Al safari Pokémon tucumano lo superó la demanda

Hace poco más de dos semanas, cuando Pokémon GO se lanzó a modo de prueba en la Patagonia argentina, y cuando ni siquiera había fecha para el lanzamiento en todo el país, un grupo de tucumanos se adelantó a todo. En Twitter apareció un usuario nuevo, @pokemontucuman, que ofrecía un “Safari Pokemon GO”: recorrido de cuatro horas por una ruta que incluya al menos 30 Poképaradas y dos gimnasios, lugar para cargar los celulares (fundamental para los que juegan con furia), refrigerios y lugar para ocho personas. Precio: $ 400 por pasajero. Desde la primera publicación y mucho antes de saber cuándo llegaría a Tucumán, llovieron las consultas. “¡Tengo lista para ti una camioneta para llevarte a buscar y cazar pokemones por la ciudad!”, tentaba el anuncio.

“Recibimos más de 100 mensajes privados (por Twitter), unos cuantos mails y otras 30 consultas personales de gente conocida. La verdad desistimos de la idea porque nos superó. La idea era hacer algo chico, más que nada por diversión para los que somos fanáticos”, confesó a LA GACETA uno de los organizadores, que no quiso revelar su nombre por ser muy conocido en el medio de la informática en Tucumán. “Somos un grupo grande y la idea surgió durante una reunión. Tenemos todos entre 20 y 35 años, muchos profesionales o estudiantes, con familia y vidas fuera del ámbito virtual... Te imaginas cómo es el prejuicio con respecto a este tipo de nuevas tecnologías. Asados, fútbol y ahora Pokémon GO es lo que nos une a muchos”, justificó.

El ingenio tucumano les pudo haber valido una interesante posibilidad de negocios con el juego que invita a salir a la calle para jugar, pero la idea no pudo consolidarse por varios motivos. “La empresa de turismo con la que íbamos a trabajar con las combis no entiende muy bien de qué se trata un safari Pokémon y tenía miedo por el tema del seguro de los pasajeros. A nosotros también nos pesó más el tema de la seguridad, así que por lo pronto salimos a la calle en grupo, entre nosotros, sólo por diversión”, aclaró.

No más en el auto

Un safari Pokémon, una modalidad que sí se usa en algunas ciudades del mundo, consiste en organizar salidas en vehículos, hacer largos recorridos y atrapar una buena cantidad de Pokémon durante la travesía. Hasta el momento, “la cacería” puede hacerse arriba del vehículo viajando a velocidades bajas (20km/h), y sólo debería frenar en las Poképaradas o en los gimnasios. Sin embargo, ese formato está obligado a adaptarse en el corto plazo: una próxima actualización de Pokémon GO impedirá el juego si se transita a velocidades superiores que las de a pie.

La actualización del juego ya llegó a Europa y lo que hace es modificar la frecuencia de rastreo del GPS, que ahora es de 10 segundos, en vez de los cinco segundos de antes. De esta manera, la aplicación geolocaliza el teléfono móvil cada ese intervalo de tiempo, determina nuestra ubicación y puede tener una noción sobre la velocidad a la que nos desplazamos. En todo el mundo se generaron inconvenientes en el tránsito por manejar jugado Pokémon GO, lo que habría empujado a la compañía Niantic a modificarlo.

El “poketachero” porteño 

Tras la idea de un joven fanático, otros taxistas quieren armar una red de poketaxis

Nadie quiere quedarse abajo de esta ola que no para de crecer y que promete una buena posibilidad de negocio para los que estén dispuestos a sacarles provecho. Así como en Tucumán salió un grupo de fanáticos a ofrecer un safari Pokémon, en Buenos Aires un taxista ofrece un paseo para salir a cazar estos bichos virtuales por la ciudad. Por $150, este “poketachero” lleva a los jugadores durante una hora y, además de compartir el fanatismo por Pokémon, hace que sus días sean un poco menos rutinarios. Se llama Juan Pablo, tiene 29 años y se declara fan de Pókemon desde que era chico. El jueves pasado creó la cuenta @PokeTaxiGoBsAs en Twitter y a los pocos minutos empezaron a llegar las consultas, desde jugadores que querían el servicio hasta otros taxistas dispuestos a crear una red de poketacheros. “Es una idea bastante ridícula, pero me parecía divertida. Entonces armé una cuenta de Twitter y publiqué el servicio, bien tranqui”, contó ese mismo jueves el taxista al diario LA NACION. “Pero después no lo podía creer, tenía un montón de pedidos y llamados”. Al mediodía de ese día, ya había concretado un viaje por Palermo, de alrededor de 40 minutos por Palermo.