05 Octubre 2016
GALARDONADO. Bernard Feringa, uno de los ganadores del Nobel de Química por el desarrollo de máquinas moleculares. REUTERS
El Premio Nobel de Química fue este año para la nanotectnología. El francés Jean-Pierre Sauvage, al británico Sir J. Fraser Stoddart y al holandés Bernard L. Feringa se llevaron el reconocimiento de la Academia de Ciencias de Suecia por el diseño y la síntesis de máquinas moleculares.
Las "máquinas más pequeñas del mundo" son 1.000 veces más pequeñas que el diámetro de un pelo y funcionan como una especie de ascensor diminuto, músculos artificiales y motores minúsculos que pueden utilizarse para desarrollar nuevos materiales, sensores y sistemas de almacenaje de energía.
Lo hicieron gracias a su desarrollo de moléculas con movimientos controlables que pueden realizar tareas cuando se les añade energía.
Los primeros pasos hacia la creación de máquinas moleculares los dio Jean-Pierre Sauvage en 1983, cuando consiguió vincular dos moléculas circulares para formar una cadena, llamada catenano.
El escocés Fraser Stoddart pasó al siguiente nivel en 1991, al desarrollar un rotaxano, una estructura mecánicamente entrelazada que consiste de una molécula con forma de mancuerna, en la que el aro molecular era capaz de moverse a lo largo del eje formado por otra molécula alargada.
Su descubrimiento dio paso al desarrollo de una especie de ascensor molecular, un músculo molecular y un chip informático basado en moléculas.
Finalmente, en 1999 Bernard Feringa fue el primero que desarrolló un motor molecular que giraba continuamente en una dirección. El investigador de 65 años, de la Universidad de Groninga, consiguió rotar con motores moleculares un cilindro de vidrio 10.000 veces mayor que estos. Además, en 2011 diseñó una especie de nanocoche con cuatro ruedas.
Estos desarrollos podrían servir en el futuro para llevar medicación hasta las células, por ejemplo.
"En términos de desarrollo, el motor molecular está en el mismo punto que lo estaba el motor eléctrico en los años 30, cuando los científicos dispusieron varias manivelas rotatorias y ruedas, sin ser conscientes de que eso llevaría a los trenes eléctricos, las lavadoras, los ventiladores y las procesadoras de alimentos", subrayó por su parte la Academia.
Las "máquinas más pequeñas del mundo" son 1.000 veces más pequeñas que el diámetro de un pelo y funcionan como una especie de ascensor diminuto, músculos artificiales y motores minúsculos que pueden utilizarse para desarrollar nuevos materiales, sensores y sistemas de almacenaje de energía.
Lo hicieron gracias a su desarrollo de moléculas con movimientos controlables que pueden realizar tareas cuando se les añade energía.
Los primeros pasos hacia la creación de máquinas moleculares los dio Jean-Pierre Sauvage en 1983, cuando consiguió vincular dos moléculas circulares para formar una cadena, llamada catenano.
El escocés Fraser Stoddart pasó al siguiente nivel en 1991, al desarrollar un rotaxano, una estructura mecánicamente entrelazada que consiste de una molécula con forma de mancuerna, en la que el aro molecular era capaz de moverse a lo largo del eje formado por otra molécula alargada.
Su descubrimiento dio paso al desarrollo de una especie de ascensor molecular, un músculo molecular y un chip informático basado en moléculas.
Finalmente, en 1999 Bernard Feringa fue el primero que desarrolló un motor molecular que giraba continuamente en una dirección. El investigador de 65 años, de la Universidad de Groninga, consiguió rotar con motores moleculares un cilindro de vidrio 10.000 veces mayor que estos. Además, en 2011 diseñó una especie de nanocoche con cuatro ruedas.
Estos desarrollos podrían servir en el futuro para llevar medicación hasta las células, por ejemplo.
"En términos de desarrollo, el motor molecular está en el mismo punto que lo estaba el motor eléctrico en los años 30, cuando los científicos dispusieron varias manivelas rotatorias y ruedas, sin ser conscientes de que eso llevaría a los trenes eléctricos, las lavadoras, los ventiladores y las procesadoras de alimentos", subrayó por su parte la Academia.
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