La vuelta de las hinchadas visitantes: el regreso más esperado en Atlético

Gonzalo Bustamante (aquel enganche “decano” que jugó entre 2013 y 2014) encara por la izquierda, engancha hacia adentro y remata desviado, en su intento de meter la pelota pegada al primer palo. Decenas de hinchas de Atlético, detrás de ese mismo arco, pegados al alambrado de una de las tribunas de la cancha de Banfield, levantan sus brazos ampulosamente, se dan vuelta para insultar al aire y hasta otros se trepan, para lamentarse. La noche del sábado 27 de abril de 2013 parecía ser intrascendente en la historia reciente del club así como esa jugada y sus consecuencias. Finalmente, el destino quiso que no sea así.

Un mes y medio más tarde, a 60 kilómetros de allí, estaría la razón por la cual ese partido y aquellas reacciones no quedarían olvidadas. Durante el partido que jugaban Estudiantes y Lanús, en las inmediaciones del Estadio Único de La Plata, el policía Roberto Lescano asesinó de un balazo a quemarropa (tal como enseñaron los videos registrados por las cámaras de seguridad) a Javier Gerez, un hincha granate de 42 años.

El gobierno nacional, por entonces comandado por Cristina Fernández, tomó la decisión de prohibir el ingreso de los hinchas visitantes para todas las categorías de AFA hasta nuevo aviso.

Ese partido que jugó el “Decano” ante el “Taladro” fue el último de visitante en el que tuvo el apoyo de sus hinchas, que hasta ahí, podían ser lo más expresivos y demostrativos que quisieran.

La medida no se levantó oficialmente pero lentamente está brindando excepciones, dadas las circunstancias, como las que posibilitan que los hinchas de Atlético puedan asistir libremente al partido de hoy, frente a Arsenal.

¿Qué hizo el hincha durante estos tres años? Al que vive en Tucumán no le quedó otra que verlo por televisión pero el que reside en Buenos Aires tuvo otras opciones. “Siempre nos las arreglamos para ir a verlo. Ya sea consiguiendo alguna entrada de protocolo, colaborando con el departamento de prensa o como infiltrado”, reconoce Rubén Kristal, presidente de la peña “Luis Rodríguez” en Buenos Aires.

Este médico de 50 años que pasó la mitad de su vida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aprovechó las visitas que hizo Atlético a la Capital desde 2013 para burlar la prohibición y tomarse muy en serio su pasión. Por supuesto, al igual que varios de sus compañeros en la Peña, lo hizo sin llamar la atención. Todos esos ademanes que ellos mismos realizaron esa noche de abril ante Banfield se los tuvieron que reprimir por más de tres años.

“Siempre estuvimos calladitos, me acostumbré a ver los partidos así. Se te retuercen los sesos por gritar pero estás preparado. Te la aguantás”, detalla Daniel Tavella, un ingeniero en computación de 34 años que vive allá 2006 y es vocal de la peña. Calladito tuvo que vivir uno de los triunfos más resonantes en la historia de Atlético, como el que consiguió ante Boca, en febrero de este año.

Por eso, cuando durante la semana se confirmó que Arsenal-Atlético iba a ser una de las excepciones a la medida del fin de semana, fue como si ya hubiesen ganado el partido para ellos. “¿Sabés cuánto hace que no gritamos un gol como visitante?”, se pregunta retóricamente Tavella.

Es obvio que la respuesta es “mucho” pero si nos ponemos específicos, fue el 30 de marzo de ese fatídico 2013 cuando Juan Manuel Cobelli anotó el definitivo 1-0 ante Deportivo Merlo, justamente en Buenos Aires.

Casi una eternidad conteniendo un grito que podría ser finalmente liberado esta tarde. “Pusimos varios puntos de encuentro pero la mayoría nos vamos a encontrar cerca de la cancha porque varios de los hinchas viven en diferentes puntos de Buenos Aires”, anticipa Gonzalo Cabello, de 31 años y otro integrante de la peña.

Pero no sólo con gestos, gritos, ademanes e insultos recuperarán -aunque sea por una fecha- la identidad del hincha visitante. “Vamos a llevar la bandera de la peña y el resto imagino que también”, confió Cabello. Y ahí sí. Con el color de las banderas, sí se podrá decir que el hincha de Atlético volvió a una cancha como visitante y sin nada que reprimir.