16 Noviembre 2016
UNA AGONÍA. Ojeda muestra una foto de su hija, Milagros, y de su nieto. la gaceta / foto de hector peralta
“Mi vida dio un giro inmenso con esto”, explicó con lágrimas en los ojos Amalia del Jesús Ojeda a LA GACETA. Hace 19 días que no ve a su hija Milagros de los Ángeles Avellaneda -de 26 años- ni a su pequeño nieto de casi dos años. Pese a la profunda preocupación que le provocó saber que en el auto del único detenido por este caso encontraron sangre, la mujer se aferra a las esperanzas de que ambos estén con vida.
La muchacha salió de su casa el 28 de octubre con su hijo más chico -tiene otro, de siete años- y antes de traspasar la puerta, avisó que se iba a la casa de una amiga. Luego iría al supermercado que se encuentra en la Terminal de Ómnibus. Nunca volvió. Según creen los investigadores, esa noche estuvo con un guardiacárcel de 30 años, quien ahora se encuentra tras las rejas.
“¿Qué hiciste con ella?”
“La amiga a la que iba a ir a ver mi hija tenía un audio en su teléfono. Milagros le decía que este hombre le había pegado tres trompadas delante de mi nieto”, relató Ojeda. El momento fue de suma confusión para la familia, ya que nadie conocía al agresor. “No era su pareja. Sólo sé que se conocieron en 2014 pero a mi casa no vino nunca. Según dicen, podría ser el padre de la criatura, pero eso nosotros no lo sabemos”, añadió.
Presa de la desesperación, Ojeda llamó a la amiga de su hija y ambas fueron hasta la casa del supuesto agresor. Primero los atendieron los padres de este. Luego salió él y les juró que había visto por última vez a Milagros dos meses antes. “‘Necesito que me digas qué hiciste con ella’, le exigí, pero él no nos dijo nada”, sollozó Ojeda. De allí se fue directamente a la comisaría 11°. Según ella, allí no le quisieron recibir la denuncia. “Decían que se trataba de una persona mayor, que ya iba a volver, pero aún si así fuera, estaba mi nieto en el medio. Y mi hija nunca hizo algo así. Después lo vi al padre del agresor de mi hija en esa seccional. Quería hablar con el comisario. Se trata de un ex policía, no sé qué relación tendrá con los efectivos de ahí”.
La causa recayó el 3 de noviembre en la fiscalía III°, a cargo de María del Carmen Reuter. La fiscala explicó a LA GACETA que, desde ese momento se está trabajando muy duro en este caso. “Inmediatamente se realizaron varias medidas de investigación, y al otro día se detuvo al sospechoso, que estaría comprometido”, dijo. El caso cayó con tanto peso en Tribunales que el ministro fiscal Edmundo Jiménez puso a disposición al Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) y pidió al gobernador, Juan Manzur, que ofrezca una recompensa para cualquiera que pueda dar datos del paradero de la joven y de su hijo.
Pese a que todos en la Justicia rezan para que estén vivos -la causa los conmovió especialmente por el bebé- y que el hecho está caratulado como “desaparición de personas”, es investigado como un caso de violencia de género y posible femicidio. Según Reuter, en el auto del detenido -un VW Gol Trend- encontraron signos de violencia. El hermano de Milagros, José Avellaneda, fue más específico: “había cabello largo y corto, y sangre”. El joven, quien dijo confiar en la Justicia y agradeció a todos los que están intentando resolver el caso, fue asaltado el jueves. Según creen, podrían haber querido amedrentarlo. Incluso, el ministro fiscal les ofreció custodia policial.
“Se analizaron los teléfonos con un software, se hicieron múltiples allanamientos para encontrar evidencias, secuestramos el auto e hicimos pruebas bioquímicas. Los estamos buscando”, indicó el jefe del ECIF, Sebastián Tula. Además, hay un equipo de la división Delitos Contra las Personas, a cargo de Marcelo Sallas, abocado solamente a descifrar adónde están.
Un triste cumpleaños
El domingo, el hijo más grande de la muchacha desaparecida cumplió siete años. “Las madres del jardín le organizaron un festejo en la escuela pero no estuvo con su mamá. Ella vive para sus hijos. Sólo quiero que estén con vida, es el deseo de toda mi familia”, imploró su madre.
La muchacha salió de su casa el 28 de octubre con su hijo más chico -tiene otro, de siete años- y antes de traspasar la puerta, avisó que se iba a la casa de una amiga. Luego iría al supermercado que se encuentra en la Terminal de Ómnibus. Nunca volvió. Según creen los investigadores, esa noche estuvo con un guardiacárcel de 30 años, quien ahora se encuentra tras las rejas.
“¿Qué hiciste con ella?”
“La amiga a la que iba a ir a ver mi hija tenía un audio en su teléfono. Milagros le decía que este hombre le había pegado tres trompadas delante de mi nieto”, relató Ojeda. El momento fue de suma confusión para la familia, ya que nadie conocía al agresor. “No era su pareja. Sólo sé que se conocieron en 2014 pero a mi casa no vino nunca. Según dicen, podría ser el padre de la criatura, pero eso nosotros no lo sabemos”, añadió.
Presa de la desesperación, Ojeda llamó a la amiga de su hija y ambas fueron hasta la casa del supuesto agresor. Primero los atendieron los padres de este. Luego salió él y les juró que había visto por última vez a Milagros dos meses antes. “‘Necesito que me digas qué hiciste con ella’, le exigí, pero él no nos dijo nada”, sollozó Ojeda. De allí se fue directamente a la comisaría 11°. Según ella, allí no le quisieron recibir la denuncia. “Decían que se trataba de una persona mayor, que ya iba a volver, pero aún si así fuera, estaba mi nieto en el medio. Y mi hija nunca hizo algo así. Después lo vi al padre del agresor de mi hija en esa seccional. Quería hablar con el comisario. Se trata de un ex policía, no sé qué relación tendrá con los efectivos de ahí”.
La causa recayó el 3 de noviembre en la fiscalía III°, a cargo de María del Carmen Reuter. La fiscala explicó a LA GACETA que, desde ese momento se está trabajando muy duro en este caso. “Inmediatamente se realizaron varias medidas de investigación, y al otro día se detuvo al sospechoso, que estaría comprometido”, dijo. El caso cayó con tanto peso en Tribunales que el ministro fiscal Edmundo Jiménez puso a disposición al Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) y pidió al gobernador, Juan Manzur, que ofrezca una recompensa para cualquiera que pueda dar datos del paradero de la joven y de su hijo.
Pese a que todos en la Justicia rezan para que estén vivos -la causa los conmovió especialmente por el bebé- y que el hecho está caratulado como “desaparición de personas”, es investigado como un caso de violencia de género y posible femicidio. Según Reuter, en el auto del detenido -un VW Gol Trend- encontraron signos de violencia. El hermano de Milagros, José Avellaneda, fue más específico: “había cabello largo y corto, y sangre”. El joven, quien dijo confiar en la Justicia y agradeció a todos los que están intentando resolver el caso, fue asaltado el jueves. Según creen, podrían haber querido amedrentarlo. Incluso, el ministro fiscal les ofreció custodia policial.
“Se analizaron los teléfonos con un software, se hicieron múltiples allanamientos para encontrar evidencias, secuestramos el auto e hicimos pruebas bioquímicas. Los estamos buscando”, indicó el jefe del ECIF, Sebastián Tula. Además, hay un equipo de la división Delitos Contra las Personas, a cargo de Marcelo Sallas, abocado solamente a descifrar adónde están.
Un triste cumpleaños
El domingo, el hijo más grande de la muchacha desaparecida cumplió siete años. “Las madres del jardín le organizaron un festejo en la escuela pero no estuvo con su mamá. Ella vive para sus hijos. Sólo quiero que estén con vida, es el deseo de toda mi familia”, imploró su madre.
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Milagros Avellaneda