06 Agosto 2016
DOCTOR TOMÁS DE ANCHORENA. Hizo notar los inconvenientes del proyecto monárquico y postuló la “federación.
La sesión del 6 de agosto de 1816 del Soberano Congreso, empezó acordando una compensación por sus servicios al prosecretario, doctor José Agustín Molina. Esto “atendido el trabajo de su diaria asistencia y penosa fatiga a todas las sesiones públicas y secretas, que demandaban mayor compensación no sólo por la desproporción en comparación de otros empleados, sino también por el decoro del Congreso y rango en que le sirve”. El prosecretario dijo que renunciaba a este aumento, “a beneficio de las urgencias públicas”. Pero se resolvió dejar “al arbitrio del prosecretario, el uso libre para disponer como le pareciese del aumento”.
Asimismo, se aprobó un acta del Cabildo de Jujuy que fijaba dieta a su diputado y establecía la relación de esa suma con los impuestos establecidos a ese efecto.
De inmediato, se renovó la discusión sobre la forma de gobierno, pendiente desde la sesión anterior. Según “El Redactor”, tomó la palabra el diputado Tomás de Anchorena. Pronunció “un discurso político, exponiendo los inconvenientes del gobierno monárquico”. Hizo notar “las diferencias que caracterizaban los llanos y altos del territorio”, así como los hábitos, “genio y costumbres de unos y otros habitantes”. Opinaba que los llanos resistirían la formación monárquica de gobierno, “y por la imposibilidad moral de conformar a unos y otro bajo la misma forma y gobierno que se adoptase para los de las montañas”, le parecía que la única manera de conciliar posturas era, en su concepto, la de “la federación de provincias”.
Asimismo, se aprobó un acta del Cabildo de Jujuy que fijaba dieta a su diputado y establecía la relación de esa suma con los impuestos establecidos a ese efecto.
De inmediato, se renovó la discusión sobre la forma de gobierno, pendiente desde la sesión anterior. Según “El Redactor”, tomó la palabra el diputado Tomás de Anchorena. Pronunció “un discurso político, exponiendo los inconvenientes del gobierno monárquico”. Hizo notar “las diferencias que caracterizaban los llanos y altos del territorio”, así como los hábitos, “genio y costumbres de unos y otros habitantes”. Opinaba que los llanos resistirían la formación monárquica de gobierno, “y por la imposibilidad moral de conformar a unos y otro bajo la misma forma y gobierno que se adoptase para los de las montañas”, le parecía que la única manera de conciliar posturas era, en su concepto, la de “la federación de provincias”.
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