28 Noviembre 2016
A mediados de octubre, una denuncia sobre acoso laboral (mobbing) sacudió las paredes del Rectorado de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Cuatro trabajadoras de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles denunciaron al funcionario de esa área, Sergio Aragón, por hostigamiento. Enviaron dos notas, una dirigida a la rectora, Alicia Bardón; y otra al gremio no docente, a cargo de Ángel Morales.
Luego de eso, tres mujeres fueron recibidas por la rectora, quien durante más de una hora escuchó los relatos. Al día siguiente, hablaron con el vicerrector, José García, por el mismo tema.
En una nota con fecha del 28 de octubre, las chicas remitieron al sindicalista Morales las conclusiones de esas charlas con las autoridades. En ese texto detallaron que no solo se trataba de acoso laboral, sino también sexual por parte del secretario, siempre según sus relatos. M.J. (siglas ficticias para resguardar su intimidad) contó en diálogo con LA GACETA que la frase que solía utilizar el funcionario es: “Si vos te portás bien conmigo, yo me voy a portar bien con vos”. Relató una vez que ingresó a la oficina del funcionario para entregarle parte de la recaudación del dinero del comedor universitario, y que en presencia de otros dos hombres que también trabajan en la universidad, éste -presuntamente- dijo: “¿está buena la flaca, no?”, mientras le palmeaba la cola y se reían los tres varones.
En la nota que presentaron ante el gremio el 28 de octubre y que luego Morales le remitió a la rectora el 1 de noviembre, mencionan que el secretario Aragón “realizó requerimientos de carácter sexual no consentidos por la persona afectada, amenazando su situación laboral y su integridad psíquica”. Y detallaron que esas conductas “no están limitadas a acercamientos o contactos físicos, sino que incluye propuestas verbales y por Whatsapp”. En esa misma nota de tres carillas, las mujeres manifestaron la sensación de “desamparo” que sintieron cuando le plantearon el tema a la rectora. “Creemos que la rectora debió adoptar medidas de resguardo necesarias respecto de los involucrados (...) obtuvimos una desagradable actitud de desamparo”, escribieron.
Por esta denuncia se abrió una investigación en Asuntos Jurídicos. El 15 de noviembre, el director, Augusto González Navarro, aconsejó el traslado “con carácter transitorio” de las mujeres a otras dependencias. “La presente medida se adoptaría a los efectos de garantizar el normal desarrollo del trámite y a la vez de resguardar la tranquilidad y armonía en dicho ámbito laboral, y sin que implique prejuzgamiento ni afectación alguna respecto de los funcionarios involucrados en la denuncia”, se lee.
Consultado por LA GACETA, Aragón negó nuevamente todas las acusaciones y dijo que lo lamentaba, porque siempre tuvo “muy buena relación con todo el personal en todos los años, incluidas las chicas que denunciaron esto”. Y agregó que la situación le duele tanto a él como a su familia.
La resolución del tema, según confirmó González Navarro, está en manos de la rectora, ya que se trata de un funcionario designado por ella en su gabinete.
Luego de eso, tres mujeres fueron recibidas por la rectora, quien durante más de una hora escuchó los relatos. Al día siguiente, hablaron con el vicerrector, José García, por el mismo tema.
En una nota con fecha del 28 de octubre, las chicas remitieron al sindicalista Morales las conclusiones de esas charlas con las autoridades. En ese texto detallaron que no solo se trataba de acoso laboral, sino también sexual por parte del secretario, siempre según sus relatos. M.J. (siglas ficticias para resguardar su intimidad) contó en diálogo con LA GACETA que la frase que solía utilizar el funcionario es: “Si vos te portás bien conmigo, yo me voy a portar bien con vos”. Relató una vez que ingresó a la oficina del funcionario para entregarle parte de la recaudación del dinero del comedor universitario, y que en presencia de otros dos hombres que también trabajan en la universidad, éste -presuntamente- dijo: “¿está buena la flaca, no?”, mientras le palmeaba la cola y se reían los tres varones.
En la nota que presentaron ante el gremio el 28 de octubre y que luego Morales le remitió a la rectora el 1 de noviembre, mencionan que el secretario Aragón “realizó requerimientos de carácter sexual no consentidos por la persona afectada, amenazando su situación laboral y su integridad psíquica”. Y detallaron que esas conductas “no están limitadas a acercamientos o contactos físicos, sino que incluye propuestas verbales y por Whatsapp”. En esa misma nota de tres carillas, las mujeres manifestaron la sensación de “desamparo” que sintieron cuando le plantearon el tema a la rectora. “Creemos que la rectora debió adoptar medidas de resguardo necesarias respecto de los involucrados (...) obtuvimos una desagradable actitud de desamparo”, escribieron.
Por esta denuncia se abrió una investigación en Asuntos Jurídicos. El 15 de noviembre, el director, Augusto González Navarro, aconsejó el traslado “con carácter transitorio” de las mujeres a otras dependencias. “La presente medida se adoptaría a los efectos de garantizar el normal desarrollo del trámite y a la vez de resguardar la tranquilidad y armonía en dicho ámbito laboral, y sin que implique prejuzgamiento ni afectación alguna respecto de los funcionarios involucrados en la denuncia”, se lee.
Consultado por LA GACETA, Aragón negó nuevamente todas las acusaciones y dijo que lo lamentaba, porque siempre tuvo “muy buena relación con todo el personal en todos los años, incluidas las chicas que denunciaron esto”. Y agregó que la situación le duele tanto a él como a su familia.
La resolución del tema, según confirmó González Navarro, está en manos de la rectora, ya que se trata de un funcionario designado por ella en su gabinete.
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