24 Octubre 2016
PREOCUPADO. Cagna mira a sus dirigidos como intentando encontrarle una razón a una derrota tan dura en el sur. fotos de daniel feldman (especial para la gaceta)
PUERTO MADRYN (Por Marcelo Androetto, especial para LG Deportiva) A veces las palabras de un protagonista no coinciden con lo gestual, pero este no fue el caso. El rostro de Diego Cagna antes de abandonar el estadio Raúl Conti daba cuenta –precisamente- del duro porrazo sufrido por San Martín en Puerto Madryn. Y sus declaraciones, en tono pausado, dejaron idéntico mensaje: Guillermo Brown le dio al “Santo” un golpe en el mentón que lo dejó medio “groggy”, aunque todavía en pie y con ganas de seguir peleando.
“Es duro esto, estamos todos golpeados pero tenemos que seguir. ¿Cómo se revierte esta situación? Trabajando en la semana y ganando la próxima fecha. No fue un buen partido el nuestro”, admitió el entrenador a la salida del vestuario.
“El primer tiempo fue parejo, tuvimos una situación cada uno. En el segundo arrancamos mal, nos convierten los goles, nos quedamos con uno menos y después ya estábamos mal parados y terminamos siendo goleados”, describió.
Ante la consulta sobre si el 4-0 en contra fue excesivo teniendo en cuenta el trámite del partido, Cagna afirmó sin poner excusas: “No sé si el resultado fue exagerado. Después de la expulsión tratamos de ir a buscar el partido y descontar, y defendimos con menos atrás por lógica porque nos faltaban jugadores. No sé si debimos perder por uno, por dos o por cuatro goles, pero no hemos jugado bien”.
En relación a otros partidos en los que San Martín tampoco pudo sacar ventaja en el marcador en sus mejores momentos, y luego padeció en el arco propio, el técnico “santo” diferenció: “en este no merecimos irnos ganando al vestuario tras el primer tiempo como había pasado en otros partidos. Y en el segundo jugamos peor todavía. Por eso la derrota. No estuvimos en el mismo nivel que en partidos anteriores, eso influyó en el resultado final”.
“Es difícil explicar por qué no jugamos como lo veníamos haciendo, también es muy pronto para hacer un análisis, lo iremos haciendo en la semana y hablando con los jugadores a ver qué sintieron, y tratando de encontrarle una solución a esto”, añadió.
Antes de subirse al micro que conduciría al plantel a de Puerto Madryn a Trelew, Cagna afirmó con una mezcla de resignación y confianza: “Hay que seguir metiéndole”.
Con las ballenas de vecinas
La clave de wifi del estadio Raúl Conti empieza con el número 1945, que corresponde al año de fundación del modesto club Guillermo Brown, que en la actualidad mira a todos desde arriba en la B Nacional. La cancha, de tribunas bajas y con capacidad para 14.500 espectadores, se ubica a unas diez cuadras del mar, el mismo que por esta época del año es visitada por las famosas ballenas de la variedad franca austral.
Entre los mates y la barra brava
Solo unos 5.000 hinchas de “La Banda” presenciaron la goleada sobre San Martín. Muchos de ellos llegaron con el partido ya iniciado –quizá por causa de la tradicional siesta-, y miraron las acciones tomando mate en familia y con niños jugando en la parte baja, pegados al alambrado. Las dos facciones de la barra brava se ubicaron, como lo hacen habitualmente, en distintas tribunas y alentaron cada una a su manera.
El viento cruzado no perjudicó a nadie
El viento, como es costumbre, se hizo presente en la tarde de Puerto Madryn. Si bien fue constante, no adquirió demasiada fuerza y no benefició ni perjudicó a ninguno de los equipos, ya que atravesó el campo de juego a lo ancho y no a lo largo. En un día parcialmente nublado, la temperatura rondó los 20 grados al inicio del cotejo y sobre el final del mismo bajó a 18, en parte debido al viento llegado del mar.
“Es duro esto, estamos todos golpeados pero tenemos que seguir. ¿Cómo se revierte esta situación? Trabajando en la semana y ganando la próxima fecha. No fue un buen partido el nuestro”, admitió el entrenador a la salida del vestuario.
“El primer tiempo fue parejo, tuvimos una situación cada uno. En el segundo arrancamos mal, nos convierten los goles, nos quedamos con uno menos y después ya estábamos mal parados y terminamos siendo goleados”, describió.
Ante la consulta sobre si el 4-0 en contra fue excesivo teniendo en cuenta el trámite del partido, Cagna afirmó sin poner excusas: “No sé si el resultado fue exagerado. Después de la expulsión tratamos de ir a buscar el partido y descontar, y defendimos con menos atrás por lógica porque nos faltaban jugadores. No sé si debimos perder por uno, por dos o por cuatro goles, pero no hemos jugado bien”.
En relación a otros partidos en los que San Martín tampoco pudo sacar ventaja en el marcador en sus mejores momentos, y luego padeció en el arco propio, el técnico “santo” diferenció: “en este no merecimos irnos ganando al vestuario tras el primer tiempo como había pasado en otros partidos. Y en el segundo jugamos peor todavía. Por eso la derrota. No estuvimos en el mismo nivel que en partidos anteriores, eso influyó en el resultado final”.
“Es difícil explicar por qué no jugamos como lo veníamos haciendo, también es muy pronto para hacer un análisis, lo iremos haciendo en la semana y hablando con los jugadores a ver qué sintieron, y tratando de encontrarle una solución a esto”, añadió.
Antes de subirse al micro que conduciría al plantel a de Puerto Madryn a Trelew, Cagna afirmó con una mezcla de resignación y confianza: “Hay que seguir metiéndole”.
Con las ballenas de vecinas
La clave de wifi del estadio Raúl Conti empieza con el número 1945, que corresponde al año de fundación del modesto club Guillermo Brown, que en la actualidad mira a todos desde arriba en la B Nacional. La cancha, de tribunas bajas y con capacidad para 14.500 espectadores, se ubica a unas diez cuadras del mar, el mismo que por esta época del año es visitada por las famosas ballenas de la variedad franca austral.
Entre los mates y la barra brava
Solo unos 5.000 hinchas de “La Banda” presenciaron la goleada sobre San Martín. Muchos de ellos llegaron con el partido ya iniciado –quizá por causa de la tradicional siesta-, y miraron las acciones tomando mate en familia y con niños jugando en la parte baja, pegados al alambrado. Las dos facciones de la barra brava se ubicaron, como lo hacen habitualmente, en distintas tribunas y alentaron cada una a su manera.
El viento cruzado no perjudicó a nadie
El viento, como es costumbre, se hizo presente en la tarde de Puerto Madryn. Si bien fue constante, no adquirió demasiada fuerza y no benefició ni perjudicó a ninguno de los equipos, ya que atravesó el campo de juego a lo ancho y no a lo largo. En un día parcialmente nublado, la temperatura rondó los 20 grados al inicio del cotejo y sobre el final del mismo bajó a 18, en parte debido al viento llegado del mar.
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