Atlético no se achicó en la adversidad

Atlético no se achicó en la adversidad

El "Decano", que venció a Arsenal y al clima, se sumó al lote del líderes del campeonato. Goles.

DE RACHA. Acosta, que venía de darle el triunfo al “Decano” con un zapatazo a distancia, ayer sentenció el partido con Arsenal tras un remate que se desvió en Bottinelli. foto de Matías Gabriel Napoli Escalero  (especial para la gaceta ) DE RACHA. Acosta, que venía de darle el triunfo al “Decano” con un zapatazo a distancia, ayer sentenció el partido con Arsenal tras un remate que se desvió en Bottinelli. foto de Matías Gabriel Napoli Escalero (especial para la gaceta )
13 Septiembre 2016

Para que el mundo “Decano” fuera todavía más feliz, la victoria en Sarandí coincidió con el regreso del público visitante. Unos 500 hinchas, ocuparon la tribuna albiceleste con más de 10 banderas y decenas de globos celestes y blancos. Hay quienes piden que también haya visitantes en los próximos partidos fuera del Monumental, por la fecha 4 ante Newell’s y por la 6 con Independiente, en Avellaneda.

El Atlético de Azconzábal sigue dispuesto a reescribir todos los libros de la historia del club. Hasta anoche, el estadio de Arsenal había sido imposible para “el decano”: de seis partidos, había empatado cuatro (curiosamente, todos 0 a 0) y había perdido dos (3 a 1 en 1995 y 2 a 0 en 2009). ¿Conclusión? No sólo ganó por primera vez, sino que además convirtió, en un tiempo, más goles que en los seis partidos previos.

Los extremos ganan partidos. Arriba, un fabricante de goles como Cristian Menéndez, autor de dos tantos (y que pudo haber marcado el tercero si no hubiese desperdiciado un penal). Y atrás, un castrador de goles, Cristian Lucchetti, que en el segundo tiempo tuvo un par de revolcones clave para evitar el empate de Arsenal. La columna vertebral del “Decano” funciona en su máxima expresión, sumando a Bruno Bianchi y a Nery Leyes.

La efectividad en el fútbol no es todo, pero casi. Y Atlético tuvo el don de haber aprovechado su primera chance clara de gol. Fue a los 29’, con un cabezazo de manual de Cristian Menéndez, y después de que Arsenal tuviera (y desperdiciara) dos chances muy claras. Al minuto de juego, Cristian Lucchetti le tapó un mano a mano a Franco Fragapane y a los 24 Julio Rodríguez le erró al arco por centímetros. Atlético tuvo instinto asesino.

El partido fue una encíclica de cómo juegan los equipos de Azconzábal: orden y progreso. Atrás se defendió con fiereza, abanderado por otra noche magistral de Bruno Bianchi, pero Atlético no se quedó en eso: a pesar del mal estado del campo, a pesar de la lluvia, cuando pudo el “decano” intentó jugar por abajo con Javier Mendoza y David Barbona, los volantes más adelantados. Atlético es un equipo insoportable para los rivales.

Atlético se fue puntero del estadio “Julio Grondona” tras ganar un partido en el que les ganó a tres rivales: Arsenal, un campo de juego lleno de agua y violentas ráfagas de viento. Sí, Atlético líder junto a River, Estudiantes, Independiente, Gimnasia y Newell’s, todos con puntaje ideal en dos fechas. Y no sólo puntero en una tabla, sino en dos: Atlético lidera la tabla del descenso, con 2 puntos de promedio. Qué más puede pedir.

ANALISIS

Contra viento y marea

Andrés Burgo - Especial para LG Deportiva

La cancha de Arsenal hacía agua pero Atlético puede ser un equipo tan sólido como el acero. En Buenos Aires fue un lunes de miércoles y llovió desde bien temprano, incluso con la intensidad de una tormenta.

Por los costados del campo de juego no se podía jugar, especialmente al comienzo. Si el árbitro, Jorge Baliño, decidía postergarlo para hoy por la tarde, nadie se habría podido quejar mucho: la pelota no rodaba.

Pero como si fuese un guiño de los dioses del fútbol, la lluvia comenzó a menguar cuando arrancó el partido y el resto del match se jugó con cierta normalidad. Con cierta, nada más. Porque había agua acumulada debajo del césped, agua “invisible”, y los jugadores debían intuir los piques.

Y no sólo eso: también debían calcular la intensidad del viento, esa sudestada que venía del Río de la Plata y que cruzaba la cancha. Pero nada detuvo a Atlético, sólido como el acero. Y por eso la hinchada se fue cantando por clasificar, algún día, a la Copa Libertadores.

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