16 Octubre 2016
El puente sobre el río Seco, a la altura de Cochamolle (Arcadia), fue arrasado por una furiosa creciente durante el verano de 2015. El tránsito por la ruta 324 (interpueblos) permaneció interrumpido en ese sector hasta septiembre pasado, cuando Vialidad de la Provincia (DPV) resolvió la situación de una manera polémica: rellenó con áridos los espacios que habían dejado los tres tramos del viaducto derribados por las aguas.
Sobre el terraplén levantado se reconstruyó la ruta con una capa asfáltica que se empalmó con el tramo que sobrevivió a la correntada. Actualmente, por allí se circula con normalidad. Sin embargo, el ancho del cauce se redujo, en ese sector, en un 70%. Así, el paso que tenía unos 120 metros de extensión quedó de unos 40 metros, aproximadamente.
Roberto Gómez, uno de los 200 vecinos de la zona de Cochamolle, distante un kilómetro hacia el sur de la localidad de Sargento Moya, puso el grito en el cielo al observar la obra. “Lo que hicieron nos va a traer muchos problemas. No creo que este trabajo sobreviva a una creciente. Y lo que es peor, el agua va a desbordar hacia donde vivimos nosotros. Esto quedó como un embudo”, se quejó.
“Cuanto menos, al terraplén lo hubieran protegido con gaviones. Tal como está, el agua lo va a socavar y lo hará desaparecer. Esta obra me parece muy precaria. Y esto se verá cuando comiencen a llegar las crecientes”, advirtió Gómez.
La vecina Leticia Ibarra también reaccionó con preocupación ante los trabajos que se hicieron en el río Seco. “Trabajaron hasta hace unos días. Se invirtieron muchas horas en una obra que no creo que dure mucho tiempo. Tendrían que haber reconstruido los tramos que destruyó la creciente y no hacer lo que hicieron -señaló-. El miedo es que el agua se nos venga encima. Nos inundamos cuando cayó el puente. Ahora el riesgo es peor”.
Otros puentes
El puente sobre el río Seco es uno de los tres que fueron derribados por las crecientes del verano de 2015. Los otros dos estaban ubicados sobre el río Jaya, en el acceso al Parque Nacional Los Alisos, y sobre el río San Ignacio, en Los Pizarro.
Este último cruce está sobre una ruta muy utilizada por la producción agrícola de la zona. Ninguna de estas estructuras fue reconstruida aún. El puente de la reserva ni siquiera había sido inaugurado formalmente cuando una creciente lo hizo trizas.
La construcción apenas sobrevivió dos años a las crecientes. “El nivel del puente era muy bajo y, además, los pilotes que lo sostenían eran huecos. Los que quedaron en pie se están desarmando solos. Fue una obra muy improvisada. Aquí todos sabíamos que no iba a durar mucho”, recordó Alberto Sarmiento, vecino de Piedra Grande.
Casi aislado
Durante el período que permaneció firme el puente, la cantidad de visitas al Parque Nacional creció de las 800 personas anuales a casi 10.000. Las proyecciones para este año superaban las 15.000 visitas. Pero sin puente la reserva quedó virtualmente aislada y son muy pocos los visitantes que llegan ahora hasta el lugar.
Daniel Vega, integrante de la intendencia del Parque Nacional Los Alisos, dijo que hay gestiones tendientes a lograr la reconstrucción del viaducto. Pero por ahora no hay nada concreto. Eso sí, admitió que es optimista respecto de las gestiones para 2017. “Hay señales que nos llevan a no perder las esperanzas de tener un paso seguro al parque”, dijo el guardaparque.
Lamento oficial
En la localidad de Los Pizarro, en tanto, el puente sobre el río San Ignacio tampoco tiene perspectivas de ser reconstruido, al menos por ahora.
“Parece que no es una obra muy prioritaria, porque el paso carretero carece de importancia en razón de que estamos cerca de la ruta 38. Esta última carretera es la que nos permite comunicarnos con los pueblos vecinos y nos permite sacar la producción de tabaco”, puntualizó Héctor Farfor, subcomisionado de la comuna de Los Pizarro.
Sobre el terraplén levantado se reconstruyó la ruta con una capa asfáltica que se empalmó con el tramo que sobrevivió a la correntada. Actualmente, por allí se circula con normalidad. Sin embargo, el ancho del cauce se redujo, en ese sector, en un 70%. Así, el paso que tenía unos 120 metros de extensión quedó de unos 40 metros, aproximadamente.
Roberto Gómez, uno de los 200 vecinos de la zona de Cochamolle, distante un kilómetro hacia el sur de la localidad de Sargento Moya, puso el grito en el cielo al observar la obra. “Lo que hicieron nos va a traer muchos problemas. No creo que este trabajo sobreviva a una creciente. Y lo que es peor, el agua va a desbordar hacia donde vivimos nosotros. Esto quedó como un embudo”, se quejó.
“Cuanto menos, al terraplén lo hubieran protegido con gaviones. Tal como está, el agua lo va a socavar y lo hará desaparecer. Esta obra me parece muy precaria. Y esto se verá cuando comiencen a llegar las crecientes”, advirtió Gómez.
La vecina Leticia Ibarra también reaccionó con preocupación ante los trabajos que se hicieron en el río Seco. “Trabajaron hasta hace unos días. Se invirtieron muchas horas en una obra que no creo que dure mucho tiempo. Tendrían que haber reconstruido los tramos que destruyó la creciente y no hacer lo que hicieron -señaló-. El miedo es que el agua se nos venga encima. Nos inundamos cuando cayó el puente. Ahora el riesgo es peor”.
Otros puentes
El puente sobre el río Seco es uno de los tres que fueron derribados por las crecientes del verano de 2015. Los otros dos estaban ubicados sobre el río Jaya, en el acceso al Parque Nacional Los Alisos, y sobre el río San Ignacio, en Los Pizarro.
Este último cruce está sobre una ruta muy utilizada por la producción agrícola de la zona. Ninguna de estas estructuras fue reconstruida aún. El puente de la reserva ni siquiera había sido inaugurado formalmente cuando una creciente lo hizo trizas.
La construcción apenas sobrevivió dos años a las crecientes. “El nivel del puente era muy bajo y, además, los pilotes que lo sostenían eran huecos. Los que quedaron en pie se están desarmando solos. Fue una obra muy improvisada. Aquí todos sabíamos que no iba a durar mucho”, recordó Alberto Sarmiento, vecino de Piedra Grande.
Casi aislado
Durante el período que permaneció firme el puente, la cantidad de visitas al Parque Nacional creció de las 800 personas anuales a casi 10.000. Las proyecciones para este año superaban las 15.000 visitas. Pero sin puente la reserva quedó virtualmente aislada y son muy pocos los visitantes que llegan ahora hasta el lugar.
Daniel Vega, integrante de la intendencia del Parque Nacional Los Alisos, dijo que hay gestiones tendientes a lograr la reconstrucción del viaducto. Pero por ahora no hay nada concreto. Eso sí, admitió que es optimista respecto de las gestiones para 2017. “Hay señales que nos llevan a no perder las esperanzas de tener un paso seguro al parque”, dijo el guardaparque.
Lamento oficial
En la localidad de Los Pizarro, en tanto, el puente sobre el río San Ignacio tampoco tiene perspectivas de ser reconstruido, al menos por ahora.
“Parece que no es una obra muy prioritaria, porque el paso carretero carece de importancia en razón de que estamos cerca de la ruta 38. Esta última carretera es la que nos permite comunicarnos con los pueblos vecinos y nos permite sacar la producción de tabaco”, puntualizó Héctor Farfor, subcomisionado de la comuna de Los Pizarro.
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