13 Septiembre 2016
El Ministerio de Educación cuenta con 325 centros de alfabetización y 28 escuelas de adultos que tienen educación primaria. El sistema de educación en contexto de encierro funciona en tres grandes áreas: en los servicios penitenciarios, donde hombres y mujeres adultos, privados de la libertad. En los institutosRoca y Goretti donde hay jóvenes internos varones y mujeres, y en el Centro de Rehabilitación de Las Moritas, donde hay jóvenes que se recuperan de sus adicciones.
El director de Educación para Adultos, Franco Venditi, explicó que en Las Moritas la participación es muy alta. Hay 30 alumnos, la mayoría del secundario y muy pocos en alfabetización. Los bachilleratos tienen orientación en Producción de Bienes y Servicios. Además los chicos de Las Moritas cuentan con un taller de formación profesional donde se les enseña electricidad. “Dentro de poco van a entregar las primeras certificaciones en auxiliar de Instalación Eléctrica. Esto entusiasma mucho a los chicos. También tenemos otros talleres como los de artes plásticas, literario, de teatro y de educación física. En general es difícil sacarlos del fútbol, y estamos tratando de encaminarlos hacia juegos cooperativos para generar vínculos de confianza”, explicó .
“En el Roca y en el Goretti, la lógica de intervención es que el adolescente esté el menor tiempo posible. Allí trabajamos en forma distinta que los adultos, porque los tenemos menos tiempo, a lo mejor dos o tres meses. Tenemos tutores socioeducativos que hacen un diagnóstico y ven en qué nivel se encuentran los chicos. Si están escolarizados nos ponemos en contacto con la escuela de donde vienen y a través del director nos contactamos con los profesores de las distintas materias y les pedimos que preparen actividades para que los chicos las continúen con los profesores del instituto y el día que salga puedan retomar el cursado en su escuela. Si el chico no está escolarizado, tratamos de que en el poco tiempo que esté internado pueda certificar uno o dos módulos de alguna materia. También hacemos el acompañamiento junto con los equipos de Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia para insertarlo en alguna escuela cercana a su domicilio cuando salga. El trabajo es más hacia afuera y tejiendo redes que hacia adentro”, indicó.
En el instituto Roca los chicos cuentan con talleres, el trabajo en Feria de Ciencia y la publicación de una revista. En el Goretti las jóvenes tienen clases de gastronomía, manualidades, arte y además la biblioteca. Cuando hay chicas en conflicto con la ley alojadas en el Goretti se las lleva a la escuela mixta del Roca. La escuela funciona todos los días, de 9 a 12.
El diseño curricular es del secundario para adultos de tres años, con un ciclo básico con las materiales básica: lengua, matemática, ciencias naturales, ciencias sociales, tecnología e inglés. Y cuenta también con un ciclo orientado donde se suma Producción de Bienes y Servicios.
En el instituto Goretti hay tres grupos de adolescentes. Uno con medidas de protección (son alrededor de 20 internas), que van a escuelas comunes; otro con chicas en conflicto con la ley (no hay más que una o dos) y un tercer grupo de niñas con capacidades diferentes. Las tres poblaciones están en lugares diferentes pero en el mismo edificio, explicó Venditi. Por último, en el instituto Santa Ester, de Banda del Río Salí, están alojadas las mujeres en conflicto con la ley. Son alrededor de 24, de las cuales 10 están terminando el secundario y tres, la primaria. Allí realizan talleres de música y cotillón, entre otros.
El director de Educación para Adultos, Franco Venditi, explicó que en Las Moritas la participación es muy alta. Hay 30 alumnos, la mayoría del secundario y muy pocos en alfabetización. Los bachilleratos tienen orientación en Producción de Bienes y Servicios. Además los chicos de Las Moritas cuentan con un taller de formación profesional donde se les enseña electricidad. “Dentro de poco van a entregar las primeras certificaciones en auxiliar de Instalación Eléctrica. Esto entusiasma mucho a los chicos. También tenemos otros talleres como los de artes plásticas, literario, de teatro y de educación física. En general es difícil sacarlos del fútbol, y estamos tratando de encaminarlos hacia juegos cooperativos para generar vínculos de confianza”, explicó .
“En el Roca y en el Goretti, la lógica de intervención es que el adolescente esté el menor tiempo posible. Allí trabajamos en forma distinta que los adultos, porque los tenemos menos tiempo, a lo mejor dos o tres meses. Tenemos tutores socioeducativos que hacen un diagnóstico y ven en qué nivel se encuentran los chicos. Si están escolarizados nos ponemos en contacto con la escuela de donde vienen y a través del director nos contactamos con los profesores de las distintas materias y les pedimos que preparen actividades para que los chicos las continúen con los profesores del instituto y el día que salga puedan retomar el cursado en su escuela. Si el chico no está escolarizado, tratamos de que en el poco tiempo que esté internado pueda certificar uno o dos módulos de alguna materia. También hacemos el acompañamiento junto con los equipos de Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia para insertarlo en alguna escuela cercana a su domicilio cuando salga. El trabajo es más hacia afuera y tejiendo redes que hacia adentro”, indicó.
En el instituto Roca los chicos cuentan con talleres, el trabajo en Feria de Ciencia y la publicación de una revista. En el Goretti las jóvenes tienen clases de gastronomía, manualidades, arte y además la biblioteca. Cuando hay chicas en conflicto con la ley alojadas en el Goretti se las lleva a la escuela mixta del Roca. La escuela funciona todos los días, de 9 a 12.
El diseño curricular es del secundario para adultos de tres años, con un ciclo básico con las materiales básica: lengua, matemática, ciencias naturales, ciencias sociales, tecnología e inglés. Y cuenta también con un ciclo orientado donde se suma Producción de Bienes y Servicios.
En el instituto Goretti hay tres grupos de adolescentes. Uno con medidas de protección (son alrededor de 20 internas), que van a escuelas comunes; otro con chicas en conflicto con la ley (no hay más que una o dos) y un tercer grupo de niñas con capacidades diferentes. Las tres poblaciones están en lugares diferentes pero en el mismo edificio, explicó Venditi. Por último, en el instituto Santa Ester, de Banda del Río Salí, están alojadas las mujeres en conflicto con la ley. Son alrededor de 24, de las cuales 10 están terminando el secundario y tres, la primaria. Allí realizan talleres de música y cotillón, entre otros.
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