21 Noviembre 2016
Allanaron la casa del detenido por la desaparición de Milagros
Milagros Avellaneda y su hijo desaparecieron el 28 de octubre. Durante todo el fin de semana se realizaron rastrillajes, pero aún es un misterio su paradero Desde la Justicia se ordenó secuestrar varios elementos de la vivienda para analizarlos
Mientras varios equipos de la Policía buscan a Milagros de los Ángeles Avellaneda y a su pequeño hijo de menos de dos años, la Justicia ordenó allanar de forma sorpresiva la casa de la pareja del único detenido de esta causa.
Diez minutos antes de la medianoche del sábado, un equipo de la Policía llegó hasta la avenida Brígido Terán al 1.800, en la zona suroeste de la capital tucumana, y mostró una orden judicial de allanamiento y secuestro en la casa de la pareja del guardiacárcel de 30 años que se encuentra tras las rejas.
En el lugar habrían sido atendidos por la mujer, de 27 años, y por su hermana. Estas, al principio, se habrían negado a permitir el ingreso de los policías a su casa. Sin embargo, minutos después, dejaron que los efectivos entraran a realizar la medida. Si bien no se dio a conocer de forma oficial lo que la fuerza secuestró de allí, fuentes de la investigación deslizaron que serían teléfonos celulares, prendas de ropa y hasta dos automóviles. Todos los vehículos que se encuentran retenidos por la Justicia serán analizados por el estudio del luminol para detectar si allí hay sangre.
Este análisis dio positivo en el auto del único sospechoso. Además, allí encontraron cabellos largos que serán sometidos a un estudio para determinar si el material genético corresponde a Milagros.
Malas señales
Milagros y su bebé desaparecieron el 28 de octubre. Ese mismo día, su teléfono se apagó y ella jamás se comunicó con ninguno de sus familiares, ni siquiera el domingo 13, día en que su hijo mayor cumplía siete años. Sin embargo, antes de que se perdiera el rastro a su celular, la muchacha le envió un mensaje a una amiga donde le decía que estaba con el detenido y que este le estaba pegando trompadas. Luego le enviaba otro donde le decía que el presunto agresor se había cansado de lastimarla.
Todas esas señales, sumadas a la cantidad de tiempo que había pasado desde la desaparición, hicieron que desde la Justicia se temiera lo peor. Por eso, se ordenó a varias divisiones de la Policía -Delitos Contra las Personas, Trata de Personas, 911, Policía Lacustre y Grupo Cero- que rastrillaran las márgenes del Río Salí, y algunos campos en Alderetes y el sur de la capital. Según se explicó, se trata de terrenos muy grandes, a los que llegaron a través de un análisis del celular del acusado y de sus declaraciones. Los efectivos llevaron a cabo la tarea por tierra y aire -mediante el helicóptero del 911- pero durante el fin de semana no tuvieron novedades. Hoy, con la luz del día, seguirá la medida.
A contrarreloj
Su presencia del sospechoso es una de las grandes incógnitas, ya que nadie pudo explicar qué relación tenía con la muchacha. Algunas de las amigas más cercanas a ella dijeron que ambos se frecuentaban y deslizaron que él podría ser el padre del niño. Incluso hasta lo acusaron de violencia de género. Sin embargo, la familia de Milagros no sabía de la existencia del hombre hasta que se desató el caso.
Por lo que pudo saber LA GACETA, el principal acusado declaró dos veces y en ambas juró que no le había hecho daño ni a la joven ni al menor. Su esperanza es quedar libre el martes, ya que se vencen los 10 días de su detención. Desde la fiscalía nadie dijo oficialmente si se le pedirá la prisión preventiva, pero se cree que las dos pruebas (los audios de WhatsApp y la prueba del luminol en su auto) podrían inclinar la balanza en su contra.
Diez minutos antes de la medianoche del sábado, un equipo de la Policía llegó hasta la avenida Brígido Terán al 1.800, en la zona suroeste de la capital tucumana, y mostró una orden judicial de allanamiento y secuestro en la casa de la pareja del guardiacárcel de 30 años que se encuentra tras las rejas.
En el lugar habrían sido atendidos por la mujer, de 27 años, y por su hermana. Estas, al principio, se habrían negado a permitir el ingreso de los policías a su casa. Sin embargo, minutos después, dejaron que los efectivos entraran a realizar la medida. Si bien no se dio a conocer de forma oficial lo que la fuerza secuestró de allí, fuentes de la investigación deslizaron que serían teléfonos celulares, prendas de ropa y hasta dos automóviles. Todos los vehículos que se encuentran retenidos por la Justicia serán analizados por el estudio del luminol para detectar si allí hay sangre.
Este análisis dio positivo en el auto del único sospechoso. Además, allí encontraron cabellos largos que serán sometidos a un estudio para determinar si el material genético corresponde a Milagros.
Malas señales
Milagros y su bebé desaparecieron el 28 de octubre. Ese mismo día, su teléfono se apagó y ella jamás se comunicó con ninguno de sus familiares, ni siquiera el domingo 13, día en que su hijo mayor cumplía siete años. Sin embargo, antes de que se perdiera el rastro a su celular, la muchacha le envió un mensaje a una amiga donde le decía que estaba con el detenido y que este le estaba pegando trompadas. Luego le enviaba otro donde le decía que el presunto agresor se había cansado de lastimarla.
Todas esas señales, sumadas a la cantidad de tiempo que había pasado desde la desaparición, hicieron que desde la Justicia se temiera lo peor. Por eso, se ordenó a varias divisiones de la Policía -Delitos Contra las Personas, Trata de Personas, 911, Policía Lacustre y Grupo Cero- que rastrillaran las márgenes del Río Salí, y algunos campos en Alderetes y el sur de la capital. Según se explicó, se trata de terrenos muy grandes, a los que llegaron a través de un análisis del celular del acusado y de sus declaraciones. Los efectivos llevaron a cabo la tarea por tierra y aire -mediante el helicóptero del 911- pero durante el fin de semana no tuvieron novedades. Hoy, con la luz del día, seguirá la medida.
A contrarreloj
Su presencia del sospechoso es una de las grandes incógnitas, ya que nadie pudo explicar qué relación tenía con la muchacha. Algunas de las amigas más cercanas a ella dijeron que ambos se frecuentaban y deslizaron que él podría ser el padre del niño. Incluso hasta lo acusaron de violencia de género. Sin embargo, la familia de Milagros no sabía de la existencia del hombre hasta que se desató el caso.
Por lo que pudo saber LA GACETA, el principal acusado declaró dos veces y en ambas juró que no le había hecho daño ni a la joven ni al menor. Su esperanza es quedar libre el martes, ya que se vencen los 10 días de su detención. Desde la fiscalía nadie dijo oficialmente si se le pedirá la prisión preventiva, pero se cree que las dos pruebas (los audios de WhatsApp y la prueba del luminol en su auto) podrían inclinar la balanza en su contra.
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