El Barrio Sur prepara terreno para reconvertirse

El Barrio Sur prepara terreno para reconvertirse

Cada casa que se queda sola espera un edificio en su futuro. La calle San Lorenzo, en una extensión de 14 cuadras, es la prueba de los cambios que está sufriendo la ciudad en la zona sur

El Barrio Sur prepara terreno para reconvertirse
31 Octubre 2016
En las 14 cuadras que van desde las avenidas Sáenz Peña hasta la Alem, la calle San Lorenzo se muestra como el ejemplo más gráfico del cambio que está sufriendo -o viviendo- Barrio Sur. En cada una de esas cuadras se ven casas deshabitadas, en venta, en alquiler, abandonadas o en plena demolición. La San Lorenzo es un botón de muestra de lo que parece ser el destino próximo del barrio de los adoquines, de los estudiantes, de los pasajes y de los abogados: Barrio Sur comienza a crecer en altura, en movimiento comercial y también en el perfil de sus habitantes.

Los motivos son múltiples: los vecinos se están poniendo grandes y venden las casonas para quedarse en la seguridad de un departamento más céntrico, los desarrollistas inmobiliarios apuntan al sur porque los terrenos son hasta un 20% más baratos que en Barrio Norte, donde además comienza a escasear la oferta de predios aptos para constuir edificios; y, paralelamente al crecimiento en altura, hubo una mejora significativa en los espacios públicos y en la actividad comercial de la zona.

San Lorenzo primera cuadra: dos casas con las puertas tapiadas y una en demolición. San Lorenzo al 100: una vivienda desocupada, viniéndose abajo, al igual que en las dos cuadras siguientes. Al 400, una casa en alquiler y otra en venta. Al 500, una imponente casa de principios de siglo, dividida en varias unidades, luce un cartel de venta y, según sus vecinos, lleva varios años sin conseguir comprador, por un lado por el precio y por otro porque no sirve para construir un edificio. Y así, cuadra por cuadra hasta llegar al 1.300, se puede ir enumerando cómo una de las calles emblemáticas de Barrio Sur se va quedando sin los viejos vecinos.

Las razones

“La explicación es muy sencilla: nos estamos muriendo”, simplifica Nelly Taddei, una vecina de San Lorenzo al 1.000, con toda franqueza y naturalidad. “Los vecinos se han ido muriendo, otros se quedaron solos porque los hijos se casaron y optaron por irse a vivir a un departamento... Pero otros, como yo, no dejamos ni locos nuestras casas. A mí me encanta mi casa y el barrio, aunque esté cambiando mucho”, asevera la mujer, de 87 años, quien habita una casa construida en 1902 por sus abuelos.

Rápidamente comienza a enumerar las familias que poblaron la San Lorenzo al 1.000: los Estrella, los Tanca, Alderete Robín, Díaz Romero, Orphée, los Zárate. Ella sabe qué hizo cada uno de ellos con sus casas: algunas se convirtieron en comercios, otras en edificios, dos de ellas en una concesionaria de autos. “Este ha dejado de ser el barrio de las familias que nos visitábamos casi todos los días, el barrio de conversar en la vereda. Quedamos pocos. Y en los edificios hay principalmente chicos jóvenes, estudiantes de la Universidad”, describe Nelly, sin ningún reproche por los cambios que está sufriendo -o viviendo- su amado Barrio Sur.

Nelly, sin embargo, conserva algunas viejas costumbres. Al lado de su casa vive Titina, una vecina que ha quedado sola pero que sin embargo no quiere mudarse. “A todos nos pasa lo mismo, los hijos insisten en que nos vayamos a un departamento, que vendamos las casa, pero no queremos. A mí me encanta mi casa”, dice Nelly. Con Titina se llaman por teléfono (fijo, por supuesto) y se tocan la puerta todos los días para saber si necesitan algo. “Han venido muchas veces a ofrecerme comprar la casa, sobre todo la gente que hace edificios, pero yo no tengo intención. Es caro mantenerla, se gasta mucho en servicios, pero esta es mi casa y este es mi barrio”, dice con firmeza, pero siempre con una sonrisa.

“El motivo principal de que se vean muchas casas deshabitadas o en venta en Barrio Sur es que en la zona norte está quedando muy poco, entonces la demanda se ha mudado al sur. En Barrio Norte se empiezan a demoler incluso casas relativamente nuevas para hacer edificios, porque no queda mucha oferta de terrenos aptos para edificios en altura”, explica Juan Manuel Ledesma, director de Catastro de la Municipalidad capitalina.

Por el momento para el municipio no significa un problema el número de bladíos que aparecen en Barrio Sur, sostuvo el funcionario. Más que baldío hay casas en mal estado de conservación y abandonadas, pero no amerita nuestra intervención a menos que pongan en riesgo la seguridad de los vecinos”, explicó.

Recuperación

Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana de la Municipalidad, sumó otro argumento al de Ledesma. “En los últimos años, buena parte de la inversión del municipio fue para la recuperación de los espacios públicos de Barrio Sur, entendiendo que la ciudad se seguirá desarrollando para ahí. Eso ha sido muy positivo para los vecinos de la zona, que acuden masivamente a la plaza San Martín y a la Belgrano, por ejemplo, y por supuesto también es beneficioso para el negocio inmobiliario, aunque este último no sea un objetivo específico de las intervenciones de la Municipalidad, es una respuesta que acarrean las mejoras en el barrio”, señaló.

Al menos tres motivos son los que explican el incesante movimiento inmobiliario de Barrio Sur, con mucha disponibilidad de propiedades a la venta o a punto de ser demolidas para construir edificios, según el análisis que hace Fernando Guzmán, presidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Tucumán. En una charla con LA GACETA, el dirigente mencionó las siguientes razones:

1. Hay un panorama de reactivación de la construcción para el año que viene, hay signos de que será una etapa de crecimiento y eso está alentando a que los desarrollistas compren propiedades para encarar nuevos proyectos.

2. Los precios de las propiedades son considerablemente menores que en Barrio Norte, entre un 15 y un 20% menos. Eso hace que los terrenos se vendan más fácilmente porque los desarrollistas luego pueden ofrecer mejores precios de venta. Además es una zona que se ha puesto vuelto muy atractiva y que está dando los primeros pasos para desarrollarse en una zona comercial, dejando atrás el perfil netamente residencial.

3. Es un barrio viejo que está viviendo el proceso natural de transformación que viven todas las zonas céntricas: la gente mayor se queda sola porque sus hijos se casan, entonces cambian las grandes casas por departamentos donde ganan en seguridad y esas casas viejas paulatinamente se reemplazan por edificios en altura. “También hay mucha gente que elige dejar el barrio porque comienza a tener demasiado movimiento para el que están acostumbrado, entonces buscan zonas más tranquilas”

Vía este-oeste

Respecto de la concentración del movimiento de compra, venta y construcción sobre la calle San Lorenzo, Guzmán explicó: “por un lado, se trata de una de las principales vías de conexión entre el este y el oeste de la ciudad, por lo que tiene muchísimo movimiento. Además, el crecimiento de las zonas suele darse como si se tratara de una ‘ola’. Esto quiere decir que por ahora ese desarrollo está concentrado en la San Lorenzo, más adelante le llegará el turno a Las Piedras y así sucesivamente”, finalizó.

A principio de este año Agustín Ferullo recibió en forma de pago una vivienda en San Lorenzo al 700, que actualmente está en venta. “Es un muy buen punto, pero está costando vender propiedades que no estén emplazadas en terrenos donde se puedan hacer edificios en altura. Esta casa está habitable, no necesita refacciones, pero aún así cuesta que aparezca un comprador que la quiera como vivienda o con fines comerciales”, contó el propietario, quien además trabaja en la inmobiliaria de la familia.

En movimiento

“Nos sorprende que a pesar de que la actividad inmobiliaria se haya frenado bastante, en Barrio Sur no esté pasando eso. Se ve mucho movimiento de compra y venta de propiedades; pero esas operatorias están casi siempre destinadas a la futura construcción de edificios. Es una zona que se está volviendo extremadamente comercial, pero todavía falta desarrollarla mucho en este sentido”, evaluó.

La propiedad que ofrecen tiene 6,5 metros de frente por 22 de fondo, a un precio de $ 2,35 millones. “Es un terreno que sí alcanza para construir un edificio, pero aparentemente no resulta redituable para los desarrolladores. Sí en cambio hay interesados con fines de vivienda o comerciales”, comentó.

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