“Fogwill te hace creer que sabe algo que vos no sabés”

“Fogwill te hace creer que sabe algo que vos no sabés”

El autor de Hacete hombre vuelve con Cómo ser malos, libro en el que se mete con Bolaño, Houellebecq, Cortázar y Fogwill, entre otros, con enfoques originales y miradas controvertidas.“En una única página de este volumen, para entendernos, el autor refuta tanto a Ricardo Piglia como a César Aira”, adelanta Jorge Carrión

DEFINICIÓN. En Borges “está siempre implícita la promesa de hacerte pasar un tiempo en compañía de una mente de infinita curiosidad”, dice Garcés. DEFINICIÓN. En Borges “está siempre implícita la promesa de hacerte pasar un tiempo en compañía de una mente de infinita curiosidad”, dice Garcés.
20 Noviembre 2016

Por Pablo Nardi - Para LA GACETA - Buenos Aires

El epígrafe de Cómo ser malos, el libro de ensayos de Gonzalo Garcés, dice así: “Eso es justamente lo que me pasa, soy vulgar. Nací en un pueblo donde la gente, cuando se indigna, vomita horrendas injurias, se desnuda gritando y se tira al río” (Abelardo Castillo). Garcés se considera un hombre sin las formalidades de la academia ni un criterio preestablecido. Sale a la espesura de los textos, a la selva, a ver con qué se encuentra. Hay algo de tirarse al río en criticar una idea de Ricardo Piglia, en señalar la parálisis de la crítica en la Argentina, en reprocharle a Cortázar su esnobismo o polemizar con las vanguardias.

- ¿A qué te referías al decir que no solo la vanguardia, sino todo buen escritor hace una crítica al valor que su época le otorga a las palabras?

- Una buena novela de trama no puede no hacer también ese trabajo sobre el lenguaje. ¿Lolita es una novela de trama? Absolutamente. Hay tantas intrigas como en una novela policial, pero la naturaleza de esas intrigas también fuerza a Nabokov a redefinir palabras como deseo, miedo, y hasta inventar alguna, como el término “nínfula”, que sería el diminutivo de ninfa. Así define Nabokov a Lolita porque no le alcanzan las palabras corrientes para definir al objeto del deseo de Humbert.

- En relación a Cortázar, escribís: “Mirame, miranos, somos los iniciados, los que estuvieron donde nadie estuvo. Hablar así y después decepcionar es exponerse al escarnio”. ¿Qué sería decepcionar?

- En Rayuela, Cortázar no deja de excitar nuestro esnobismo presentando a un personaje como Oliveira que está en París, está entre los iniciados, pero después las cosas que piensa y sabe son de tarjeta postal. No hay nada que le pase a Oliveira en París que vos no puedas saber desde Buenos Aires sin haber ido nunca. Ahí está la decepción. Te prometo que te voy a dar un conocimiento de iniciado, de alguien que estuvo ahí, y después te digo lo que ya te imaginabas.

- En Vivir afuera, de Fogwill, también hay personajes que te hacen sentir que ellos estaban iniciados en algo que uno no. ¿Fogwill también decepciona?

- No, porque Fogwill realmente te hace creer que sabe algo que vos no sabés. A veces no sé si Fogwill me está “cantando la posta” o si me está verseando. Porque Fogwill es ambiguo, hay momentos en los que habla del funcionamiento de un hotel en Las Vegas, cómo trabaja el personal de mantenimiento, dónde están los placards con las toallas y los baldes, y te da la sensación de que conoce. El otro Fogwill se parece al taxista que te dice dónde está la plata de Lázaro Baez y que solamente él lo sabe. Pero en general Fogwill de verdad me lleva a otro lugar. Cortázar, creo, nunca me dice algo que no sepa.

- Tomemos ese esquema, el de alguien que promete llevarte a un lugar. ¿Qué otros casos podés mencionar de alguien que cumple?

- Borges, sin duda.

- ¿Qué promete Borges?

- Es una buena pregunta. (Silencio largo.) Yo te diría que en la literatura de Borges está siempre implícita la promesa de hacerte pasar un tiempo en compañía de una mente de infinita curiosidad que va a descubrir algo, o no, pero en cualquier caso va a indagarlo con poderosas armas intelectuales y que algo va a pasar con eso. Es quizá una promesa bastante vaga, pero si leemos Tlön, Uqbar, Orbius Tertius, vemos a un hombre que dice con mucha naturalidad que conversa habitualmente con otro escritor, llamado Bioy Casares, acerca de cuestiones como los espejos y la cópula. Borges dice “Descubrí (en la alta noche ese descubrimiento es inevitable), que los espejos tienen algo monstruoso”. En la palabra “inevitable” hay una seducción. Si Borges dice que es inevitable, te está acercando a un pequeño mundo donde escritores hablan de esas cosas a altas horas de la noche y que ese es un ambiente al que podés acceder. Un mundo de infinita curiosidad intelectual donde las cosas pueden llegar a descubrirse. Creo que esa es la promesa de Borges. ¿Si la cumple? Vaya si la cumple.

© LA GACETA

PERFIL

Gonzalo Garcés nació en Buenos Aires, en 1974, y durante muchos años vivió en Francia. Estudió Letras modernas en la Sorbonne. Es autor de las novelas Diciembre, Los impacientes (Premio Biblioteca Breve), El futuro y El miedo. Es director de la editorial Galerna. Publicó artículos en medios como El País, La Nación, Clarín, El Mercurio, Reforma, Gatopardo y Perfil.

Publicidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios