Las italianas reclaman asistencia del Estado para ser madres

Las italianas reclaman asistencia del Estado para ser madres

Muchas mujeres trabajadoras, sin una familia extendida que cuide a un menor, enfrentan un dilema, pues el cuidado infantil es caro.

EL AFICHE. Con esta imagen se lanzó la campaña por la fertilidad en Italia. EL AFICHE. Con esta imagen se lanzó la campaña por la fertilidad en Italia.
24 Septiembre 2016

Gaia Piangini / The New York Times

El anuncio presentaba una mujer que sostenía un reloj de arena; la leyenda decía “La belleza no tiene límite de edad. La fertilidad, sí”. Otro presentaba un par de zapatos de bebé envueltos en un listón de la bandera italiana. Un tercero presentaba a un hombre que sostenía un cigarrillo a medio consumir, y lo acompañaba la siguiente frase: “No permita que su esperma se disipe cual humo”. Los tres formaban parte de una campaña gubernamental italiana enfocada a promover el “Día de la Fertilidad”, que se conmemorara el 22 de septiembre, enfocada a alentar a los italianos para que tengan más bebés. Pero el efecto no fue el deseado: los anuncios desataron furor, fueron denunciados porque los consideraron ofensivos y, a los pocos días, fueron retirados.

Lo que sí lograron hacer, sin embargo, fue encender un debate más profundo y perdurable sobre cómo es que Italia tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, y qué puede hacerse al respecto. El problema no es la falta de deseo de tener hijos, dicen detractores de la campaña, sino la falta, más bien, de apoyo significativo suministrado por el gobierno y muchos empleadores, en un país donde la familia sigue siendo la principal fuente de cuidado infantil.

“Yo debería ser un modelo para su campaña, y aún me siento muy ofendida”, dijo Vittoria Iacovella, de 37 años, periodista y madre de dos niñas, de 10 y ocho años. “El Gobierno nos alienta a tener bebés y después, el principal sistema de asistencia social en Italia siguen siendo los abuelos”, añadió.

Sucede que muchas mujeres trabajadoras, sin una familia extendida que cuide a un menor, enfrentan un dilema, pues el cuidado infantil es caro. Algunas también temen que su seguridad laboral termine socavada por los días laborales que pierden cuando tienen problemas con el cuidado de los hijos. De hecho, muchas empresas no ofrecen horarios flexibles a las madres trabajadoras.

De larga data

No sorprendería que la larga desaceleración en la tasa de natalidad haya coincidido con el reciente bache económico. Sin embargo, las familias italianas se han estado encogiendo desde hace varias décadas. En 2015 nacieron 488.000 bebés, el menor número desde que el país se unificó por primera vez, en 1861. Y el dato incontrastable es que Italia tiene una de las tasas de nacimientos más bajas de Europa, 1.37 hijo por mujer, comparada con el promedio europeo de 1.6, según cifras de Eurostat.

En contraste, también en Francia la economía no ha sufrido cambios, pero tiene un sistema orientado a la familia que proporciona una red de seguridad social mucho más generosa que incluye cuidado diurno y subsidios a las familias para que tengan hijos. Allá, cada mujer tiene en promedio dos hijos.

“En los papeles, las mujeres italianas tienen los mismos derechos -resaltó Tiziana Bartolini, editora de “Noi Donne”, una de las revistas feministas de mayor prominencia en Italia. “Pero, la realidad nos cuenta una historia diferente. Se espera que las mujeres cuiden de los hijos. Si viven en regiones donde los servicios son buenos, o en pueblitos, conservan su empleo. Si viven en grandes ciudades caóticas y no tienen familia cerca, son muy prudentes con respecto a quedar encinta. O dejan de trabajar”, agregó.

La campaña

El Ministerio de Salud había lanzado la campaña para alentar la fertilidad el 31 de agosto con un grupo de anuncios on line y un hashtag en Twitter. El objetivo era publicitar una serie de reuniones públicas en el Día de la Fertilidad y alentar a los italianos a que tuvieran más hijos.

“Sí, seguro -dijo que pensó María Scioli, de 41 años, maestra que depende de su familia para cuidar de su hijo de 15 meses, cuando detectó el debate en su página de Facebook-. Me encantaría tener un segundo hijo, pero me preocupa mi situación laboral”. “Además, hasta me siento afortunada. Pienso en todas esas mujeres de mi edad o más jóvenes que no pudieron tener bebés y tuvieron que ver ese ofensivo anuncio”, añadió.

Fue tal el rechazo que incluso el primer ministro italiano, Matteo Renzi, cuyo propio ministro de Salud había lanzado la campaña, se distanció de los anuncios. En una entrevista de radio, reconoció irónicamente que ninguno de sus amigos “tuvo a sus hijos después de ver un anuncio” y admitió que para incrementar la tasa de natalidad era necesario abordar temas estructurales, como el cuidado diurno y los servicios.

Durante el gobierno de Renzi, el Estado ha intentado ayudarles a familias con un mal llamado bono bebé, que oscila entre 90 y 180 dólares, destinado a hogares de ingresos bajos e intermedios, y ha aprobado leyes laborales que dan mayor flexibilidad con respecto al permiso de los padres de familia para ausentarse.

Sin embargo, Italia distribuye solo un 1 % de su producto interno bruto a prestaciones de protección social; la mitad del promedio europeo. Uno de cada tres niños aquí está en riesgo de pobreza relativa.

“En Italia se da una terrible combinación: baja natalidad, bajo empleo entre mujeres y alto riesgo de pobreza infantil”, resaltó Alessandro Rosina, profesor de demografía en la Universitá Cattolica del Sacro Coure, de Milán. “En esta senda, Italia no puede más que tener costos en aumento para la gente entrada en años, así como mayor deuda pública. Nosotros defendemos nuestro presente, pero no podemos diseñar el futuro”, añadió.

Empleo femenino en crisis

Cifras del Istat, la dependencia nacional de estadística, revelan que las mujeres italianas con hijos tienen muchas menos probabilidades de trabajar que las madres de otros países europeos, que proveen mayores servicios sociales.

En buena parte del norte de Europa, donde los servicios sociales están mejor provistos, trabaja alrededor de 70% de las mujeres; y la mayoría de ellas sigue trabajando después de tener hijos. En comparación, según Eurostat, Italia tiene la segunda tasa más baja de empleo entre las mujeres de Europa, particularmente en el sur.

“A muchísimas mujeres jóvenes incluso se les pide que firmen de antemano su renuncia, particularmente en pequeñas empresas”, advirtió Teresa Potenza, de Nápoles, activista de los derechos de la mujer de larga trayectoria.

Con su declaración aludía a una práctica en la que se pide a algunas mujeres que, antes de que sean contratadas, firmen su renuncia en caso de embarazo. “Para todas esas mujeres, la campaña es un golpe al hígado”, se quejó. “Sin la ‘asistencia familiar’, yo sola nunca habría sido capaz de tener hijos”, agregó Potenza.

La resistencia de las mujeres

Iacovella, nuestra periodista del principio, se enfrenta todos los días con el problema que significa el hecho de que el jardín de infantes al que asiste su hijo cierre dos horas antes de que ella salga del trabajo. Experimenta la misma frustración que miles de madres ante la escasa ayuda que Italia les da a las mujeres Y cuando vio la campaña, sintió que la ofendían en grado tal los anuncios del Gobierno que ventiló su ira en Facebook poco después de que empezaron a aparecer, y sus comentarios se volvieron virales on line.

La ministra de Salud de Italia, Beatrice Lorenzin, respondió, también en la red social, que la campaña del Día de la Fertilidad no era un “llamado a la reproducción” sino un día para discutir “los temas de fertilidad con que lidia el 15% de los italianos”. Luego canceló rápidamente la campaña. “Me entristece que el lanzamiento de la campaña de publicidad haya confundido a mucha gente -se excusó-. La retiré para cambiarla”.

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