Dos piques y una silla, las únicas diferencias

Dos piques y una silla, las únicas diferencias

EN BUENOS AIRES. Facundo Palacio junto al resto del seleccionado argentino.  EN BUENOS AIRES. Facundo Palacio junto al resto del seleccionado argentino.
18 Septiembre 2016
El tenis adaptado nació hace 40 años, promovido por los atletas estadounidenses Brad Parks y Jeff Minnenbraker. Tras sufrir un accidente de esquí acrobático que le afectó la médula espinal, Parks conoció durante su rehabilitación a Minnenbraker, quien ya llevaba tiempo intentando jugar al tenis en su silla de ruedas. Pronto, Parks construyó su propia silla adaptada y juntos comenzaron a promover la variante adaptada con exhibiciones a lo largo de Estados Unidos. Luego, el nuevo deporte llegó a Europa y Asia y, en 1988, fue incluido como deporte de exhibición en los Juegos Paralímpicos de Seúl, en Corea del Sur.

Es uno de los deportes paralímpicos oficiales y es también jugado en los Grand Slam. Existen tres categorías, y todas se pueden jugar en individuales y dobles: Masculino, Femenino y Quad. Esta última es la categoría para tenistas cuadripléjicos, quienes pueden tener la raqueta adherida a la mano y usar sillas de ruedas eléctricas.

Las medidas de la cancha, así como las pelotas y la raquetas, son las mismas que las del tenis convencional. Sin embargo, la diferencia fundamental (más allá de la silla de ruedas), es que la pelota puede dar bote dos veces. El segundo bote puede ocurrir incluso fuera de la cancha. Además, la silla forma parte del jugador, por lo que si la pelota toca la silla antes de picar será punto para el contrario.

En caso de poder usar una o ambas piernas, el jugador debe estar en contacto con la silla al efectuar el golpe. Si se levanta antes de golpear, el punto será para el contrario.

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