15 Octubre 2016
LA DEFENSA. Los organizadores del evento destacaron la importancia de conocer la problemática de las malezas en el NOA y la forma de enfrentarlas.
Se cumplió con éxito el objetivo del “Simposio sobre manejo de atacos y gramíneas resistentes a herbicidas” que organizamos, ya que participaron más de 350 productores y técnicos que pudieron evaluar la situación actual por la que transita la actividad, en cuanto a la problemática de las malezas, y que conozcan qué es lo que se viene haciendo desde las diferentes instituciones de investigación y las empresas de agroquímicos para enfrentar esta realidad, comentó Ignacio Olea, jefe de la Sección Malezas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) de Tucumán.
Dicho simposio se realizó en los predios de la Sociedad Rural de Tucumán (SRT) encabezado por el presidente de la entidad, José Ignacio Lobo; por el Director Técnico de la Eeaoc, Daniel Ploper y por Martín Marzett, referente principal de la Red de Conocimiento de Malezas Resistentes (REM) de Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa).
Años de combate
Hace más de dos décadas tuvimos que combatir a los atacos (A. hibridus) con las mismas armas químicas con las que contamos ahora, por lo que esa experiencia es útil ahora, manifestó Olea.
“En aquella época sabíamos que el manejo preventivo con herbicidas residuales era la mejor estrategia de manejo”, porque un período de lluvias o una sequía impedirían aplicarlos y los atacos superarían el tamaño óptimo para controlarlos, que no debe pasar de los 10 a 15 cm. Todavía se pretende pulverizar de la misma forma que se hacía con el glifosato, que es un producto muy translocable y plástico. “Ahora trabajamos con herbicidas que deben cubrir bien el objetivo y con toda la dosis, por lo que el tipo de pastillas, las condiciones de aplicación y el volumen de agua utilizado cobran mucha importancia”, observó.
La debilidad de los atacos radica en que su semilla no dura más de 4 a 5 años en el suelo, por lo que los buenos planes de manejo se justifican no solo por su efecto en el rendimiento de la campaña, sino en la reducción del banco de semillas, que debe ser el principal objetivo a perseguir. Por otra parte, son susceptibles a la sombra que produce el cultivo cuando cierra, a cuya proximidad debemos llegar sin que haya malezas emergidas.
Palmeri versus ataco
El Amaranthus palmeri se diferencia del “ataco común”, porque puede tener hasta dos camadas más y tardías.
Se dice que es más rápido para crecer y que puede hacerlo en condiciones de sequía extrema, capacidades que son comunes para ambos, cuando se mide en términos de la capacidad de reacción para su control en postemergencia, donde es frecuente que se llegue tarde y una buena parte de la población de malezas rebrote.
* Una parte importante y fundamental es el “Monitoreo”, para conocer qué especie de ataco tiene el lote y cuál es su resistencia.
* Otro aspecto importante es el “Manejo cultural”, que no me agrada nombrarlas por separado, sino integrarlas dentro del manejo y analizarlas en su factibilidad de realización. Los cultivos de cobertura necesitan ser desarrollados para que se generalicen, al igual que los efectos de las menores distancias y mayores follajes con factores como enfermedades y vuelcos. Quizás la medida más concreta es no cosechar las áreas invadidas, al menos en los primeros focos de la invasión.
Barbecho
Las dos especies de “atacos” son muy susceptibles a una variedad de herbicidas, pero su número va disminuyendo desde los que se pueden utilizar en el barbecho, donde se incluyen a los no selectivos, hasta los postemergentes son escasos y casi sin diversidad en sus modos de acción. “Al barbecho se debe llegar limpio. Ello ocurrirá si existió un cultivo invernal o se realizó un buen manejo en los barbechos anticipados”, opinó Olea.
En el “barbecho” son varios los herbicidas que se pueden utilizar. Nosotros venimos desarrollando la idea del “empleo de herbicidas residuales para el manejo de gramíneas resistentes a glifosato”. Ahora “se suman los atacos a estas poblaciones y entonces debemos pensar en mezclas que cubran todo el espectro” y en lo posible que puedan llegar con su residualidad hasta la siembra del cultivo. En el caso de barbechos específicos, el glifosato + 2,4-D en dosis altas es eficiente hasta los 7 cm, y desde allí hasta los 30 cm se debe agregar Carfentrazone, piraflufen o saflufenacil. “No descarto el empleo de herbicidas de contacto como el paraquat o la rastra de discos para terminar de limpiar un lote, pero al sembrar se debe llegar limpio, manteniendo esa condición hasta el cierre del cultivo”.
Dicho simposio se realizó en los predios de la Sociedad Rural de Tucumán (SRT) encabezado por el presidente de la entidad, José Ignacio Lobo; por el Director Técnico de la Eeaoc, Daniel Ploper y por Martín Marzett, referente principal de la Red de Conocimiento de Malezas Resistentes (REM) de Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa).
Años de combate
Hace más de dos décadas tuvimos que combatir a los atacos (A. hibridus) con las mismas armas químicas con las que contamos ahora, por lo que esa experiencia es útil ahora, manifestó Olea.
“En aquella época sabíamos que el manejo preventivo con herbicidas residuales era la mejor estrategia de manejo”, porque un período de lluvias o una sequía impedirían aplicarlos y los atacos superarían el tamaño óptimo para controlarlos, que no debe pasar de los 10 a 15 cm. Todavía se pretende pulverizar de la misma forma que se hacía con el glifosato, que es un producto muy translocable y plástico. “Ahora trabajamos con herbicidas que deben cubrir bien el objetivo y con toda la dosis, por lo que el tipo de pastillas, las condiciones de aplicación y el volumen de agua utilizado cobran mucha importancia”, observó.
La debilidad de los atacos radica en que su semilla no dura más de 4 a 5 años en el suelo, por lo que los buenos planes de manejo se justifican no solo por su efecto en el rendimiento de la campaña, sino en la reducción del banco de semillas, que debe ser el principal objetivo a perseguir. Por otra parte, son susceptibles a la sombra que produce el cultivo cuando cierra, a cuya proximidad debemos llegar sin que haya malezas emergidas.
Palmeri versus ataco
El Amaranthus palmeri se diferencia del “ataco común”, porque puede tener hasta dos camadas más y tardías.
Se dice que es más rápido para crecer y que puede hacerlo en condiciones de sequía extrema, capacidades que son comunes para ambos, cuando se mide en términos de la capacidad de reacción para su control en postemergencia, donde es frecuente que se llegue tarde y una buena parte de la población de malezas rebrote.
* Una parte importante y fundamental es el “Monitoreo”, para conocer qué especie de ataco tiene el lote y cuál es su resistencia.
* Otro aspecto importante es el “Manejo cultural”, que no me agrada nombrarlas por separado, sino integrarlas dentro del manejo y analizarlas en su factibilidad de realización. Los cultivos de cobertura necesitan ser desarrollados para que se generalicen, al igual que los efectos de las menores distancias y mayores follajes con factores como enfermedades y vuelcos. Quizás la medida más concreta es no cosechar las áreas invadidas, al menos en los primeros focos de la invasión.
Barbecho
Las dos especies de “atacos” son muy susceptibles a una variedad de herbicidas, pero su número va disminuyendo desde los que se pueden utilizar en el barbecho, donde se incluyen a los no selectivos, hasta los postemergentes son escasos y casi sin diversidad en sus modos de acción. “Al barbecho se debe llegar limpio. Ello ocurrirá si existió un cultivo invernal o se realizó un buen manejo en los barbechos anticipados”, opinó Olea.
En el “barbecho” son varios los herbicidas que se pueden utilizar. Nosotros venimos desarrollando la idea del “empleo de herbicidas residuales para el manejo de gramíneas resistentes a glifosato”. Ahora “se suman los atacos a estas poblaciones y entonces debemos pensar en mezclas que cubran todo el espectro” y en lo posible que puedan llegar con su residualidad hasta la siembra del cultivo. En el caso de barbechos específicos, el glifosato + 2,4-D en dosis altas es eficiente hasta los 7 cm, y desde allí hasta los 30 cm se debe agregar Carfentrazone, piraflufen o saflufenacil. “No descarto el empleo de herbicidas de contacto como el paraquat o la rastra de discos para terminar de limpiar un lote, pero al sembrar se debe llegar limpio, manteniendo esa condición hasta el cierre del cultivo”.