Penalizar a las mujeres por cubrirse muy poco y, luego, por cubrirse demasiado

Penalizar a las mujeres por cubrirse muy poco y, luego, por cubrirse demasiado

LA HISTORIA SE REPITE. La foto que causó controversia en la década del 50. Akg-Images LA HISTORIA SE REPITE. La foto que causó controversia en la década del 50. Akg-Images
03 Septiembre 2016

Akussa J. Rubin / The New York Times

El policía de la fotografía está ataviado elegantemente y parece tener un ligera sonrisa de superioridad al extenderle una infracción a una mujer que, incómoda, estaba parada frente a él en su ofensivo traje de baño. A lo mejor, estaba disfrutando hacerla sentir incómoda... Pero no, no lleva puesto un burkini.

La fotografía data de 1957. La mujer está usando un bikini en la playa de Rímini, en la costa adriática de Italia. En ese entonces, ese país prohibía el revelador traje de baño; era demasiado poco modesto para usarse en público.

En medio de la lucha de Francia por prohibir el burkini, la bikini está celebrando su 70 aniversario y las fotografías en las que se hace la crónica de su debut e historia temprana en los 40, 50 y 60 están expuestas en galerías elegantes de París, lo cual da pie a establecer paralelismos por el alboroto sobre el burkini de hoy.

¿Qué es lo que tienen los trajes de baño de las mujeres y los atuendos femeninos en general que una y otra vez en la historia han atraído la controversia e incitado a las sociedades a legislar o regular los gustos de las mujeres?

Los historiadores, sociólogos y antropólogos han argüido al respecto durante décadas, pero la declaración aparentemente simplista de que el cuerpo de la mujer es un campo de batalla tiene algo de verdad. Formal o informalmente, los hombres (principalmente) han estado haciendo reglas sobre los atuendos de las mujeres durante muchísimo tiempo.
 
“¿No podemos decidir lo que queremos ponernos en el 2016?”, se preguntó Sarah Fekih, de 23 años, desde Lyon, Francia, en un comentario que escribió para The New York Times. “Si uno desea vestirse escasamente o estar casi desnuda o cubierta de pies a cabeza, ¿no es esa una decisión personal que no puede dictarse con una ley?”, se preguntó.

Debate sobre el islam

Claro que el debate sobre el burkini no solo se trata de feminismo. Ante todo, es un debate sobre la visibilidad y la presencia del islam en Francia, y se da en el contexto de los actos de terrorismo horripilantes más recientes que han traumado al país, en esta ocasión en Niza, en la costa mediterránea.

El 14 de julio, un hombre condujo un camión de carga contra grupos de personas que estaban ahí, matando a 86 e hiriendo a 300. Después, la organización Estado Islámico lo llamó uno de sus “soldados”.

Menos de un mes después, se promulgó la primera de por lo menos 30 prohibiciones a las prendas de vestir “inapropiadas” en las playas -cuyo propósito estaba dirigido hacia el atuendo musulmán- en Cannes, a unas 20 millas de Niza.

Aun cuando el más alto tribunal administrativo de Francia, el Consejo de Estado, derogó una prohibición municipal del burkini -y es claro que haría lo mismo con otros municipios si se presentaran las demandas-, la lucha está lejos de haber terminado.

El Parlamento puede promulgar una prohibición y los candidatos presidenciales para el 2017, en especial de la derecha, han prometido que van aq prohibir casi todos los atuendos religiosos en público. A medida que continua, mucho de lo que es importante se dirá sobre Francia, el racismo y el islam, pero vale la pena ponderar que es la ropa de las mujeres lo que es el problema.

A lo largo de la historia, una combinación de legislación, regulaciones locales y presiones sociales han influenciado la forma en la que se visten las mujeres: corsés y escotes, miriñaques y ajetreo, o el controvertido advenimiento de los pants. Francia es ahora una sociedad que demanda que las mujeres se desvistan, pero, de muchas formas, este debate es parte del mismo discurso.

En los casos tanto del bikini como del burkini, la gente en posiciones de poder ha sentado su postura. “Estamos estableciendo estas reglas por el bien de las mujeres”, dijo Deirdre Clemente, una profesora de historia de la Universidad de Nevada, quien estudia los códigos en el vestir de las mujeres. “La implicación es que las mujeres no pueden regular su aspecto por sí mismas”, agregó.

Códigos de moda

Apenas hace muy poco, en los 1980, diversas grandes corporaciones estadounidenses tenían extensos códigos para la ropa femenina. “Podía haber cuatro páginas sobre lo que una mujer podía llevar puesto al trabajo y cuatro oraciones sobre los hombres”, contó Clemente.

Cuando se trata del bikini, no solo es que estuviera prohibido en algunos países, y se obligaba a las mujeres a pagar multas y abandonar muchas playas si llevaban puesto uno. También era visto como algo subversivo o como un signo de debilidad moral.

En playas de Italia, España y en algunas de la costa atlántica de Francia, se prohibía usar el traje de baño en los primeros años después de que salió al mercado, contó Ghislaine Rayer, coautora del libro “Bikini: La Légende”, que es la historia del minitraje de baño.

Esa prohibición resuena en el debate sobre el burkini hoy en día, reconoció Hanane Karimi, una estudiante de la licenciatura en sociología de la Universidad de Estrasburgo. Es la dirigente del colectivo feminista musulmán que quiere que las mezquitas en Francia hagan más espacio para las mujeres a la hora de la oración y que sean más respetuosas de su participación en los asuntos religiosos.

“En algunos países que tenían una religiosidad fuerte, como Italia, controlar el cuerpo de las mujeres era parte de la moralidad religiosa del país; hoy, en Francia, hay una religión civil del laicismo”, dijo. “Y exactamente la misma lógica con respecto al control del cuerpo de las mujeres: esas mujeres que se adhieren a esa moralidad secular se desvisten en las playas; no ocultan nada”.

“Hoy los franceses parecen creer enfáticamente que desvestirse es obligatorio de la forma en la que Italia, bajo la influencia del Vaticano, creyó que era necesario ocultar el cuerpo de las mujeres”, agregó.

No siempre fue así. Cuando Louis Réard, el diseñador del primer bikini acuñó el nombre (un juego sobre el pequeño atolón de Bikini donde Estados Unidos acababa de probar la bomba atómica) y mostró su nuevo traje de baño en la alberca Molitor en París, el 5 de julio de 1946, no podía encontrar modelos dispuestas a usarlo.

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