“El padre Juan se tiró para atrás, como pidiendo perdón”

“El padre Juan se tiró para atrás, como pidiendo perdón”

Un sacerdote presente en la reconstrucción de la muerte de Viroche interpretó cómo fue la tragedia, que por ahora se considera suicidio

FIELES. Los vecinos y allegados a Viroche siguieron las pericias a la distancia. la gaceta / fotos de héctor peralta FIELES. Los vecinos y allegados a Viroche siguieron las pericias a la distancia. la gaceta / fotos de héctor peralta
08 Octubre 2016

Mientras un grupo de fieles rezaba el rosario a 20 metros del templo que estaba cercado por el perímetro que había trazado la Policía, comenzaron a acercarse los curiosos al lugar en el que había muerto Juan Viroche. Según dijeron, jamás habían visto tanto despliegue policial en La Florida como el que hubo en los últimos días. Ayer, por ejemplo, varias horas antes de la reconstrucción de la muerte del sacerdote, al menos 10 patrullas y decenas de policías cortaron el tránsito de la avenida José María Landajo.

El fiscal Diego López Ávila llegó al lugar después de las 20 y no ingresó por la verja principal de la iglesia, sino que lo hizo por el estacionamiento del CAPS vecino. Algunos minutos después salió junto a una comitiva de unas 20 personas entre las que se encontraban policías locales, personal de Criminalística y hasta el jefe de la ex Brigada de Investigaciones, el comisario Luis Bacas. Caminaron por todo el frente de la parroquia e ingresaron al edificio por la puerta de un garage. Desde ese momento y por unas tres horas, se los perdió de vista. Los últimos en entrar fueron la hermana y la sobrina del sacerdote, ambas acompañadas por su abogado, José del Río. Este último, en diálogo con LA GACETA, opinó que “fue muy profesional el trabajo de todos, eficaz y serio. No hay nada que reprocharle ni a la fiscalía ni a Criminalística, fue todo muy transparente.” El letrado, junto a su colega Juan Andrés Robles, asumieron la querella durante la jornada de ayer.

Según comentaron fuentes de la investigación, la pericia estaba acordada para las 19 pero se demoró porque no habían logrado conseguir más temprano un muñeco que tuviera el peso y la altura del padre Viroche para realizar la reconstrucción. Finalmente no sólo consiguieron uno, sino que simularon la escena con dos muñecos.

Según pudo saber LA GACETA las instrucciones de López Ávila se dieron al principio de la medida en forma muy concreta. Una de las ordenes tácitas fue que nadie iba a trabajar apurado. Prueba de esto resultó la hora en que los peritos salieron del lugar, pasada la medianoche.

Adentro de la Iglesia

En cuanto a las medidas que se realizaron, una fuente explicó que “se pudo comprobar que hipotéticamente sería un suicidio. Por lo que pudimos ver en esta medida, el padre se habría tirado de espaldas. Un cura que participaba de la pericia nos ayudó a entender que fue una forma simbólica de pedir perdón el no haber visto al altar”. En reiteradas ocasiones, López Ávila y su equipo habían señalado que todos los indicios apuntaban hacia esa conclusión.

Gracias a la recorrida por el lugar, se pudo saber por cuál de todos los ingresos entró Viroche al salón, cómo subió y cómo su cuerpo se balanceó una vez que dio el paso mortal. Este dato se comprobó, no por morbosidad, sino para saber si el cuerpo había podido mover los bancos que aparecieron tirados y que muchos interpretaron como una señal de agresión. El primer muñeco se rompió por el peso. El segundo, movió los asientos con su movimiento pendular.

Los muñecos, por otro lado, otorgaron un grado mayor de certeza al estudio de la lesión que el hombre sufrió en la zona de su cuello. Este dato resulta fundamental para confirmar que la sangre que se vio en el piso de la capilla había sido expulsada por la boca y que no se trataba de otro tipo de herida.

Por último, se pudo saber que desde la fiscalía pidieron una autopsia psicológica para saber si el cura tenía una personalidad suicida. Se trata de una medida que ya se realizó cuando se investigaba la muerte del fiscal Alberto Nisman.


El fiscal sabrá resolver la causa
Aurora Díaz Argañaraz - Abogada
Lamento con profundidad la muerte del sacerdote desde el punto de vista de que era un hombre luchador. Las drogas son un problema que tiene más de 20 años y a esto hemos llegado. Esta es una opinión muy personal, pero creo que su muerte está ligada al narcomenudeo. Meterse en estas luchas tiene sus consecuencias. Esta es una investigación compleja porque no hay rastros visibles. Considero que el fiscal tiene una tarea muy difícil en sus manos, porque a la sociedad jamás se la conformará. Si es suicidio “está mal” y si es homicidio “está mal”. Es complejo pero no imposible probar si un suicidio fue inducido. Creo que Diego López Ávila va a saber resolver esta causa con inteligencia, con prudencia, con diligencia, con técnica. Confío en eso porque el fiscal ya logró llevar un poco de paz al caso Lebbos. Eso es lo que quisiera el padre Juan, tal vez. Un poco de paz para la sociedad.
Falencias en la investigación
Mónica Ibáñez - Abogada
Es un caso complejo, pero después de lo que pasó a nivel nacional con el caso del fiscal Nisman ya tendríamos que estar preparados para investigar los homicidios y lo que se denomina suicidios inducidos. En cuanto a la investigación, veo falencias desde el descubrimiento del cuerpo hasta la retirada del lugar y las manchas pardo rojizas que fueron encontradas por los lugareños. La preservación del lugar es muy deficiente. Cuando se descubrió al padre, tendrían que haber esperado a las autoridades pertinentes. Y no deberían haber arrojado resultados sobre la autopsia. Si hay un Jesucristo mutilado, habría que ver si tiene huellas. Si llegara a ser un suicidio inducido, no debería haber problemas para probarlo. Además, el  mismo monseñor Alfredo Zecca dijo que Viroche tenía una angustia, pero aún así esto no quiere decir que sus facultades mentales estaban alteradas, sino que habla de una tristeza. 
Es fundamental la autopsia
Bruno Lizárraga - Abogado
Es muy difícil probar durante una investigación que un suicidio fue inducido. Es un tema complejo y en el que hay que ser minucioso. Hay que indagar la escena del crimen, ahí se van a determinar las pautas para saber hacia adónde va la investigación, para saber si existe la posibilidad de un suicidio inducido, o bien si se trató de un homicidio o de un acto en el que alguien se quitó la vida sin que nadie lo obligara. A mí me llama la atención pensar que un cura haga esto, que para la Iglesia Católica es un pecado mortal, y más en la casa de Dios. Hay que entender que cuando una persona aparece ahorcada no necesariamente es un suicidio, se puede matar a alguien así. Para hacer esto se puede poner a las víctimas en un estado de disminución, con drogas o alcohol. Por eso es fundamental la autopsia y habría que esperar a ver qué dice ese estudio en forma definitiva.


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El fiscal sabrá resolver la causa

Aurora Díaz Argañaraz - Abogada

Lamento con profundidad la muerte del sacerdote desde el punto de vista de que era un hombre luchador. Las drogas son un problema que tiene más de 20 años y a esto hemos llegado. Esta es una opinión muy personal, pero creo que su muerte está ligada al narcomenudeo. Meterse en estas luchas tiene sus consecuencias. Esta es una investigación compleja porque no hay rastros visibles. Considero que el fiscal tiene una tarea muy difícil en sus manos, porque a la sociedad jamás se la conformará. Si es suicidio “está mal” y si es homicidio “está mal”. Es complejo pero no imposible probar si un suicidio fue inducido. Creo que Diego López Ávila va a saber resolver esta causa con inteligencia, con prudencia, con diligencia, con técnica. Confío en eso porque el fiscal ya logró llevar un poco de paz al caso Lebbos. Eso es lo que quisiera el padre Juan, tal vez. Un poco de paz para la sociedad.

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Falencias en la investigación

Mónica Ibáñez - Abogada

Es un caso complejo, pero después de lo que pasó a nivel nacional con el caso del fiscal Nisman ya tendríamos que estar preparados para investigar los homicidios y lo que se denomina suicidios inducidos. En cuanto a la investigación, veo falencias desde el descubrimiento del cuerpo hasta la retirada del lugar y las manchas pardo rojizas que fueron encontradas por los lugareños. La preservación del lugar es muy deficiente. Cuando se descubrió al padre, tendrían que haber esperado a las autoridades pertinentes. Y no deberían haber arrojado resultados sobre la autopsia. Si hay un Jesucristo mutilado, habría que ver si tiene huellas. Si llegara a ser un suicidio inducido, no debería haber problemas para probarlo. Además, el  mismo monseñor Alfredo Zecca dijo que Viroche tenía una angustia, pero aún así esto no quiere decir que sus facultades mentales estaban alteradas, sino que habla de una tristeza. 

Es fundamental la autopsia

Bruno Lizárraga - Abogado

Es muy difícil probar durante una investigación que un suicidio fue inducido. Es un tema complejo y en el que hay que ser minucioso. Hay que indagar la escena del crimen, ahí se van a determinar las pautas para saber hacia adónde va la investigación, para saber si existe la posibilidad de un suicidio inducido, o bien si se trató de un homicidio o de un acto en el que alguien se quitó la vida sin que nadie lo obligara. A mí me llama la atención pensar que un cura haga esto, que para la Iglesia Católica es un pecado mortal, y más en la casa de Dios. Hay que entender que cuando una persona aparece ahorcada no necesariamente es un suicidio, se puede matar a alguien así. Para hacer esto se puede poner a las víctimas en un estado de disminución, con drogas o alcohol. Por eso es fundamental la autopsia y habría que esperar a ver qué dice ese estudio en forma definitiva.

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