12 Septiembre 2016
DELFÍN GALLO. De esta comisaría se escapó “Pico” Peralta el jueves con destino al este, a Santiago del Estero. la gaceta / Foto de José Nuno
Con el correr de las horas surgen más dudas sobre la fuga de José Antonio “Pico” Peralta. Y en todos los casos, el accionar de la Policía está en el centro de la escena. Según las actuaciones, el líder de Los 30, banda sospechada de narcomenudeo, fue detenido el 8 de agosto, acusado de robo.
“No tenía ningún pedido de captura por un hecho de estas características. No tiene en la Justicia ordinaria pedido de detención y desde que lo detuvieron no declaró ante ninguna fiscalía”, declaró Cergio Morfil, el defensor de Peralta.
Los interrogantes
En la línea cronológica de esta historia hay muchos puntos oscuros. No se sabe aún, por ejemplo, cuándo se le comunicó al juez Fernando Poviña que Peralta había sido arrestado. El magistrado federal era la única autoridad competente que había solicitado su detención. El 26 de agosto, 18 días después de su captura y de desfilar por las fiscalías de la Justicia provincial -según versiones de la Policía- fue llevado a los tribunales federales.
Otro interrogante al que aún no se pudo dar respuestas fue quién ordenó su traslado. En principio fue alojado en la alcaldía de la ex Brigada, en Junín al 800, y luego fue llevado a la comisaría de Delfín Gallo, de la que se escapó. Lo que no se sabe es quiénes lo llevaron a la comisaría del este y cuándo. Según la Policía y Morfil, esto fue entre el 31de agosto y el 1 de septiembre. Nadie puede contestar por qué terminó allí.
Cómo fue la fuga, tampoco está del todo claro. Mientras la Policía asegura que cuatro hombres coparon la comisaría para liberar a Peralta y escaparon en un VW Gol -versión confirmada por los vecinos del lugar que hablaron con LA GACETA-, Morfil insiste en que su defendido no utilizó en ningún momento la fuerza y, mucho menos, la ayuda de otros para salir del interior del edificio.
Un allegado de Peralta le dijo a este diario que “Pico” se dirigió a Santiago del Estero, lugar al que apuntaron todas las sospechas por la gran cantidad de caminos rurales que llevan a esa provincia desde Delfín Gallo. Según la misma fuente, al día siguiente, al darse cuenta de la trascendencia del hecho, y al consultar con sus parientes y defensores, Peralta decidió entregarse porque “temía que algo malo le podía pasar”. En un vehículo particular regresó a la provincia para entregarse, cruzando los controles que había montado la Policía.
Las certezas
Lo que sí se conoce es que Poviña ordenó su traslado al penal de Villa Urquiza y lo comunicó con un oficio a la Policía y, según sus declaraciones a LA GACETA, jamás se enteró de que lo habían llevado hasta ese lugar. También fue público que el jefe de Policía, comisario Dante Bustamante, ante un pedido de la Justicia Federal, había asegurado que no había lugar para alojarlo en la comisaría del este ni en la seccional 13°, tal como lo había solicitado la defensa de Peralta por las supuestas “condiciones infrahumanas en las que se encontraba encerrado”.
En las últimas horas una fuente confirmó que “Pico” habría sido trasladado allí por hombres de Delitos Contra la Propiedad. En la guardia, según la versión, se presentó una nota interna de la fuerza y no un oficio judicial, como estipula el protocolo. No trascendió de qué dependencia salió el escrito y, mucho menos, quién lo firmó. Aparentemente, decía que se trataba de un procesado por robo y -muy al pasar- por una causa Federal.
El resto de las dudas podrían ser aclaradas cuando Peralta vuelva a presentarse en los tribunales federales para declarar ante el juez que lleva adelante su causa. Esta instancia aún no tiene fecha porque hasta el momento la Policía no le remitió a Poviña las actuaciones de la fuga. Si el juez no recibe el informe hasta hoy a primera hora, mandará un oficio para que se lo envíen de inmediato. Una vez que lo reciba, lo analizará y decidirá si es que no necesita más pruebas. Recién allí definirá cuándo lo citará a declaración indagatoria.
Buscan vínculos
Una de las condiciones que puso Peralta para entregarse fue quedar en manos de fuerzas federales, algo que en realidad no hizo falta porque el juez ya lo tenía decidido. Desde un principio, Poviña confió: “creemos que estamos ante una situación irregular y no se descarta que haya un ilícito. Se podría haber facilitado una evasión”.
Una de las versiones que pudo conocer LA GACETA es que el sospechoso de narcotráfico habría querido sobornar a los policías que lo custodiaban para poder escapar. Además, tendría en su poder un video que promete traer grandes revelaciones a la causa. Por un lado, fuentes de la investigación recogieron el rumor de que en las imágenes se podría ver al secretario de un importante jefe policial en una reunión con “Pico”, en la que se habrían acordado un soborno para que pudiera desarrollar su supuesto negocio. Morfil señaló que el video existe, pero que no tiene esa supuesta coima, sino que muestra “todas las irregularidades que se cometieron durante un operativo”.
Mientras se decide a quién le corresponde la tarea de investigar la fuga de José “Pico” Peralta de la comisaría de Delfín Gallo (ver “Se decidirá...) la fiscala de Instrucción I°, Mariana Rivadeneira, ordenó, con la intención de que no se filtrara ni un solo detalle, que los efectivos que llevaron adelante el procedimiento entregaran sus teléfonos celulares. Para que no pasaran información ni a las personas afectadas por el operativo, ni a la prensa.
Un día y medio
La fiscalía entregó una lista de direcciones de familiares y allegados a Peralta para que las allanaran y allí buscaran elementos que le permitieran conocer qué había hecho “Pico” durante el día y medio que estuvo prófugo de la Justicia.
La medida fue concretada por la Policía de Tucumán, la misma fuerza a la que Rivadeneira investiga para saber si algún efectivo facilitó la huida de “Pico”, ya sea en el traslado a Delfín Gallo -que la Justicia Federal asegura que nunca ordenó-, o bien durante la tarde del jueves, momento en que se fugó de esa comisaría ubicada en el este de la provincia.
Los efectivos secuestraron en las casas allanadas teléfonos, computadoras y otros elementos que servirían para saber con quién se comunicó Peralta luego de su fuga. Por lo que pudo saber LA GACETA a través de un allegado del detenido, estuvo en Santiago del Estero pero volvió y se entregó porque “temía que le ocurriera algo malo”. Su abogado, Cergio Morfil, fue quien levantó el teléfono el viernes para comunicarle a la Justicia que Peralta se iba a presentar en los Tribunales Federales.
Entrecruzar llamadas
Todo lo secuestrado quedó en manos de Rivadeneira. Sin embargo, se cree que las pericias sobre estos elementos serán arduas y que los resultados no estarán hasta dentro de varios días, ya que una de las medidas que debe llevar adelante la fiscalía es el entrecruzamiento de llamadas.
El sur
Las medidas se concretaron en la zona sur de la ciudad, zona de actyuación del grupo de Los 30. Se trata de una banda que, según las sospechas de la Policía, vende sustancias ilegales en los barrios Presidente Perón, 11 de Marzo, Alejandro Heredia y San Cayetano. “Pico” Peralta está sindicado como el líder y el cerebro de la banda.
Si bien los allegados a Peralta todavía viven allí, “Pico” se marchó a una lujosa casa de Yerba Buena, según comentaron fuentes policiales que investigan la causa.
“No tenía ningún pedido de captura por un hecho de estas características. No tiene en la Justicia ordinaria pedido de detención y desde que lo detuvieron no declaró ante ninguna fiscalía”, declaró Cergio Morfil, el defensor de Peralta.
Los interrogantes
En la línea cronológica de esta historia hay muchos puntos oscuros. No se sabe aún, por ejemplo, cuándo se le comunicó al juez Fernando Poviña que Peralta había sido arrestado. El magistrado federal era la única autoridad competente que había solicitado su detención. El 26 de agosto, 18 días después de su captura y de desfilar por las fiscalías de la Justicia provincial -según versiones de la Policía- fue llevado a los tribunales federales.
Otro interrogante al que aún no se pudo dar respuestas fue quién ordenó su traslado. En principio fue alojado en la alcaldía de la ex Brigada, en Junín al 800, y luego fue llevado a la comisaría de Delfín Gallo, de la que se escapó. Lo que no se sabe es quiénes lo llevaron a la comisaría del este y cuándo. Según la Policía y Morfil, esto fue entre el 31de agosto y el 1 de septiembre. Nadie puede contestar por qué terminó allí.
Cómo fue la fuga, tampoco está del todo claro. Mientras la Policía asegura que cuatro hombres coparon la comisaría para liberar a Peralta y escaparon en un VW Gol -versión confirmada por los vecinos del lugar que hablaron con LA GACETA-, Morfil insiste en que su defendido no utilizó en ningún momento la fuerza y, mucho menos, la ayuda de otros para salir del interior del edificio.
Un allegado de Peralta le dijo a este diario que “Pico” se dirigió a Santiago del Estero, lugar al que apuntaron todas las sospechas por la gran cantidad de caminos rurales que llevan a esa provincia desde Delfín Gallo. Según la misma fuente, al día siguiente, al darse cuenta de la trascendencia del hecho, y al consultar con sus parientes y defensores, Peralta decidió entregarse porque “temía que algo malo le podía pasar”. En un vehículo particular regresó a la provincia para entregarse, cruzando los controles que había montado la Policía.
Las certezas
Lo que sí se conoce es que Poviña ordenó su traslado al penal de Villa Urquiza y lo comunicó con un oficio a la Policía y, según sus declaraciones a LA GACETA, jamás se enteró de que lo habían llevado hasta ese lugar. También fue público que el jefe de Policía, comisario Dante Bustamante, ante un pedido de la Justicia Federal, había asegurado que no había lugar para alojarlo en la comisaría del este ni en la seccional 13°, tal como lo había solicitado la defensa de Peralta por las supuestas “condiciones infrahumanas en las que se encontraba encerrado”.
En las últimas horas una fuente confirmó que “Pico” habría sido trasladado allí por hombres de Delitos Contra la Propiedad. En la guardia, según la versión, se presentó una nota interna de la fuerza y no un oficio judicial, como estipula el protocolo. No trascendió de qué dependencia salió el escrito y, mucho menos, quién lo firmó. Aparentemente, decía que se trataba de un procesado por robo y -muy al pasar- por una causa Federal.
El resto de las dudas podrían ser aclaradas cuando Peralta vuelva a presentarse en los tribunales federales para declarar ante el juez que lleva adelante su causa. Esta instancia aún no tiene fecha porque hasta el momento la Policía no le remitió a Poviña las actuaciones de la fuga. Si el juez no recibe el informe hasta hoy a primera hora, mandará un oficio para que se lo envíen de inmediato. Una vez que lo reciba, lo analizará y decidirá si es que no necesita más pruebas. Recién allí definirá cuándo lo citará a declaración indagatoria.
Buscan vínculos
Una de las condiciones que puso Peralta para entregarse fue quedar en manos de fuerzas federales, algo que en realidad no hizo falta porque el juez ya lo tenía decidido. Desde un principio, Poviña confió: “creemos que estamos ante una situación irregular y no se descarta que haya un ilícito. Se podría haber facilitado una evasión”.
Una de las versiones que pudo conocer LA GACETA es que el sospechoso de narcotráfico habría querido sobornar a los policías que lo custodiaban para poder escapar. Además, tendría en su poder un video que promete traer grandes revelaciones a la causa. Por un lado, fuentes de la investigación recogieron el rumor de que en las imágenes se podría ver al secretario de un importante jefe policial en una reunión con “Pico”, en la que se habrían acordado un soborno para que pudiera desarrollar su supuesto negocio. Morfil señaló que el video existe, pero que no tiene esa supuesta coima, sino que muestra “todas las irregularidades que se cometieron durante un operativo”.
Mientras se decide a quién le corresponde la tarea de investigar la fuga de José “Pico” Peralta de la comisaría de Delfín Gallo (ver “Se decidirá...) la fiscala de Instrucción I°, Mariana Rivadeneira, ordenó, con la intención de que no se filtrara ni un solo detalle, que los efectivos que llevaron adelante el procedimiento entregaran sus teléfonos celulares. Para que no pasaran información ni a las personas afectadas por el operativo, ni a la prensa.
Un día y medio
La fiscalía entregó una lista de direcciones de familiares y allegados a Peralta para que las allanaran y allí buscaran elementos que le permitieran conocer qué había hecho “Pico” durante el día y medio que estuvo prófugo de la Justicia.
La medida fue concretada por la Policía de Tucumán, la misma fuerza a la que Rivadeneira investiga para saber si algún efectivo facilitó la huida de “Pico”, ya sea en el traslado a Delfín Gallo -que la Justicia Federal asegura que nunca ordenó-, o bien durante la tarde del jueves, momento en que se fugó de esa comisaría ubicada en el este de la provincia.
Los efectivos secuestraron en las casas allanadas teléfonos, computadoras y otros elementos que servirían para saber con quién se comunicó Peralta luego de su fuga. Por lo que pudo saber LA GACETA a través de un allegado del detenido, estuvo en Santiago del Estero pero volvió y se entregó porque “temía que le ocurriera algo malo”. Su abogado, Cergio Morfil, fue quien levantó el teléfono el viernes para comunicarle a la Justicia que Peralta se iba a presentar en los Tribunales Federales.
Entrecruzar llamadas
Todo lo secuestrado quedó en manos de Rivadeneira. Sin embargo, se cree que las pericias sobre estos elementos serán arduas y que los resultados no estarán hasta dentro de varios días, ya que una de las medidas que debe llevar adelante la fiscalía es el entrecruzamiento de llamadas.
El sur
Las medidas se concretaron en la zona sur de la ciudad, zona de actyuación del grupo de Los 30. Se trata de una banda que, según las sospechas de la Policía, vende sustancias ilegales en los barrios Presidente Perón, 11 de Marzo, Alejandro Heredia y San Cayetano. “Pico” Peralta está sindicado como el líder y el cerebro de la banda.
Si bien los allegados a Peralta todavía viven allí, “Pico” se marchó a una lujosa casa de Yerba Buena, según comentaron fuentes policiales que investigan la causa.
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