30 Septiembre 2016
-TRADICIÓN HEREDADA. Para las mujeres de El Cercado, el tejido de randa se está convirtiendo en una fuente de trabajo. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL.-
El Cercado (Monteros) queda a poca distancia de Ibatín, el primer asentamiento de San Miguel de Tucumán. Acunado al pie de los Nevados del Aconquija, desde el sitio histórico hay que cruzar el río Pueblo Viejo para acceder a esta comunidad silenciosa y pintoresca. Ahí, bajo la imponencia de los cerros, en las siestas o atardeceres y con paciente devoción, las mujeres se entregan a una práctica artesanal heredadas de las damas castellanas: la randa. Hace unos 500 años , precisamente en Ibatín, con los entretejidos de hilo que realizaban las colonizadoras, se decoraban casas y vestidos, marcando una clara distinción de las clases sociales. La cercanía permitió que la semilla de ese oficio germinara luego en El Cercado. “Cuando se trasladó Ibatín nos quedó este arte que ahora es como una terapia para nosotras, pero no solo alivia nuestras tensiones diarias, producto de las preocupaciones, sino también la economía doméstica” confiesa Claudia Aybar, una de las más conocidas randeras de la zona. En ese pueblo hay unas 30 diestras mujeres dedicadas a hilar entramados que tardan hasta meses en ser concluidos. “Hace falta mucha paciencia porque es un trabajo lerdo. Por día se teje hasta seis horas” confesó.
Patrimonio Inmaterial
En el grupo de randeras se ha instalado en estos días un clima de euforia. El motivo: el anuncio que les formuló Mercedes Aguirre, titular de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia. La randa, según dijo la fumcionaria, ha sido aceptada por la Nación para ser propuesta ante la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta declaración permitiría inscribir a este procedimiento artesanal en la lista de las buenas prácticas que requieren medidas urgentes de salvaguardia. . El Patrimonio Cultural Inmaterial, según define la Convención, se manifiesta en particular en los siguientes ámbitos: tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial; artes del espectáculo; usos sociales, rituales y actos festivos; conocimientos y usos relacionados con la naturaleza , el universo y técnicas artesanales tradicionales. “La randa de El Cercado está propuesta ante la Unesco por la particularidad de su diseño y laboriosidad. El solo hecho de haber sido seleccionada a nivel nacional como práctica digna de ser incluida en el patrimonio de la humanidad, ya es un orgullo para todos los tucumanos”, dijo Aguirre a LA GACETA. “Es bueno que se adopten medidas proteccionistas a favor de esta práctica. Además, una declaración como la que se pide , en caso de ser aprobada pienso que nos facilitará la salida de nuestra producción. Se nos abrirán nuevos mercados” expresó, por su parte, María Magdalena Núñez. Con 58 años de edad, la mujer lleva más de 40 hilando centros de mesa, pañuelos, servilleta, tapetes y vestidos. “Aquí no hay mujer que no sepa tejer la randa. En mi caso lo aprendí de una tía cuando tenía 17 años. No es difícil de aprender, pero sí hay que tener imaginación para los diseños”confesó.
Los instrumentos de trabajo son reducidos: una aguja de tejer, un alambre guía y un bastidor. “Primero se hace el entramado y luego se lo tensa con el bastidor para el bordado, cuyo diseño se define de acuerdo al pedido del cliente”, explicó María Magdalena.
Se observa una notable demanda nacional para las randas de El Cercado. Y por la laboriosidad que exige la producción de esa artesanía, el costo de un centro de mesa de 50 cms por 20 cms puede alcanzar los $1.000. Los productos son expuestos en distintas ferias del país. La comuna apoya la tarea de las artesanas solventando en algunos casos el traslado de las mujeres. Además, organiza todos los años el Festival de la Randa, en el que se exponen los trabajos de todas las randeras del lugar y se distingue al mejor diseño. Fue Ana Toledo, según sus compañeras, la que con su conocimiento y dedicación logró reflotar la randa en El Cercado abriendo un taller de enseñanza en el pueblo y en Monteros. “Hubo un tiempo que parecía que se estaba extinguiendo porque ya quedaban pocas randeras. Pero menos mal que aparecieron jóvenes interesadas en aprender y así se comenzaron a multiplicar” contó doña Blanca Nieva. Y los hombres no se interesan?, se le inquirió. “Hubo algunos que se acercaron, pero no siguieron porque no tienen paciencia. Además aquí están hechos para el trabajo duro”, concluyó la mujer con una sonrisa.
Patrimonio Inmaterial
En el grupo de randeras se ha instalado en estos días un clima de euforia. El motivo: el anuncio que les formuló Mercedes Aguirre, titular de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia. La randa, según dijo la fumcionaria, ha sido aceptada por la Nación para ser propuesta ante la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta declaración permitiría inscribir a este procedimiento artesanal en la lista de las buenas prácticas que requieren medidas urgentes de salvaguardia. . El Patrimonio Cultural Inmaterial, según define la Convención, se manifiesta en particular en los siguientes ámbitos: tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial; artes del espectáculo; usos sociales, rituales y actos festivos; conocimientos y usos relacionados con la naturaleza , el universo y técnicas artesanales tradicionales. “La randa de El Cercado está propuesta ante la Unesco por la particularidad de su diseño y laboriosidad. El solo hecho de haber sido seleccionada a nivel nacional como práctica digna de ser incluida en el patrimonio de la humanidad, ya es un orgullo para todos los tucumanos”, dijo Aguirre a LA GACETA. “Es bueno que se adopten medidas proteccionistas a favor de esta práctica. Además, una declaración como la que se pide , en caso de ser aprobada pienso que nos facilitará la salida de nuestra producción. Se nos abrirán nuevos mercados” expresó, por su parte, María Magdalena Núñez. Con 58 años de edad, la mujer lleva más de 40 hilando centros de mesa, pañuelos, servilleta, tapetes y vestidos. “Aquí no hay mujer que no sepa tejer la randa. En mi caso lo aprendí de una tía cuando tenía 17 años. No es difícil de aprender, pero sí hay que tener imaginación para los diseños”confesó.
Los instrumentos de trabajo son reducidos: una aguja de tejer, un alambre guía y un bastidor. “Primero se hace el entramado y luego se lo tensa con el bastidor para el bordado, cuyo diseño se define de acuerdo al pedido del cliente”, explicó María Magdalena.
Se observa una notable demanda nacional para las randas de El Cercado. Y por la laboriosidad que exige la producción de esa artesanía, el costo de un centro de mesa de 50 cms por 20 cms puede alcanzar los $1.000. Los productos son expuestos en distintas ferias del país. La comuna apoya la tarea de las artesanas solventando en algunos casos el traslado de las mujeres. Además, organiza todos los años el Festival de la Randa, en el que se exponen los trabajos de todas las randeras del lugar y se distingue al mejor diseño. Fue Ana Toledo, según sus compañeras, la que con su conocimiento y dedicación logró reflotar la randa en El Cercado abriendo un taller de enseñanza en el pueblo y en Monteros. “Hubo un tiempo que parecía que se estaba extinguiendo porque ya quedaban pocas randeras. Pero menos mal que aparecieron jóvenes interesadas en aprender y así se comenzaron a multiplicar” contó doña Blanca Nieva. Y los hombres no se interesan?, se le inquirió. “Hubo algunos que se acercaron, pero no siguieron porque no tienen paciencia. Además aquí están hechos para el trabajo duro”, concluyó la mujer con una sonrisa.