22 Septiembre 2016
ESPERA EL LLAMADO. Barbona, que el domingo estuvo ausente con Rosales por una cuestión burocrática entre Atlético y Estudiantes, espera que el entrenador lo cite para el duelo del sábado con Newell’s. la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio (archivo)
Si en su momento le hubieran dado a masticar piedras, las hubiera destruido como al más blando de los caramelos masticables. David Barbona se perdió el último partido de Atlético, el que podría haber sido su segundo encuentro como titular. Fue el que marcó el final de una racha exitosa de 32 partidos oficiales invicto en el Monumental, culpa de un Estudiantes que lo tiene alquilado al “Decano”, y que había pedido que ni Barbona ni Mauricio Rosales, jugadores suyos, lo enfrenten.
Por eso David se sentía golpeado aún cuando el 2-0 en contra, producto del doblete de Carlos Auzqui, ya había desaparecido de la órbita albiceleste.
“Dolió la derrota, claro, como a todos. Fue un partido muy duro para los muchachos”, lamentó el polifuncional atacante.
Barbona está motivado. “Sí, claro. Ahora estoy de nuevo a disposición del ‘Vasco’ (Juan Manuel Azconzábal) y hay que ir a buscar la victoria como sea”, lo dice el mediocampista extendiendo su mirada hacia Rosario, donde quiere plantar la bandera del éxito “Decano”.
Barbona es elástico, puede jugar en varias posiciones en ataque y eso -tal es el caso de Javier Mendoza- le da un plus a la hora de ganarse una chance. “Puedo pararme como enganche, pero ahora el ‘Vasco’ no me está usando en esa posición. Hoy sería algo así como un extremo, media punta. Me siento cómodo e identificado con el juego. Aparte, los muchachos ayudan bastante. Siempre se trata de hacer lo mejor para el equipo”, asegura el medio de 21 años, que pudo haber desviado su camino cuando todavía era un chico e iba al colegio.
“Arranqué en las infantiles de River hasta los 11 años, pero decidí dejar. Estaba muy solo. Viajaba solo de Mataderos a Núñez y como que eso me cansaba mucho”, recuerda Barbona.
En realidad, después de haber tomado semejante decisión, David se dio con que su destino de éxito se encontraba a apenas 20 minutos de distancia de su casa: la cancha de Chicago, el club del cual es hincha desde la cuna. “Me consiguieron una prueba y de ahí no paré más”, explica con esa risa con sabor a placer.
Con apenas 18 años, David ya era un actor protagónico en el plantel superior del “Torito”. Así fue como logró dos ascensos en fila, de la B Metropolitana a la B Nacional, y de la B Nacional a Primera, sin escalas. “Todo el equipo hizo un gran esfuerzo durante esos años. Fue una locura. Soy hincha de Chicago, siento esos colores. Fue hermoso todo lo que viví. No me lo voy a olvidar nunca”, reconoce, así como también mira al cielo y agradece: “gracias a Dios, después de lo que logramos, a mí me tocó pasar a Estudiantes.”
Pero en el “Pincha” le costó y llegó la chance de Atlético. Contra Arsenal mostró lo que puede dar. Contra el dueño de su ficha no pudo estar el domingo pasado, pero sí podrá hacerlo ante la “Lepra”, si el DT lo desea. Barbona cree tener la cura para esa enfermedad.
Por eso David se sentía golpeado aún cuando el 2-0 en contra, producto del doblete de Carlos Auzqui, ya había desaparecido de la órbita albiceleste.
“Dolió la derrota, claro, como a todos. Fue un partido muy duro para los muchachos”, lamentó el polifuncional atacante.
Barbona está motivado. “Sí, claro. Ahora estoy de nuevo a disposición del ‘Vasco’ (Juan Manuel Azconzábal) y hay que ir a buscar la victoria como sea”, lo dice el mediocampista extendiendo su mirada hacia Rosario, donde quiere plantar la bandera del éxito “Decano”.
Barbona es elástico, puede jugar en varias posiciones en ataque y eso -tal es el caso de Javier Mendoza- le da un plus a la hora de ganarse una chance. “Puedo pararme como enganche, pero ahora el ‘Vasco’ no me está usando en esa posición. Hoy sería algo así como un extremo, media punta. Me siento cómodo e identificado con el juego. Aparte, los muchachos ayudan bastante. Siempre se trata de hacer lo mejor para el equipo”, asegura el medio de 21 años, que pudo haber desviado su camino cuando todavía era un chico e iba al colegio.
“Arranqué en las infantiles de River hasta los 11 años, pero decidí dejar. Estaba muy solo. Viajaba solo de Mataderos a Núñez y como que eso me cansaba mucho”, recuerda Barbona.
En realidad, después de haber tomado semejante decisión, David se dio con que su destino de éxito se encontraba a apenas 20 minutos de distancia de su casa: la cancha de Chicago, el club del cual es hincha desde la cuna. “Me consiguieron una prueba y de ahí no paré más”, explica con esa risa con sabor a placer.
Con apenas 18 años, David ya era un actor protagónico en el plantel superior del “Torito”. Así fue como logró dos ascensos en fila, de la B Metropolitana a la B Nacional, y de la B Nacional a Primera, sin escalas. “Todo el equipo hizo un gran esfuerzo durante esos años. Fue una locura. Soy hincha de Chicago, siento esos colores. Fue hermoso todo lo que viví. No me lo voy a olvidar nunca”, reconoce, así como también mira al cielo y agradece: “gracias a Dios, después de lo que logramos, a mí me tocó pasar a Estudiantes.”
Pero en el “Pincha” le costó y llegó la chance de Atlético. Contra Arsenal mostró lo que puede dar. Contra el dueño de su ficha no pudo estar el domingo pasado, pero sí podrá hacerlo ante la “Lepra”, si el DT lo desea. Barbona cree tener la cura para esa enfermedad.
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