1- Los primeros 15 minutos de partido que Atlético le hizo a Newell’s en el arranque el encuentro de ayer en el “Coloso Marcelo Bielsa” no alcanzan para maquillar lo que viene sucediendo últimamente: las desconcentraciones le cuestan demasiado caro al “Decano”, generalmente lo paga con goles en contra. Con Estudiantes en el Monumental la fecha pasada sufrió dos por esa vía. Ayer, dos y medio.
2- Mirar la mitad del vaso lleno es una manera de asumir que Atlético logró en lo que va del torneo seis puntos sobre 12 posibles. Lo malo es que la mitad del vaso vacío es la reciente. Esas caídas significaron el final de una racha de 32 cotejos oficiales invictos en el Monumental. Además, caer en dos juegos seguidos en un mismo torneo también es nuevo para el “Decano”.
3- Las individualidades de Newell’s fueron la que hicieron la diferencia, porque cuando se unieron fueron un acertijo imposible de descifrar. Mauro Formica jugó su mejor partido en años; Ignacio Scocco reafirmó que sigue siendo un goleador de raza y Maximiliano Rodríguez que, a pesar de no haber exhibido un juego tan vistoso, es el alma de Newell’s.
4- Sin fútbol no hay paraíso, eso es tan viejo como el deporte mismo. Ayer, Atlético quedó condenado por no saber concretar las pocas ideas que tuvo. Abusó demasiado de buscar ensanchar la cancha y tirar el centro con rosca al área. La idea puede surtir efecto si participan muchas cabezas albicelestes, pero cuando está apenas la de Cristian Menéndez es difícil. Casi imposible.
5- El sector más vulnerado desde el comienzo del campeonato es el derecho de la defensa. Los rivales le tomaron el tiempo. Mauricio Rosales sube demasiado al ataque, al punto de que cuando regresa a cuidar sus dominios queda muy expuesto. Bruno Bianchi no puede apagar siempre los incendios. A veces termina calcinado él mismo.
6- La lentitud en la transición de la pelota en defensa-ataque continúa siendo una cuenta pendiente entre los jugadores de Atlético. Al demorar tanto en soltar el balón, pierden por completo la iniciativa y, por ende, le permiten al contrario reagruparse y acomodarse sin mayores sobresaltos. En Primera eso es regalar partidos.
ANÁLISIS
Debe dejar la rebeldía de lado
Por Leo Noli
Entiéndase que Atlético hoy está más cerca del alumno rebelde que del aplicado. Sabe qué hacer, pero no lo ejecuta. Más bien hace lo contrario y pasa lo que le pasó ayer y lo que le pasó contra Estudiantes: perdió por porfiado, por querer hacer una de más.
Está claro que la alarma ya fue activada. No se pueden perder pelotas infantiles. Y si llega a pasar, tiene que ser lejos, lo más lejos posible del arco de Cristian Lucchetti.
Esta fue la fórmula del éxito durante los dos últimos años: la simpleza lo es todo, pero sucede que ahora Atlético cambió el swing, perdió su esencia natural y se desorienta con facilidad.
Si sabía jugar con la pelota al ras del piso, si sabía que el gol siempre llega más fácil con toques cortos y sorpresivos, ¿por qué cambió todo por rifar el cuero al cielo? Es hora de volver a las bases y dejar la rebeldía de lado.