05 Noviembre 2016
1- Antes de que internet se convirtiera en una herramienta masiva de comunicación, y de que apareciera el fenómeno de las redes sociales y de los servicios de mensajería instantánea -como WhatsApp-, había pocos canales de comunicación para que un mensaje se propagara y para que generara un efecto de viralidad. Esteban Mulki, docente de Sistemas de Información I y II en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT, subrayó: “antes de la web 2.0, que ofrece a los usuarios herramientas para compartir información, para que un mensaje se viralizara se requería un gran esfuerzo”.
2- Con la consolidación de la web 2.0, que se caracteriza por permitir a los usuarios interactuar entre sí y colaborar como creadores de contenidos en comunidades virtuales, los mensajes que circulan por las plataformas digitales se amplifican hasta convertirse en virales, sin importar la veracidad ni el origen de esos contenidos. “Esta es una característica fundamental de las redes sociales. El problema es que los usuarios no verifican lo que reciben. Además, lo comparten. Y esta es una dificultad muy grande, porque se genera una bola de nieve imparable. A tal punto es de grave que Google (el buscador más grande de la web) anunció la creación de una herramienta para verificar noticias y contenidos”, comentó el experto.
3- Más allá del poder de amplificación de mensajes y de contenidos, el problema más serio es que los usuarios no tienen herramientas para verificar la veracidad de los contenidos que reciben en las redes sociales o en las aplicaciones de mensajería, por más que quieran hacerlo. “Tanto en Facebook, como en Twitter o en WhatsApp es muy difícil verficar la veracidad de los contenidos porque nadie sabe dónde arrancan las cadenas de mensajes”, analizó Mulki. Por este motivo propuso que, antes de compartir un contenido y de amplificarlo, el usuario debe tomarse un tiempo y no replicarlo de manera automática.
4- Por otro lado, Mulki advirtió que, en general, las personas, más allá de que utilicen o no redes sociales o plataformas de mensajería, siempre buscan validar las cosas en las que creen. “Entonces, si alguien está convencido de que las cosas funcionan mal, compartirá mensajes que reflejen eso”, recalcó. Y sobre este punto, el experto puso como ejemplo lo que pasó con los mensajes que circularon en las redes sobre el anegamiento del nuevo túnel de la calle Córdoba. “Se viralizó una foto con el túnel inundado, que después se comprobó que no era real”, recordó.
5- Mulki aconsejó no repetir contenidos sin conocer el verdadero origen, y recomendó mantener una actitud crítica ante lo que se recibe en los perfiles de las redes sociales. “Es propio de estas herramientas de interacción la necesidad de compartir información. Y esto ahora se trasladó a WhatsApp que, tradicionalmente no es una red social, pero tiene un nivel muy alto de impacto. Es muy fácil apretar dos botones y mandarlo a los contactos”, observó.
6- Las redes sociales amplifican el boca en boca. Mulki afirmó que, en general, se prefiere compartir con mucha gente las cosas o las noticias malas antes que las buenas. “Hay estadísticas sobre esto. Lo negativo siempre circula más rápido. Los usuarios de redes sociales reflejan un comportamiento de ‘indignado” con la realidad. Y esto es muy peligroso porque no se verifica la información y aporta a una psicosis colectiva”, cuestionó.
7- El desafío de los usuarios de plataformas de interacción social es, sin dudas, chequear lo que reciben antes de divulgarlo. Pero este esfuerzo no es fácil en plataformas de mensajería instantánea, como WhatsApp. “Sí se puede hacer en herramientas como Twitter, porque permite hacer búsquedas y saber de dónde vienen los mensajes. Sin embargo, son muy pocos usuarios los que se toman este trabajo. Hay que dudar y tener un pensamiento crítico para no compartir de manera automática”, recomendó el especialista.
2- Con la consolidación de la web 2.0, que se caracteriza por permitir a los usuarios interactuar entre sí y colaborar como creadores de contenidos en comunidades virtuales, los mensajes que circulan por las plataformas digitales se amplifican hasta convertirse en virales, sin importar la veracidad ni el origen de esos contenidos. “Esta es una característica fundamental de las redes sociales. El problema es que los usuarios no verifican lo que reciben. Además, lo comparten. Y esta es una dificultad muy grande, porque se genera una bola de nieve imparable. A tal punto es de grave que Google (el buscador más grande de la web) anunció la creación de una herramienta para verificar noticias y contenidos”, comentó el experto.
3- Más allá del poder de amplificación de mensajes y de contenidos, el problema más serio es que los usuarios no tienen herramientas para verificar la veracidad de los contenidos que reciben en las redes sociales o en las aplicaciones de mensajería, por más que quieran hacerlo. “Tanto en Facebook, como en Twitter o en WhatsApp es muy difícil verficar la veracidad de los contenidos porque nadie sabe dónde arrancan las cadenas de mensajes”, analizó Mulki. Por este motivo propuso que, antes de compartir un contenido y de amplificarlo, el usuario debe tomarse un tiempo y no replicarlo de manera automática.
4- Por otro lado, Mulki advirtió que, en general, las personas, más allá de que utilicen o no redes sociales o plataformas de mensajería, siempre buscan validar las cosas en las que creen. “Entonces, si alguien está convencido de que las cosas funcionan mal, compartirá mensajes que reflejen eso”, recalcó. Y sobre este punto, el experto puso como ejemplo lo que pasó con los mensajes que circularon en las redes sobre el anegamiento del nuevo túnel de la calle Córdoba. “Se viralizó una foto con el túnel inundado, que después se comprobó que no era real”, recordó.
5- Mulki aconsejó no repetir contenidos sin conocer el verdadero origen, y recomendó mantener una actitud crítica ante lo que se recibe en los perfiles de las redes sociales. “Es propio de estas herramientas de interacción la necesidad de compartir información. Y esto ahora se trasladó a WhatsApp que, tradicionalmente no es una red social, pero tiene un nivel muy alto de impacto. Es muy fácil apretar dos botones y mandarlo a los contactos”, observó.
6- Las redes sociales amplifican el boca en boca. Mulki afirmó que, en general, se prefiere compartir con mucha gente las cosas o las noticias malas antes que las buenas. “Hay estadísticas sobre esto. Lo negativo siempre circula más rápido. Los usuarios de redes sociales reflejan un comportamiento de ‘indignado” con la realidad. Y esto es muy peligroso porque no se verifica la información y aporta a una psicosis colectiva”, cuestionó.
7- El desafío de los usuarios de plataformas de interacción social es, sin dudas, chequear lo que reciben antes de divulgarlo. Pero este esfuerzo no es fácil en plataformas de mensajería instantánea, como WhatsApp. “Sí se puede hacer en herramientas como Twitter, porque permite hacer búsquedas y saber de dónde vienen los mensajes. Sin embargo, son muy pocos usuarios los que se toman este trabajo. Hay que dudar y tener un pensamiento crítico para no compartir de manera automática”, recomendó el especialista.