Las "pirañas" tienen múltiples víctimas: no sólo atacan a los automovilistas o a los motociclistas que circulan por determinadas zonas de la ciudad; en la autopista de Circunvalación, a la altura de La Costanera, también apuntan a los vecinos.
El tramo de la Circunvalación que va desde el puente Lucas Córdoba hasta el camino que va al aeropuerto parece una burla para los habitantes de la zona y para los conductores: la obra que arrancó en 2012 ¡y todavía no está terminada! El tránsito de la ruta es desviado por dos calles vecinales y el saldo de esta situación ha sido nada más y nada menos que varias muertes y mucha, pero mucha inseguridad.
La modalidad que emplean las "pirañas" en esta zona de la ciudad es similar a la que usan en otros lugares: les arrojaron piedras a los autos o colocan obstáculos en le camino para obligar a sus conductores a frenar; es entonces cuando los atacan en banda. Además, como explicaron los vecinos de la zona, la obra inconclusa de la autopista facilita estos delitos. “Se esconden bajo la ruta o esperan que los autos crucen para el otro lado y los atacan. Les roban todo lo que pueden”, aseguró Orlando, el dueño de un taller que funciona en esa zona.
Pero las "pirañas" no se conforman con los transúntes: los vecinos también se encuentran entre sus víctimas. “Cuando atacan, nos sacan lo que pueden: ropa de la soga, sillas que dejamos en la calle... Lo que lleguen a agarrar”, dijo Miguel Díaz. Según él, se trata siempre de adolescentes de entre 13 y 19 años. “A las 20 o 21 ya estamos adentro de casa y con candado. Tenemos mucho miedo, no sabemos lo que puede pasar”, afirmó María Giménez, quien vive hace más de 40 años en el mismo lugar.
¿Y la Policía?
Durante las tres horas que LA GACETA estuvo en la zona, se vio sólo un móvil de la Policía. Los habitantes del barrio aseguran que es raro ver agentes patrullando la zona. “Queremos policías. Queremos seguridad”, agregó Giménez.
Un dato llamativo es que, a pesar del tránsito vehicular intenso que recorre la calle que bordea La Costanera y la Alfredo Palacios (las dos arterias por las que se desvía el tránsito de la autopista cortada), las veredas están prácticamente vacías. Son pocos los "valientes" que se animan a caminar por ahí. Se debe a que la ola de robos y asaltos se produce durante todo el día.
Díaz contó que cada tanto, los vecinos se reúnen con jefes policiales para buscar alguna solución, pero los cambios nunca llegan: “nos dicen que van a hacer una cosa, pasa una semana y todo vuelve a estar como antes”.
“Vivimos enrejados, tenemos alarma vecinal, pero eso no cambia nada. Yo, por lo menos, teché hasta el patio de mi casa porque me entraban a robar por ahí", comentó este vecino.
LA GACETA fue a la seccional 11 de la Policía, que tiene jurisdicción en esa zona. Sus autoridades se limitaron a informar que "la cantidad de denuncias por robos no aumentó" y que ellos realizan tareas de prevención.