07 Octubre 2016
PRESENCIA. El obispo Rossi y el arzobispo Zecca en la misa de exequias. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
“Le pidió tres veces que lo ayude y lo dejó solo; lo abandonó. ¡Váyase!”, le reclamó la gente a monseñor Alfredo Zecca, el arzobispo de Tucumán, cuando se presentó ayer en el velatorio del sacerdote Juan Viroche. Los fieles, que despedían al cura en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de la localidad de Posse, están convencidos de que el padre Juan avisó que estaba amenazado y nadie lo ayudó.
“Es falsa la denuncia de que lo abandoné. Puedo entender que los fieles lo digan porque están exaltados. Pero, en primer lugar, siempre acompañé a los sacerdotes. Con el padre Viroche tuve siempre una actitud paternal y un trato fraterno”, aseguró Zecca.
Reconoció que el sacerdote fallecido le había pedido el traslado: “El padre Juan me vino a ver a el miércoles 28 a la mañana. Me dijo: quiero irme de la parroquia porque estoy amenazado. Le dije que sí. Pero él me contestó que todavía no porque estaba en la novena y quería terminarla. El viernes por la mañana trajo la renuncia. Inmediatamente firmé el decreto nombrando a un nuevo párroco aquí. Ya había hablado con el padre Enzo Romero para que se hiciera cargo de la parroquia”, manifestó el arzobispo.
“La gente se puede enojar conmigo, pero tengo la conciencia tranquila”, se defendió Zecca. Asimismo, recordó que en esa oportunidad lo notó “angustiado, deprimido y con miedo”. No obstante, aclaró que Viroche no tenía intenciones de abandonar los hábitos.
“No hay ningún sacerdote de la arquidiócesis que llame a este celular (por su teléfono) y lo tenga registrado, al que no le devuelva la llamada. Cualquier sacerdote que diga que no le respondí una llamada es absolutamente falso y mentira. ¿Ahora vamos a decir que lo maté yo?”, agregó el arzobispo, exaltado por las preguntas de la prensa y los gritos de la gente, que le pedían que se vaya. “Si ellos se quieren enojar, que se enojen. Yo entiendo los sentimientos exaltados de la familia, pero aquí la verdad es la que yo estoy diciendo, si dicen que lo he abandonado están mintiendo”, insistió.
“Desde el punto de vista de la Iglesia, vamos a seguir acompañando con todo cariño, decisión y cercanía. La lucha contra el narcotráfico es del Estado. Es el Estado el que tiene que proteger a todo el mundo. El Gobierno y el Poder Judicial saben que hay que colaborar con esto. No voy a dejar de conversar esto con las autoridades”, aseguró Zecca.
El abogado del arzobispado, Facundo Maggio, también asistió al velorio. Desde allí, aseguró que el fiscal Diego López Ávila analizará todas las hipótesis. “En la causa hay amenazas y presiones. Ahora vamos a buscar qué se hizo y qué no se hizo con las denuncias que había hecho el padre Viroche”, expresó.
Por otra parte, cuestionó al fiscal federal general, Gustavo Gómez, quien sostuvo ante medios nacionales que la muerte del religioso fue un asesinato y criticó la investigación que lleva adelante la Justicia provincial. “El fiscal Gómez habla desde afuera de la provincia y es él quien tiene que estar al frente de la lucha contra el narcotráfico”, criticó.
“Es falsa la denuncia de que lo abandoné. Puedo entender que los fieles lo digan porque están exaltados. Pero, en primer lugar, siempre acompañé a los sacerdotes. Con el padre Viroche tuve siempre una actitud paternal y un trato fraterno”, aseguró Zecca.
Reconoció que el sacerdote fallecido le había pedido el traslado: “El padre Juan me vino a ver a el miércoles 28 a la mañana. Me dijo: quiero irme de la parroquia porque estoy amenazado. Le dije que sí. Pero él me contestó que todavía no porque estaba en la novena y quería terminarla. El viernes por la mañana trajo la renuncia. Inmediatamente firmé el decreto nombrando a un nuevo párroco aquí. Ya había hablado con el padre Enzo Romero para que se hiciera cargo de la parroquia”, manifestó el arzobispo.
“La gente se puede enojar conmigo, pero tengo la conciencia tranquila”, se defendió Zecca. Asimismo, recordó que en esa oportunidad lo notó “angustiado, deprimido y con miedo”. No obstante, aclaró que Viroche no tenía intenciones de abandonar los hábitos.
“No hay ningún sacerdote de la arquidiócesis que llame a este celular (por su teléfono) y lo tenga registrado, al que no le devuelva la llamada. Cualquier sacerdote que diga que no le respondí una llamada es absolutamente falso y mentira. ¿Ahora vamos a decir que lo maté yo?”, agregó el arzobispo, exaltado por las preguntas de la prensa y los gritos de la gente, que le pedían que se vaya. “Si ellos se quieren enojar, que se enojen. Yo entiendo los sentimientos exaltados de la familia, pero aquí la verdad es la que yo estoy diciendo, si dicen que lo he abandonado están mintiendo”, insistió.
“Desde el punto de vista de la Iglesia, vamos a seguir acompañando con todo cariño, decisión y cercanía. La lucha contra el narcotráfico es del Estado. Es el Estado el que tiene que proteger a todo el mundo. El Gobierno y el Poder Judicial saben que hay que colaborar con esto. No voy a dejar de conversar esto con las autoridades”, aseguró Zecca.
El abogado del arzobispado, Facundo Maggio, también asistió al velorio. Desde allí, aseguró que el fiscal Diego López Ávila analizará todas las hipótesis. “En la causa hay amenazas y presiones. Ahora vamos a buscar qué se hizo y qué no se hizo con las denuncias que había hecho el padre Viroche”, expresó.
Por otra parte, cuestionó al fiscal federal general, Gustavo Gómez, quien sostuvo ante medios nacionales que la muerte del religioso fue un asesinato y criticó la investigación que lleva adelante la Justicia provincial. “El fiscal Gómez habla desde afuera de la provincia y es él quien tiene que estar al frente de la lucha contra el narcotráfico”, criticó.
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