28 Septiembre 2016
SUEÑO PROFUNDO. Pese a que estaba rodeado de gente armada, “Poxirán” durmió ayer “como un bebé”. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO
Los efectivos ingresaron a La Costanera con gesto adusto, con la seriedad propia de quien va a enfrentar a un peligroso grupo narco. Sin embargo, con el correr de los minutos más de uno aflojó el ceño y hasta se permitió una sonrisa cómplice por el dato de color de la jornada: el de un hombre que durmió durante toda la mañana y jamás se enteró de que a un par de metros estaban deteniendo personas y secuestrando pasta base.
Las botas de los efectivos comenzaron a pisar fuerte cerca de las 8 de la mañana. Como en todo operativo, hubo gritos e incluso discusiones. Pero “Poxirán” -así lo identificaron en el barrio- no se inmutó.
El hombre, de más de 50 años, se encontraba durmiendo en una silla de madera, con los brazos cruzados y un pie apoyado en una silla de plástico en la puerta de la casa del “Gordo Rogelio”.
“No cambió esa posición en ningún momento. Los policías pasaban a centímetros de él con armas largas, pero él no les dio ningún tipo de importancia”, contó a LA GACETA el abogado Andrés Villafañe, quien se encuentra a cargo de la defensa de dos mujeres que quedaron detenidas e incomunicadas, acusadas de venta de drogas. También representa a un hombre al cual estaban investigando, que quedó libre.
Por lo que se pudo saber, “Poxirán” habría estado tomando bebidas alcohólicas con un amigo durante la noche del lunes y la madrugada del martes. Incluso habría escuchado música con el acusado. Cuando le ganó el cansancio, no hubo operativo capaz de despertarlo. Cerca del mediodía, miembros de la familia González se apiadaron de él y lo llevaron hasta la casa de un hombre al que todos conocen como “El Gordo”. Entre sueños y sin saber qué pasaba, “Poxirán” esquivó a los policías que se le cruzaron y se acostó en un colchón.
Las botas de los efectivos comenzaron a pisar fuerte cerca de las 8 de la mañana. Como en todo operativo, hubo gritos e incluso discusiones. Pero “Poxirán” -así lo identificaron en el barrio- no se inmutó.
El hombre, de más de 50 años, se encontraba durmiendo en una silla de madera, con los brazos cruzados y un pie apoyado en una silla de plástico en la puerta de la casa del “Gordo Rogelio”.
“No cambió esa posición en ningún momento. Los policías pasaban a centímetros de él con armas largas, pero él no les dio ningún tipo de importancia”, contó a LA GACETA el abogado Andrés Villafañe, quien se encuentra a cargo de la defensa de dos mujeres que quedaron detenidas e incomunicadas, acusadas de venta de drogas. También representa a un hombre al cual estaban investigando, que quedó libre.
Por lo que se pudo saber, “Poxirán” habría estado tomando bebidas alcohólicas con un amigo durante la noche del lunes y la madrugada del martes. Incluso habría escuchado música con el acusado. Cuando le ganó el cansancio, no hubo operativo capaz de despertarlo. Cerca del mediodía, miembros de la familia González se apiadaron de él y lo llevaron hasta la casa de un hombre al que todos conocen como “El Gordo”. Entre sueños y sin saber qué pasaba, “Poxirán” esquivó a los policías que se le cruzaron y se acostó en un colchón.
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