02 Septiembre 2016
EN RÍO DE JANEIRO. Militantes del Partido de los Trabajadores salieron a las calles a protestar contra Temer reuters
BRASILIA.- La destituida presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, apeló ante el Tribunal Supremo la sentencia del juicio político que la sacó del poder pidiendo la anulación del resultado. Rousseff, destituida el miércoles por el Senado brasileño tras cinco años y medio en el cargo, pidió al Supremo Tribunal Federal (STF) que emita un rápido fallo provisional que deje sin efecto la oficialización de Michel Temer como jefe de Estado.
En caso de una primera sentencia favorable, el ex vicepresidente y antiguo aliado político de Rousseff volvería a ocupar la presidencia sólo de forma interina. Temer ejerció ya el cargo en funciones desde la suspensión de la ex mandataria en mayo hasta este miércoles.
Pero las posibilidades de que el recurso de Rousseff tenga éxito se consideran muy bajas. El propio STF, el máximo órgano de la Justicia brasileña, estuvo a cargo del juicio político en la Cámara alta y ha rechazado ya con anterioridad los recursos presentados contra el proceso de “impeachment”.
Rousseff niega haber sido responsable de “delitos de responsabilidad” por manipulaciones de las cuentas públicas ocurridas durante su Gobierno, la acusación formal por la que la Cámara alta del Legislativo la destituyó en una votación que superó la mayoría necesaria de dos tercios (al final 61 de 81 senadores). La ex presidenta presentó argumentos que cuestionan la base jurídica del juicio apuntando a la Constitución vigente, según detalló el diario “Folha de Sao Paulo”.
La destitución de Rousseff generó fuerte polémica porque la líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) no fue acusada de corrupción, sino de irregularidades fiscales que ya se habían dado durante administraciones anteriores.
El Gobierno de Rousseff fue destituido por las llamadas “ruedas o pedaladas fiscales”, que consisten en retrasar el desembolso de fondos públicos para ocultar el verdadero déficit fiscal y en aprobar líneas de crédito sin la autorización del Congreso.
Los aliados de la ex presidenta consideran que sus adversarios políticos conservadores usaron los trucos fiscales empleados en 2014 y 2015 como excusa para consumar un “golpe de Estado” y poner fin a 13 años de Gobiernos progresistas del PT. El polémico juicio político dañó la imagen de Brasil justo cuando el país está sumido en una dura crisis económica. El conservador Temer estará en el Gobierno hasta diciembre de 2018, cuando venza originalmente el segundo mandato de Rousseff, reelecta en 2014. En la metrópoli financiera de San Pablo se celebró en las calles el comienzo de un “nuevo Brasil”, pero en realidad el Gobierno de Temer tendrá que enfrentar desde su primer día viejos problemas y una crisis de legitimidad gestada a lo largo de meses. El país está dividido tras la batalla por el poder en Brasilia. Rousseff le prometió inmediatamente tras ser destituida una “oposición incansable” a su ex vicepresidente y al “nuevo Brasil” que anunció en el Senado la legisladora Ana Amélia Lemos, del partido de derechas PP. Desde las filas contrarias salieron ataques más virulentos: el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, por ejemplo, hizo apología de la dictadura militar (1964-1985) para celebrar la caída de Rousseff, como ya había hecho en abril al votar a favor del comienzo del juicio político. Las tensiones también se trasladaron a las calles de San Paulo, donde además de los brindis por Temer hubo violentas manifestaciones nocturnas a favor de Rousseff. Y el Gobierno de Temer afronta dudas sobre su legitimidad, un lastre difícil de sacudir para los casi dos años y medio que tendrá en el poder un presidente que no salió de las urnas. Y Muchos consideran que Brasil necesita nuevas elecciones. (DPA-Télam-Reuters)
En caso de una primera sentencia favorable, el ex vicepresidente y antiguo aliado político de Rousseff volvería a ocupar la presidencia sólo de forma interina. Temer ejerció ya el cargo en funciones desde la suspensión de la ex mandataria en mayo hasta este miércoles.
Pero las posibilidades de que el recurso de Rousseff tenga éxito se consideran muy bajas. El propio STF, el máximo órgano de la Justicia brasileña, estuvo a cargo del juicio político en la Cámara alta y ha rechazado ya con anterioridad los recursos presentados contra el proceso de “impeachment”.
Rousseff niega haber sido responsable de “delitos de responsabilidad” por manipulaciones de las cuentas públicas ocurridas durante su Gobierno, la acusación formal por la que la Cámara alta del Legislativo la destituyó en una votación que superó la mayoría necesaria de dos tercios (al final 61 de 81 senadores). La ex presidenta presentó argumentos que cuestionan la base jurídica del juicio apuntando a la Constitución vigente, según detalló el diario “Folha de Sao Paulo”.
La destitución de Rousseff generó fuerte polémica porque la líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) no fue acusada de corrupción, sino de irregularidades fiscales que ya se habían dado durante administraciones anteriores.
El Gobierno de Rousseff fue destituido por las llamadas “ruedas o pedaladas fiscales”, que consisten en retrasar el desembolso de fondos públicos para ocultar el verdadero déficit fiscal y en aprobar líneas de crédito sin la autorización del Congreso.
Los aliados de la ex presidenta consideran que sus adversarios políticos conservadores usaron los trucos fiscales empleados en 2014 y 2015 como excusa para consumar un “golpe de Estado” y poner fin a 13 años de Gobiernos progresistas del PT. El polémico juicio político dañó la imagen de Brasil justo cuando el país está sumido en una dura crisis económica. El conservador Temer estará en el Gobierno hasta diciembre de 2018, cuando venza originalmente el segundo mandato de Rousseff, reelecta en 2014. En la metrópoli financiera de San Pablo se celebró en las calles el comienzo de un “nuevo Brasil”, pero en realidad el Gobierno de Temer tendrá que enfrentar desde su primer día viejos problemas y una crisis de legitimidad gestada a lo largo de meses. El país está dividido tras la batalla por el poder en Brasilia. Rousseff le prometió inmediatamente tras ser destituida una “oposición incansable” a su ex vicepresidente y al “nuevo Brasil” que anunció en el Senado la legisladora Ana Amélia Lemos, del partido de derechas PP. Desde las filas contrarias salieron ataques más virulentos: el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, por ejemplo, hizo apología de la dictadura militar (1964-1985) para celebrar la caída de Rousseff, como ya había hecho en abril al votar a favor del comienzo del juicio político. Las tensiones también se trasladaron a las calles de San Paulo, donde además de los brindis por Temer hubo violentas manifestaciones nocturnas a favor de Rousseff. Y el Gobierno de Temer afronta dudas sobre su legitimidad, un lastre difícil de sacudir para los casi dos años y medio que tendrá en el poder un presidente que no salió de las urnas. Y Muchos consideran que Brasil necesita nuevas elecciones. (DPA-Télam-Reuters)
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