El triunfo del músculo

El triunfo del músculo

La Eurocopa de Francia marcó el cambio del “tiqui-taca” por un estilo mucho más físico. Por Ignacio Encabo - DPA

MAGO. Andrés Iniesta fue clave para que España se alzara con dos Euros y un Mundial. Hoy, su fútbol ya no es el mismo. FOTOS DE sports.qq.com Y REUTERS MAGO. Andrés Iniesta fue clave para que España se alzara con dos Euros y un Mundial. Hoy, su fútbol ya no es el mismo. FOTOS DE sports.qq.com Y REUTERS
17 Julio 2016
PARIS.- El fútbol europeo asistió a un cambio de orden en Francia 2016: el músculo y la precaución defensiva acabaron con los años de dominio del “tiqui-taca” español, un estilo destinado a reinventarse si no quiere ser un simple recuerdo.

La receta que combina mucho orden en la zaga, cero riesgos, balones largos, un despliegue físico descomunal y unas gotas de suerte en los instantes decisivos dominó una Eurocopa que consagró a Portugal como nuevo campeón.

Hubo un instante que reflejó como pocos el cambio de jerarquía. Xavi Hernández, el principal actor de la España que ganó dos Eurocopas y un Mundial entre 2008 y 2012, posó con la copa Henri Delaunay sobre una repisa en el césped del Stade de France minutos antes de la final. Era la España del “tiqui-taca” pasando el testigo. Un jugador de 1,70 metro y menos de 70 kilos dejando un trofeo por el que pelearían fornidos atletas.

La final la disputaron futbolistas como Moussa Sissoko, Paul Pogba, Cristiano Ronaldo, Renato Sanches, Blaise Matuidi, William Carvahlo o Eder. futbolistas de una corpulencia y de un vigor acorde al deporte contemporáneo, auténticos “superhombres”. Los futbolistas galos acumularon 138 kilómetros en sus piernas y los lusos otros 143,7.

Italia, contra España, usó el mismo esquema que Holanda y Chile, las selecciones que expulsaron a la selección de Del Bosque del último Mundial: defensa de cinco, presión asfixiante y galopadas a la contra.

Agotado el ciclo de la España que había enamorado a todos con su fútbol, las esperanzas de los más románticos se pusieron en la Alemania de Joachim Löw, una selección que reinterpretó el estilo español para proclamarse campeona del mundo en Brasil 2014.

Su viaje en la Eurocopa acabó sin embargo en semifinales, ante Francia. Ese partido de Alemania fue quizás lo más destacado del torneo desde el punto de vista estético. Lo hizo todo bien la “Mannschaft”... salvo meter goles. Perdió 2 a 0 con un 65% de posesión.

Ganaron los chicos
En la Eurocopa 2016 reinó la igualdad. La ampliación del número de participantes de 16 a 24 no bajó la competitividad. Al revés: todas las selecciones menores salieron reforzadas. Gales alcanzó las semifinales, Islandia viajó hasta cuartos de final y Hungría, Irlanda, Albania y Polonia dieron buenos sustos a las favoritas.

“Es lo que se esperaba antes del torneo, que los equipos se defiendan con 10 jugadores y esperaran por sus ocasiones”, analizó Löw.

El cambio de tendencia ya se había vislumbrado en el fútbol europeo en los últimos tiempos. Los años en los que Barcelona aplastaba al rival desde la posesión y la táctica ya son historia: sigue ganando el equipo azulgrana, pero lo hace por una vía distinta, el tridente que forman Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar, una mezcla perfecta de potencia y fantasía.

Josep Guardiola fue quien alumbró esa cultura del “tiqui-taca” en Barcelona y los últimos años la intentó trasladar a Bayern Munich. Le valió en la Bundesliga, pero en Europa fue arrollado en 2014 por Real Madrid, en 2015 por Barcelona y este año cayó por la mínima ante Atlético de Madrid.

Esa derrota del Bayern ante el equipo del “Cholo” Diego Simeone fue un resumen anticipado de lo que se vería en la Eurocopa. Más vale defender bien que hacer filigranas con la pelota.

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