La “Naranja”necesita madurar

La “Naranja”necesita madurar

Tras perder con Buenos Aires en el la tercera fecha, el equipo padeció los últimos dos cotejos y se vio obligada a jugar un repechaje para no descender.

TAREA PARA LAS VACACIONES. Tucumán tiene material humano de sobra, pero debe ajustar varios aspectos para 2017. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ TAREA PARA LAS VACACIONES. Tucumán tiene material humano de sobra, pero debe ajustar varios aspectos para 2017. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ
06 Diciembre 2016
En principio, el Argentino es un torneo corto y trepidante, incluso a pesar de la cada vez más alarmante escasez de público que se observa en las tribunas. Sin embargo, para Tucumán resultó todo lo contrario: un camino espinoso y empinado, que parecía no tener fin. Desplazada de la pelea por el título tras perder con Buenos Aires en el la tercera fecha, la “Naranja” padeció los últimos dos cotejos y se vio obligada a jugar un repechaje para no descender en el que estuvo muy cerca de ser derrotada por bajar la guardia antes de tiempo. Para que un seleccionado con la riqueza individual del tucumano enfrente semejante destino, algo tiene que haber fallado. ¿Qué fue? Varias cosas.

Primero, transformar un grupo de jugadores en un equipo implica un tiempo de trabajo que el staff de entrenadores no tuvo. Esa, más que el desgaste físico, es la principal consecuencia de tener un Regional demasiado largo. La base de la “Naranja” se nutrió de jugadores pertenecientes a clubes que, entre torneo local y torneos nacionales, no tuvo ni un fin de semana de pausa desde principios de marzo.

En esas 35 semanas no hubo “ventanas” que el seleccionado pudiera utilizar para entrenamientos o amistosos que siempre son necesarios para saber dónde se está parado y qué tuercas hay que ajustar. Tucumán debió arreglarse con apenas cuatro sesiones previas al torneo, en medio de la semana y con baja intensidad para no recargar todavía más el físico del plantel. El resto del trabajo se hizo ya durante la competencia. ¿Se debería haber empezado con mayor antelación? Es posible, y quizás deba ser tomado en cuenta para los años venideros.

Por otro lado, y aunque no sea la principal razón, el desgaste físico es notorio a esta altura del año, independientemente de que Salta (cuyos jugadores disputan el mismo Regional que Tucumán) haya hecho una gran campaña. Los “Mayuatos” fueron mejores no por estar menos cansados, sino por jugar mejor y tener un equipo más asentado que el de Tucumán, que está en plena transición. Por ende, reformular el Regional para hacerlo más corto es una cuestión urgente para la URT. Y para la UAR también lo es replantear el formato de un Argentino que agoniza irremediablemente.

Por dentro

Tucumán fue siempre sinónimo de garra. Y a la “Naranja” modelo 2016 no le faltó actitud, pero sí otros atributos. El corazón solo no alcanza: también hay que tener una idea de juego y ejecutarla bien. Sea porque los entrenadores no supieron transmitirla, o porque los jugadores no lograron interpretarla (siempre considerando el escaso tiempo de trabajo), lo cierto es que por momentos Tucumán pareció no tenerla. Lo suyo se redujo a destellos de brillantez entre largos baches de instrascendencia y desconcierto.

El scrum, que siempre fue su bandera, se convirtió en un dolor de cabeza a causa de las nuevas reglas. No logró encontrarle la vuelta y sus pilares recibieron varias tarjetas por eso.

El line tampoco fue una garantía. Se notó falta de variantes y de comunicación, en algunos casos llamativa. Contra Rosario, de hecho, se perdieron casi todos los lanzamientos propios a la hilera. Y sin una buena obtención, todo lo demás se hace difícil.

Los arrestos individuales forman parte del juego. Cuando la situación lo pide, vale explotar el espacio en lugar de buscar el pase. Sin embargo, hay que tener cuidado con dónde se lo hace para no quedar expuesto. Y en varias ocasiones, se arriesgó sin necesidad dentro de las 22 propias, haciendo la personal en lugar de buscar al compañero o despejar con el pie.

Son errores comunes de los equipos jóvenes, como también lo es la incapacidad para cerrar partidos. Le pasó en el debut contra Cuyo, contra Buenos Aires y contra Noreste. A este último lo ganó, pero pidiendo la hora con tres puntos de ventaja, cuando pocos minutos antes se imponía por 24 de diferencia.

Esas intermitencias casi le cuestan la categoría. Tucumán necesita volver a ser un equipo más parejo y sostenido. Y ello también resulta aplicable a los nombres. Partido a partido, el número de cambios varió entre seis y ocho, algo que conspira contra el juego colectivo. Los entrenadores adujeron que la rotación apuntó a minimizar el impacto del desgaste a esta altura del año, lo cual es entendible, aunque no por ello deja de ser un inconveniente. Por eso, se insiste en la necesidad de un Regional un poco más corto.

De todos modos, no todas fueron pálidas. Aunque con altibajos, la defensa funcionó dentro de todo bien, y hubo momentos de juego bastante interesantes, aunque breves. Si se aprende de lo que salió más y se trabaja para corregirlo, Tucumán puede tener equipo para rato, porque tiene muchos jugadores jóvenes. Dicho de otra manera, la “Naranja” necesita tiempo para madurar.

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