“Barranca abajo” llega a la capital desde el interior

El Teatro Estable recorrió distintas ciudades y hoy estrenará la famosa obra en esta ciudad. Una puesta alejada del costumbrismo gauchesco.

UN CLÁSICO NO PIERDE VIGENCIA. El director Rafael Nofal lamentó que exista un prejuicio en desmedro de la obra de Florencio Sánchez. Ente Cultural de Tucumán.- UN CLÁSICO NO PIERDE VIGENCIA. El director Rafael Nofal lamentó que exista un prejuicio en desmedro de la obra de Florencio Sánchez. Ente Cultural de Tucumán.-
04 Noviembre 2016
Una familia se destruye por el individualismo, los engaños, el egoísmo y las ambiciones personales. El retrato que el uruguayo Florencio Sánchez hizo de las miserias humanas ante una situación de crisis lleva el elocuente título de “Barranca abajo”, el texto que está representando el Teatro Estable de la Provincia.

La obra se estrenó el 26 de abril de 1905, y se transformó en uno de los grandes dramas clásicos del teatro rioplatense casi de inmediato. Esta noche llega, a las 22, a la sala Caviglia (San Martín 251), luego de un exitoso ciclo por el interior de la provincia.

El elenco está integrado por Jorge García (Don Zoilo), Susana Santos (Doña Dolores), Daniela Canseco (Rudecinda), Jessica Carrizo (Prudencia), Alejandra Páez Salas (Robustiana), Daniela Villalba (Martiniana), Mariano Juri (Aniceto) y Sergio Domíngez (Juan Luis), con dirección de Rafael Nofal, que trabajó una puesta alejada del costumbrismo gauchesco habitual. “Está etiquetada como un drama rural, pero si profundizamos en su lectura, encontramos la estructura de la tragedia clásica. Es el gran clásico del teatro nacional, una gran obra que es escasamente representada porque prima el prejuicio de ser considerada solo como teatro gauchesco y poco actual”, advierte Nofal en diálogo con LA GACETA.

- ¿Cuál es su vigencia en este momento de crisis social y económica?

- La obra pivotea sobre dos temas: el de la pérdida de los valores básicos que destruyen la estructura familiar, y el otro, absolutamente actual, que es el de la apropiación de la tierra de los campesinos que la tienen por la posesión histórica por parte de los terratenientes. Eso está pasando ahora en varias provincias del norte, con el avance de los productores sojeros sobre los dueños de tierras que carecen de escrituras que certifiquen que son sus propietarios y que las vienen heredando de generación en generación.

- ¿Qué significó comenzar por el interior?

- Estrenar fuera de la capital fue histórico, nunca se hizo con el elenco oficial. Fue una experiencia absolutamente enriquecedora para todos, tanto para los técnicos del Ente Cultural que a veces tuvieron que inventar un teatro en un salón de fiestas o lidiar con bajas de tensión eléctrica y otras veces se encontraron con salas magníficas como en Lules o Concepción; y también para los actores que en cada función se enfrentaban a un espacio y a un público distinto, a veces vistiéndose y maquillándose en espacios mínimos o en buenos camarines. En todos latía la sensación de que estábamos haciendo un teatro mas inclusivo. También fue rico para los funcionarios de cada localidad a la que llegamos, en el sentido de que se recupera la gimnasia de la convocatoria del público y de ver cuáles son las condiciones mínimas con las que deben contar sus salas. Este esfuerzo no puede ser aislado, debe convertirse en un ejercicio continuo para recuperar y mantener el público teatral del interior. Cada producto del Teatro Estable debe recorrer la provincia y las provincias del NOA si quiere seguir considerándose como la capital cultural de la región.

- ¿Es un territorio olvidado por los teatristas?

- No sé si olvidado, pero sí poco atendido. Ir a cada localidad del interior ayuda a potenciar el esforzado trabajo que hacen los teatristas de cada ciudad o pueblo del interior, que es muy difícil de sostener en lugares en los que con dos funciones agotás el público, luego de haber ensayado meses. Es poco gratificante para los teatristas de esas pequeñas ciudades.

- ¿Qué les falta para desarrollarse?

- Faltan docentes que ayuden a mejorar sus productos e incentivos para que los trabajadores de teatro del interior sientan que su labor es valorada. En el campo del Estado están las municipalidades locales, el Ente Cultural y el Instituto Nacional de Teatro. Si coordinaran entre estos tres organismos la actividad, no sería difícil organizar giras, equipar salas y promover intercambios.

- Sin embargo, se tuvo que postergar el Festival Lapacho, que reunía a elencos del interior e iba a regresar luego de varios años.

- Lo que ocurrió es lamentable. Ese festival es la posibilidad de encuentro de los elencos del interior, de intercambio de experiencias, de compartir dificultades y estrategias para superarlas. Tengo entendido que los teatristas estaban decididos a realizarlo. Sin dudas faltó la decisión política de apoyar a los esforzados trabajadores de la cultura del interior.

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