Cuando nació, a mediados de 1949, era apenas un campo recién arado sobre el cual resultaba muy difícil caminar. Varios vecinos todavía recuerdan que el primero en construir su casilla precaria fue un hombre de unos veintipico de años llamado Ramón Montivero. En aquel tiempo, todo el predio era oscuro, rodeado por cañaverales; iluminado por las luciérnagas y con mucho silencio. Para obtener agua potable, los primeros ocupantes del barrio debían caminar hasta la entonces estación Mate de Luna, que estaba ubicada a unas cinco cuadras. Hoy en día, a casi 70 años de aquel momento en que se remataron las primeras parcelas, el barrio San Cayetano ha cambiado su fisonomía.
Tal vez pueda decirse que es uno de los pocos barrios de la capital tucumana que se caracteriza por su gran fervor religioso, con tantas grutas que rinden culto a diferentes santos. Sobre la calle Juan Alfonso Carrizo al 300, un vecino construyó, en 2013, en la vereda de su casa una gruta que rinde culto al Gauchito Gil. “Es que me operaron; me hicieron un trasplante de riñón y había hecho una promesa de que si todo salía bien iba a hacerle una grutita en agradecimiento”, explicó Miguel Ángel Medina. El hombre estaba sentado al lado de la gruta, mientras su madre, Irma Torres, atendía un almacén en la puerta de su casa. La mujer se quejaba por la falta de pavimento. “Mire -decía doña Irma, mientras señalaba hacia la calle-, esto es un tierral todos los días. Aquí estamos tan abandonados que ya parecemos hijos del diablo como nos tratan y en la esquina se arma un basural”, agregó.
El territorio barrial está formado por un triángulo, cuyo vértice apunta al norte, desde el colegio y la iglesia que cobijan al Patrono del Trabajo. Limita, al norte y al oeste, por la diagonal Anselmo Rojo (paralela al canal de desagüe), al oeste por el pasaje Belisario López desde el 1.000 al 1.400 (paralelo a las vías del ferrocarril Belgrano) y al sur por la calle Antonio Luis Berutti del 54 al 400.
Muchos vecinos se lamentan con impotencia, la fama de violento y peligroso que se le endilga al barrio San Cayetano. Pero en realidad, la nomenclatura incluye sólo 18 manzanas rodeadas por otros barrios como San José Obrero, 20 de Junio, Diego de Villarroel y varios asentamientos como Bienestar, Toledo, Alberdi Sur, San Salvador, Autopista Sur, entre otros.
En los primeros años, el barrio era un descuidado cañaveral del ingenio San Juan. “En esa época eran todos zafreros como mi padre; era gente muy humilde y pobre y después aparecieron las casitas de madera que están al lado de las vías”, recordó Estela Gandino.
“La milagrosa”
Una vieja leyenda del barrio que se sigue transmitiendo de boca en boca dice que, en 1995, apareció en esa zona “la niña santa”. Todavía llega gente a ver el sitio que señalan los vecinos. “Dicen que es muy milagrosa, aquí siempre hemos creído en ella, le hizo bien a mucha gente”, resaltó la vecina con entusiasmo y marcada devoción católica.
Además de la emblemática iglesia de San Cayetano, ubicada en el vértice norte del barrio, pueden verse otros espacios de veneración esparcidos en grutas de diferentes tamaños. Los vecinos erigieron una gruta para cada santo. En distintas arterias del barrio pueden verse los espacios que sirven para venerar a San Expedito, al Divino Niño, a la Virgen del Rosario de San Nicolás (en el centro de la plaza), entre otros.
La mayoría de los vecinos se enorgullece del trabajo territorial de algunos dirigentes. Las cooperativas se ocupan de mantener limpias las calles. Cada puntero político mantiene su zona sin intervenir en otros territorios políticos. Además, la fe en San Cayetano se demuestra no solo el 7 de agosto, sino todo el año. “Hay mucha gente que colabora con la iglesia; entonces la misma iglesia se encarga de hacer las grutas como el caso del Divino Niño que está en la entrada de la escuela Alfonsina Storni. Aquí la gente es muy seguidora de la iglesia”, explicó Virginia Medina.
La división de terrenos en la década del ‘40
- El 17 de julio de 1949 se hizo el sorteo de parcelas para construir el barrio.
- Cada vecino pagó $ 5.340 de aquella época para acceder a un terreno.
- Las dimensiones del terreno eran de 11 metros de frente por 50 de fondo.
- La ceremonia se hizo en el predio que hoy ocupa la plaza Juana Manso.
- La pavimentación de la calle Eugenio Méndez fue en la época de Celestino Gelsi.
- Estaban instalados los padres azules, y en 1933 se creó el colegio. las gestiones
Los vecinos piden por pavimento
Alberto Sánchez es uno de los vecinos que trabaja en función del barrio haciendo gestiones a través de los dirigentes políticos. El hombre, de 67 años, gestionó la obras de pavimento en distintas arterias de la zona. Cuando tenía 30 años empezó en la mutual de la Policía, donde conoció a José Franco, que llegó a ser concejal por la capital. “Siempre buscamos alguna gestión en beneficio de todos; aquí no personalizamos nada”, remarcó. Sánchez dijo que lo prioritario para el barrio es mejorar las condiciones de las calles.
Atracos de día
La inseguridad es una queja constante
Un problema complejo, pero que necesita una solución es la inseguridad. Los vecinos esperan respuestas, aunque la mayoría parece resignada. Elsa Figueroa relató que en la parada de ómnibus ocurre la mayor cantidad de atracos. Los arrebatadores están a la orden del día ante el mínimo descuido de quienes esperan el colectivo. Ya no importa si es de día o de noche, dijo. “A mí me asaltó un tipo con un cuchillo; por suerte llegaba otro vecino en auto que se paró y gritó; en ese momento he salido corriendo”, recordó la mujer.