Soy Margarita Fátima Cruz. Soy Margarita Fátima Cruz. Soy Margarita Fátima Cruz. Permanecía parada por horas, hasta que se caía. Tenía los ojos tapados, las manos atadas. “Repetía mi nombre. Eso me daba identidad. Jugaba a la payana en mi mente, me ayudó a mantener la razón. Me enloquecía que nadie me hablara. Me llamaban 104”. Margarita Fátima Cruz relató ayer su historia en el Tribunal Oral Federal (TOF) como víctima de la megacausa “Operativo Independencia”, que aborda delitos de lesa humanidad de 1975.
La mujer recordó que ese año fue secuestrada dos veces, en abril (afirmó estuvo en la Jefatura) y en mayo. Tenía 21 años, estudiaba Medicina, vivía en el barrio de Villa Urquiza y tenía un bebé (su esposo era un preso político). Consignó que militó en el Grupo Evolución Tucumán, en el centro de estudiantes de la facultad y en el peronismo. La madrugada del 10 de mayo dormía junto a toda su familia. “Entraron en la oscuridad. Mi mamá agarró el bebé. La violencia era tremenda”, afirmó. Explicó que personas de civil la subieron en una camioneta y la llevaron a la Jefatura. “En una oficina donde estaba Albornoz, me sacaron las vendas y dijeron: ‘es del ERP’. “Él preguntó por qué me habían llevado en vez de matarme. Estaba de rodillas. ‘No soy del ERP, no me maten’, les dije”, describió. Luego, la subieron un auto y la llevaron al centro clandestino de La Escuelita de Famaillá. “Me bajaron y ataron. Me preguntaban quiénes eran Mateo y Lucas. Me pegaron trompadas. ‘¿Cómo no vas a saber si sos correo del ERP y Montoneros?’”, lamentó. Detalló que fue sometida a la picana: “mi cuerpo comenzó a saltar. Les pedía que me mataran, que tuviesen piedad”, expresó. Aseguró que una vez pidió que le aflojaran las vendas y se le cayeron. “A veces lo veo en las pesadillas. Había personas apoyadas en la pared. Estaban mal, como debo haber estado. Reconocí a un compañero del GET, Horacio Ponce”, dijo. Detalló después un episodio que la quebró. “Me llevaron a una habitación y me sacaron la ropa. Me violaron. Me siento sucia en forma permanente. Les imploré que me dejaran bañarme y me tiraron una manguera. Les preguntaba por qué no me mataban. Me decían ‘guerrillera hija de puta’”. Relató que le hicieron firmar una declaración que no leyó. “Me dijeron que me olvidara de todo. Me subieron a un camión. Me pusieron una pistola en la nuca. Me dejaron, creía que estaba muerta. Empecé a correr, tocaba puertas. Un taxista se paró y me llevó a la casa de mi prima. Me salvó la vida”, valoró. Estimó que estuvo dos meses en La Escuelita.
Tras reunirse con su familia, por miedo, se radicó en Buenos Aires. “Esperé años para estar acá. No vengo a revictimizarme, llevo en el cuerpo toda la memoria. En ese lugar tremendo no quise olvidar mi nombre ni mi DNI, que es mi valor de ciudadanía. El testimonio de un sobreviviente es importante no por lo que me pasó a mi, sino porque nos pasó todos. No busco venganza”, concluyó.
Murió el imputado Burtnik, el único ex gendarme acusado
El imputado Casiano Pedro Burtnik, de 75 años, falleció el viernes pasado en Misiones, desde donde seguía el juicio “Operativo Independencia” por teleconferencia. La novedad fue notificada a principios de esta semana al Tribunal Oral Federal (TOF) y comunicada ayer en la audiencia. El acusado- quedan 18- estaba internado hacía tiempo, de acuerdo habían informado los abogados del Ministerio Público de la Defensa Adolfo Bertini, Vanessa Luceroy Martín Galliano. Los letrados habían requerido que fuera separado del proceso el 11 de agosto, dado que se encontraba grave, según recordó Lucero. Precisó que el ex gendarme padecía de cáncer de garganta.
En mayo, Burtnik había declarado y explicado que había estado en Tucumán dos veces en 1975. Había descripto que participaba de controles camineros. La Fiscalía lo responsabilizaba de actuar en La Escuelita de Famaillá.
Mario Leiva, abogado de José Abba, advirtió que “los problemas de salud en general no son considerados por el Tribunal” y que es riesgoso no tomar medidas para proteger la salud. Abba, de 72 años, es el único imputado encarcelado. Afirmó que la salud del ex militar se deterioró. Facundo Maggio, representante de Camilo Orce, consideró que siempre se preservó la salud de los acusados que patrocinó. “No noté en mis casos ninguna desprolijidad en relación al cuidado de la salud”, dijo.