vincent Van Gogh en “Sed de vivir”. Pero la única estatuilla que obtuvo fue honorífica, otorgada por la Academia en 1996.
Su propio jefe
Al igual que muchos de sus héroes, nunca se amedrentó ante la presión de quienes estaban arriba de él, hasta que finalmente se convirtió en su propio jefe cuando creó su propia productora. La bautizó con el nombre de su madre, de origen ucraniano, Bryna. Para la superproducción de 1959 “Espartaco”, dirigida por Stanley Kubrick, contrató a Douglas Dalton Trumbo como guionista y lo hizo firmar con su propio nombre, aunque figuraba en la lista negra de artistas comunistas. Para él (campeón universitario de lucha libre) se reservó el papel del legendario líder de esclavos en esta carísima epopeya.
Junto a su hijo, compartió rodaje por primera vez en la comedia autobiográfica “Herencia de familia” (2003). La difícil relación de antaño, con Michel a la sombra de su famoso padre, había mejorado tiempo atrás y en el filme también participó su ex mujer Diana Dill (falleció en 2015). La pareja se separó cuando Joel y Michael aún eran niños. Desde 1954, está casado con Anne, una productora de origen alemán, con quien tuvo a sus otros dos hijos.
"Jamás triunfé haciendo de bueno"
VILLANOS DESPRECIABLES.- “Cada personaje que he interpretado tiene algo de mí. Me reservo a elegir papeles que me permitan interpretar algo que me emocione”, dijo en Berlín, cuando recibió el Oso de Oro a su trayectoria en 2001. Inmediatamente aclaró que jamás tuvo éxito cuando hizo de “bueno”. “En mi carrera he preferido personajes villanos, seres despreciables”, aseguró.
EL PAPEL DE VAN GOGH.- Cuando interpretó a Vincent Van Gogh en “Sed de vivir” (de 1956, con la que ganó uno de sus dos Globo de Oro), se involucró profundamente con la historia de vida del pintor impresionista. Visitó su casa, el cementerio y la institución para enfermos mentales donde estuvo internado. La identificación fue tal que le costó sacarse de encima a ese personaje.
SUS MUJERES.- Douglas solo ha tenido dos esposas con las que mantuvo largas relaciones (Diana, de quien se separó en 1951 tras ocho años de pareja porque le era infiel; y Anne, con quien vive desde 1954), pero también estuvo vinculado con las más guapas de su época, actrices muy bellas del Hollywood de los 40 y 50: Marlene Dietrich, Laurel Bacall, Lana Turner, Rita Hayworth, Gene Tierney, Mia Farrow, Ann Sothern, Joan Crawford y Faye Dunaway.
TRAGEDIAS.- Kirk Douglas ha sufrido tragedias y desastres a lo largo de los años. Su hijo Eric, también actor, murió por una combinación de alcohol y medicamentos a los 46 años, en 2004, después de años combatiendo sus adicciones y su nieto Cameron estuvo detenido por posesión de heroína y venta de anfetaminas. El propio artista centenario salvó su vida cuando su helicóptero chocó en 1991 con un avión en California, y en 1996 sufrió un derrame cerebral que le impide hablar correctamente, aunque se recuperó parcialmente.
DEFINICIONES.- “Hacer una película es crear una ilusión”; “He aprendido una cosa que quiero compartir con todos: nunca te rindas”; “Dar a los demás es un acto egoísta porque te hace sentir bien contigo mismo”, y “Si me ofrecieran rodar mi vida en una película, lo rechazaría”, son algunas de sus frases más famosas.