16 Agosto 2016
LA CASA DE LA VÍCTIMA. La novia y la suegra de Soto acompañan a los policías. LA GACETA / JOSÉ NUNO
Lo poco que saben los familiares de Eduardo Daniel Soto sobre lo que pasó es lo que él les llegó a contar: que volvía de una reunión, que lo abordaron tres delincuentes y que lo golpearon con un fierro para quitarle la moto. Pasaron alrededor de 24 horas hasta que, después de escucharlo quejarse incesantemente por los dolores, su novia lo encontró sin vida en la cama. Ayer aguardaban los resultados de la autopsia para confirmar las causas de la muerte.
Una multitud de vecinos y familiares se reunió ayer al mediodía en la puerta de la casa donde vivía Soto, en la Colonia 1 de La Florida. Todos querían saber qué había pasado con el joven de 21 años, que había fallecido pocas horas antes. La noticia los había conmocionado.
Puertas adentro, peritos de la división Criminalística examinaban la habitación donde había fallecido Soto y tomaban nota de las características del cuerpo y los golpes que presentaba. Poco después llegó la unidad de traslado de Bomberos y la víctima fue llevada al Cuerpo Médico Forense para que le practicaran la autopsia. “Por el momento es muerte dudosa hasta que tengamos los resultados”, se limitó a responder una fuente policial en ese lugar.
Fue un cuñado de Soto, David Santos Medina, quien hizo de vocero y explicó cómo habían sucedido las cosas. Dijo que Soto había salido de su casa el sábado a la noche para trasladarse en su moto hacia Delfín Gallo, donde tenía un asado con un grupo de amigos. “Nos contó que cuando volvía de esa reunión, como a las 4.30 del domingo, lo atacaron tres muchachos. Fue en el camino, cuando iba por la zona de Posse”, relató Medina. “Fue un inicio de asalto: le quisieron quitar la moto, forcejearon, hubo una lucha y le pegaron en la cabeza, no se sabe si con un fierro o con un palo; él cayó al piso, siguieron forcejeando por la moto, le pegaron, lo patearon y le quitaron la billetera con plata”, agregó el cuñado.
De acuerdo con esa versión, Soto se dirigió a la casa de su suegro, que queda en la zona donde lo atacaron. Allí estuvo hasta el mediodía, cuando regresó a la Colonia 1. “Acá los padres le preguntaron qué le había sucedido y él contó eso. Después se fue a la habitación a descansar. Estuvo todo el día con dolores y mareos. No quería ir al médico porque no los quería afligir a los padres y tampoco quería que lo reprendan porque había salido en ese estado; parece que había ingerido algo de alcohol”, explicó Medina.
La última vez que Soto se despertó y habló con su novia fue a las 2 de la madrugada de ayer. “Le dijo que le dolía mucho la cabeza, se higienizó, tomó algo de líquido y se volvió a dormir. Como a las 4, ella lo volvió a hablar pero él solo balbuceaba y a las 7 ya se dio con que había fallecido”, relató el cuñado de la víctima.
Al advertir que Soto estaba muerto, la jovencita salió desesperada a buscar a Medina, que vive en la casa de al lado. “¡David, Eduardo está muerto, no se despierta!”, le gritó ella, desesperada. Entonces el cuñado fue a la comisaría y avisó lo que había pasado.
Ayer, cuando retiraban el cuerpo de la vivienda para llevarlo a la morgue, Medina contaba que su cuñado tenía 21 años, que trabajaba en la cosecha del limón y que estaba por ser padre. “Su novia está embarazada de ocho meses y medio. Dentro de poquitos días va a nacer su único hijo”, lamentó Medina.
El caso es investigado por la Fiscalía de Instrucción de la IX° Nominación, subrogada por Washington Navarro Dávila.
Una multitud de vecinos y familiares se reunió ayer al mediodía en la puerta de la casa donde vivía Soto, en la Colonia 1 de La Florida. Todos querían saber qué había pasado con el joven de 21 años, que había fallecido pocas horas antes. La noticia los había conmocionado.
Puertas adentro, peritos de la división Criminalística examinaban la habitación donde había fallecido Soto y tomaban nota de las características del cuerpo y los golpes que presentaba. Poco después llegó la unidad de traslado de Bomberos y la víctima fue llevada al Cuerpo Médico Forense para que le practicaran la autopsia. “Por el momento es muerte dudosa hasta que tengamos los resultados”, se limitó a responder una fuente policial en ese lugar.
Fue un cuñado de Soto, David Santos Medina, quien hizo de vocero y explicó cómo habían sucedido las cosas. Dijo que Soto había salido de su casa el sábado a la noche para trasladarse en su moto hacia Delfín Gallo, donde tenía un asado con un grupo de amigos. “Nos contó que cuando volvía de esa reunión, como a las 4.30 del domingo, lo atacaron tres muchachos. Fue en el camino, cuando iba por la zona de Posse”, relató Medina. “Fue un inicio de asalto: le quisieron quitar la moto, forcejearon, hubo una lucha y le pegaron en la cabeza, no se sabe si con un fierro o con un palo; él cayó al piso, siguieron forcejeando por la moto, le pegaron, lo patearon y le quitaron la billetera con plata”, agregó el cuñado.
De acuerdo con esa versión, Soto se dirigió a la casa de su suegro, que queda en la zona donde lo atacaron. Allí estuvo hasta el mediodía, cuando regresó a la Colonia 1. “Acá los padres le preguntaron qué le había sucedido y él contó eso. Después se fue a la habitación a descansar. Estuvo todo el día con dolores y mareos. No quería ir al médico porque no los quería afligir a los padres y tampoco quería que lo reprendan porque había salido en ese estado; parece que había ingerido algo de alcohol”, explicó Medina.
La última vez que Soto se despertó y habló con su novia fue a las 2 de la madrugada de ayer. “Le dijo que le dolía mucho la cabeza, se higienizó, tomó algo de líquido y se volvió a dormir. Como a las 4, ella lo volvió a hablar pero él solo balbuceaba y a las 7 ya se dio con que había fallecido”, relató el cuñado de la víctima.
Al advertir que Soto estaba muerto, la jovencita salió desesperada a buscar a Medina, que vive en la casa de al lado. “¡David, Eduardo está muerto, no se despierta!”, le gritó ella, desesperada. Entonces el cuñado fue a la comisaría y avisó lo que había pasado.
Ayer, cuando retiraban el cuerpo de la vivienda para llevarlo a la morgue, Medina contaba que su cuñado tenía 21 años, que trabajaba en la cosecha del limón y que estaba por ser padre. “Su novia está embarazada de ocho meses y medio. Dentro de poquitos días va a nacer su único hijo”, lamentó Medina.
El caso es investigado por la Fiscalía de Instrucción de la IX° Nominación, subrogada por Washington Navarro Dávila.
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