“Quieren acabar mi vida política”, denunció Lula

“Quieren acabar mi vida política”, denunció Lula

El ex presidente se defendió de las acusaciones en su contra y exigió que “presenten pruebas e iré caminando hasta la comisaría” El Ministerio Público lo señala como el cerebro de la corrupción en la petrolera estatal Petrobras. “Nadie me hará dejar de luchar por lo que creo”, afirmó. Sospechas

CONMOVIDO. Lula de Silva lloró varias veces al hablar en un acto con adherentes del Partido de los Trabajadores. reuters CONMOVIDO. Lula de Silva lloró varias veces al hablar en un acto con adherentes del Partido de los Trabajadores. reuters
16 Septiembre 2016
RÍO DE JANEIRO Y SAN PABLO.- El ex presidente brasileño, Luiz Inácio ‘Lula’ de Silva, se defendió de las graves acusaciones de corrupción contra él en el caso conocido como “Lava Jato” y exigió a los investigadores que presentan las pruebas.

“Prueben la corrupción e iré a pie a que me arresten”, dijo ‘Lula’ un día después de que el Ministerio Público brasileño, con funciones similares a una fiscalía, lo acusara de ser incluso el cabecilla de la red fraudulenta en torno a la supuesta corrupción en la petrolera estatal Petrobras.

La operación policial conocida como “Lava Jato” se dio a conocer en marzo de 2014, y ha puesto en jaque, desde entonces, a gran parte de la clase política brasileña. La investigación anticorrupción, considerada la más grande de la historia en Brasil, dio el miércoles un salto cualitativo al señalar al jefe de Estado entre 2003 y 2011 como “comandante máximo” de la trama de corrupción en Petrobras.

Lula compareció ayer, por eso, arropado por su seguidores en un acto de su Partido de los Trabajadores (PT) en San Pablo, la ciudad en la que creció y que marcó sus inicios como líder sindical. El político de izquierda rechazó ahí las acusaciones como parte de un complot para desacreditarlo, en una intervención muy emocional en la que recordó sus luchas políticas y los logros de sus dos Gobiernos, y lloró varias veces ante las cámaras.

“Nada me hará dejar de luchar por lo que creo”, dijo Lula, que se quedó al final únicamente con una camiseta roja ante las cámaras tras hablar durante más de una hora. “Daré todas las declaraciones que sean necesarias”, dijo. “Nadie respeta más las leyes de este país que yo”, aseguró. Sus simpatizantes lo vitorearon cuando dejó el local.

El procurador Delton Dallagnol, coordinador de la investigación de “Lava Jato”, generó el miércoles preocupación entre los seguidores de Lula al presentar unos gráficos impactantes que mostraban al ex mandatario directamente como el “cerebro” de los fraudes en Petrobras. El juez Sérgio Moro, a cargo de la instrucción de “Lava Jato”, debe decidir si lo lleva a juicio.

Lula hace frente a varios cargos de corrupción y a hasta 64 por lavado de dinero. Según la estatal agencia Brasil, el ex mandatario podría ser condenado a hasta 32 años y seis meses de prisión en el peor de los casos.

Dallagnol inculpó el miércoles también a la esposa de Lula, Marisa Letícia Rocco, y a otras seis personas. La principal acusación contra Lula es, hasta ahora, que su esposa y él recibieron de una empresa inmobiliaria un apartamento recién renovado en Guarujá, en la costa de San Pablo, a cambio de un trato favorable en negocios con Petrobras.

Las acusaciones contra Lula tienen lugar en medio de una grave crisis institucional en Brasil por la destitución de la presidenta, Dilma Rousseff, hace dos semanas, en medio de una dura recesión económica de más del 3% en la primera economía de América latina.

El escándalo del caso “Lava Jato” se extiende desde hace meses en ese país. Unos 50 políticos de diferentes partidos son actualmente objetos de investigaciones. Entre ellos están varios miembros del PT, pero también del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de centroderecha, en el que milita el actual presidente, Michel Temer.

Los acontecimientos son parte del crispado enfrentamiento entre la izquierda y grupos políticos conservadores, a los que los primeros acusan de estar detrás de la caída de Rousseff. El PT sostiene que la ofensiva judicial contra Lula es parte de una estrategia de sus adversarios para impedir su posible candidatura presidencial en dos años y medio. Con la reciente destitución de Rousseff, el partido perdió el poder tras 13 años de Gobierno.

Rousseff también atribuyó las acusaciones a maniobras políticas. “Esta denuncia obedece al objetivo de aquellos que pretenden impedir su candidatura en 2018”, escribió en Twitter.

Lula, artífice del despegue económico brasileño en la primera década de 2000, no ha definido hasta ahora si se postularía a la presidencia por sexta vez. El ex jefe de Estado alcanzó una popularidad del 80% durante sus mandatos y es visto por el PT todavía como uno de sus principales activos a sus 70 años. (DPA)

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