07 Octubre 2016
ACOMPAÑAMIENTO. Rostros de dolor en la multitud que despidió al cura.
Cientos de fieles acompañaron al padre Juan Viroche hasta el último segundo. Lo custodiaron con flores y lágrimas y lo despidieron pidiendo Justicia. Fue el último encuentro con el sacerdote, tras más de 24 horas de conmoción.
Los vecinos de La Florida, Delfín Gallo y de las localidades aledañas despidieron ayer los restos del padre Juan en el cementerio de Cevil Pozo y con una caravana de autos y motocicletas.
El féretro había salido de la capilla de Nuestra Señora del Carmen, donde se realizó el velatorio, envuelto en una bandera Papal y una de San Martín, club del que era fanático. Los restos del padre fueron llevados luego hasta la puerta de la parroquia Nuestra Señora del Valle, previa a la llegada al cementerio.
Entre el miedo y la bronca
“Pedimos justicia por nuestros hijos y nietos. No podemos salir a la calle. Tenemos que dormir ya con un ojo abierto y el otro cerrado”, criticó una mujer en la puerta del cementerio. La queja fue acompañada por todos los presentes, sin distinción de edad.
En medio del reclamo general y del sepelio, el padre Carlos Sánchez afirmó que la muerte del padre Juan es un “signo fuerte y llamativo”. “Nos toca. Su muerte es hacer pie en Jesús, en la roca sólida para seguir caminando y creciendo, y para reconocer un montón de miserias nuestras que tenemos que superar y crecer para poder disponernos al servicio de los demás cada día más”, enfatizó el sacerdote, ante la pregunta sobre si a partir de este hecho cambiará el trabajo de la iglesia.
¿Habrá un cambio interno en la Iglesia? “Venimos haciendo ese camino. Es despacioso, pero lo venimos haciendo, especialmente en las zonas vulnerables”, expresó.
La muerte del cura Juan reunió el miércoles a varios sacerdotes en La Florida. Allí, hablaron sobre el trabajo “fino”, cercano a los consumidores y las familias.
Sánchez afirmó que la muerte del padre Viroche dará frutos. “Uno de ellos será el que todos los tucumanos se comprometan a que no haya consumidores, que la droga, aunque ya ingresó, no se meta del todo (en los hogares), e ir sacando a los que están metidos. Si no hay consumidores no habrá vendedores. Entonces, es importante que hagamos el trabajo fino en familia: consolidemos los vínculos, dialoguemos y cuidemos a nuestros chicos y adolescentes. Brindémosles ámbitos sanos, saludables y espirituales para que puedan explayarse porque tienen potencialidades”, propuso.
“No nos podemos lavar las manos y decir ‘aquél tiene la culpa’. Cada uno tiene su cuota de responsabilidad porque somos miembros de esta sociedad”, finalizó.
Los vecinos de La Florida, Delfín Gallo y de las localidades aledañas despidieron ayer los restos del padre Juan en el cementerio de Cevil Pozo y con una caravana de autos y motocicletas.
El féretro había salido de la capilla de Nuestra Señora del Carmen, donde se realizó el velatorio, envuelto en una bandera Papal y una de San Martín, club del que era fanático. Los restos del padre fueron llevados luego hasta la puerta de la parroquia Nuestra Señora del Valle, previa a la llegada al cementerio.
Entre el miedo y la bronca
“Pedimos justicia por nuestros hijos y nietos. No podemos salir a la calle. Tenemos que dormir ya con un ojo abierto y el otro cerrado”, criticó una mujer en la puerta del cementerio. La queja fue acompañada por todos los presentes, sin distinción de edad.
En medio del reclamo general y del sepelio, el padre Carlos Sánchez afirmó que la muerte del padre Juan es un “signo fuerte y llamativo”. “Nos toca. Su muerte es hacer pie en Jesús, en la roca sólida para seguir caminando y creciendo, y para reconocer un montón de miserias nuestras que tenemos que superar y crecer para poder disponernos al servicio de los demás cada día más”, enfatizó el sacerdote, ante la pregunta sobre si a partir de este hecho cambiará el trabajo de la iglesia.
¿Habrá un cambio interno en la Iglesia? “Venimos haciendo ese camino. Es despacioso, pero lo venimos haciendo, especialmente en las zonas vulnerables”, expresó.
La muerte del cura Juan reunió el miércoles a varios sacerdotes en La Florida. Allí, hablaron sobre el trabajo “fino”, cercano a los consumidores y las familias.
Sánchez afirmó que la muerte del padre Viroche dará frutos. “Uno de ellos será el que todos los tucumanos se comprometan a que no haya consumidores, que la droga, aunque ya ingresó, no se meta del todo (en los hogares), e ir sacando a los que están metidos. Si no hay consumidores no habrá vendedores. Entonces, es importante que hagamos el trabajo fino en familia: consolidemos los vínculos, dialoguemos y cuidemos a nuestros chicos y adolescentes. Brindémosles ámbitos sanos, saludables y espirituales para que puedan explayarse porque tienen potencialidades”, propuso.
“No nos podemos lavar las manos y decir ‘aquél tiene la culpa’. Cada uno tiene su cuota de responsabilidad porque somos miembros de esta sociedad”, finalizó.
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