Volver a las tradiciones: el deseo compartido tras el Bicentenario

Volver a las tradiciones: el deseo compartido tras el Bicentenario

La enorme cantidad de gauchos, las banderas y el desfile militar son indicios claros de lo que quieren miles de argentinos.

 EMBANDERADOS. Los balcones embanderados fueron una postal del 9 de Julio. LA GACETA / JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI EMBANDERADOS. Los balcones embanderados fueron una postal del 9 de Julio. LA GACETA / JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI
10 Julio 2016
Entre la marea humana que se va dibujando cada vez más compacta desde la avenida Colón hasta el monumento que ya es icónico -el del Bicentenario- se replican ponchos y sombreros sin distinción de edad. En la paleta predomina el celeste y blanco, en banderas, en escarapelas y hasta en las camisetas de la Selección. Hay clima de fiesta en casi todo el trayecto que conduce al palco en el que luego se ubicará el presidente Mauricio Macri. Clima de fiesta, y de emociones compartidas acerca de lo que significa el 9 de julio como fecha histórica. Roberto Campos, Juan Carlos Hernando, Sergio Nacher y Jorge Quiles saludan con gesto emocionado la vuelta del desfile cívico militar. En sus reflexiones, coinciden en que el valor simbólico del desfile es, por un lado, el regreso a la infancia; por el otro, la posibilidad de recuperar en familia las tradiciones de un pasado que se presume glorioso.

“Cuando era chico nos traían a los desfiles; se fue perdiendo, y ahora regresa para recordarnos que gente como Belgrano, como San Martín, pudieron construir esta patria porque fueron visionarios y porque vivieron ese proyecto con honestidad”, afirma Nacher.

Hernando opina que el desfile es una oportunidad de “hermanamiento”. “Es la oportunidad de unirnos sin distinción política, para continuar ese camino hacia la independencia que todavía estamos andando. Porque la independencia no es algo que se haya conseguido al momento de firmar el acta. Debemos seguir construyéndola, fundamentalmente en base a la educación, a la recuperación de los valores que se han ido perdiendo, como el amor, la camaradería y la solidaridad”, apunta.

Aquellos soldaditos

Para Jorge Quiles (48) el desfile es también la oportunidad de compartir un sentimiento de comunidad, “de ganas de estar en la Argentina, de trabajar, de salir adelante...”. “El 9 de julio significa libertad, pero la libertad implica responsabilidad. Y es uno en el fondo el que debe trabajar para conservar esa libertad: libertad de trabajo... de expresión. Libertad para expresarnos con respeto y sin miedos. Porque ya no es la guerra con la que nuestros padres fundadores empezaron. Creo que lo que hoy estamos buscando los que estamos aquí es ser parte de una comunidad”, afirma Quiles, que comparte la tarde festiva con su esposa, Agustina.

Recostado contra una de las paredes de la escuela Patricias Argentinas, Pedro Bijou (65) opina que falta para ser Patria. “Los jubilados están ahogados; y tendría que volver el servicio militar para contener a los chicos que están con la droga”, afirma.

Roberto Campos (75) lagrimea al paso de la infantería. “Yo hice el servicio militar. Estoy terriblemente emocionado. Lo único que le pido a Dios es que nos podamos reunir todos, tanto de un lado como del otro, sin banderías políticas, haciendo algo que sirva para la patria y para beneficio de todos los argentinos”, le dice el hombre a LA GACETA, mientras se enjuaga una lágrima.

Isabel Jaime (52, de Las Cejas) piensa igual. “Anteayer tuve el privilegio de verlo a mi nieto portando, firme, la bandera. Y me emocionó. En la casa le inculcamos los valores de honrar a la patria. Y no acepto que a los chicos les hayan sacado el servicio militar”, reflexiona Isabel, ante la mirada atenta de sus dos hermanas. ¿Qué es lo que más recuerda de las clases sobre el 9 de julio? “Que el 6 de julio vino Belgrano a Tucumán, para decirnos que ya era el momento de declarar la independencia”, afirma Isabel. “Que las cadenas ya estaban cortadas”, añade Rosa.

Los derechos y las deudas

Hacia las dos de la tarde, la marea humana ya es una amalgama compacta. En el jardincito de la Dirección de Obras Públicas, Nora Medina (37) se cubre del sol. Ha venido desde Monteagudo con sus dos niños (11 y 4, respectivamente). Y ha hecho este viaje para que sus hijos sepan “lo que significa realmente el 9 de julio”. “Que tengan conciencia de todos los derechos que hemos ganado, que todo lo que ellos pueden disfrutar hoy, muchísima gente no lo tenía hace 200 años. Anoche hemos estado en Aguilares, para que vean qué es lo que estamos festejando. Porque la escuela no siempre está reflejando esos valores. Hoy nos preocupamos más porque estudien inglés para poder viajar a otros país que aprender, por ejemplo, folclore”, reflexiona Nora.

Fátima Leiva (44, médica, monteriza) también ha querido compartir esta vivencia en familia. “Quiero que mi familia viva este festejo; que lo recuerde, y que lo pueda transmitir a sus nietos. Vivimos estos 200 años de patria con la esperanza de vivir un país unido, en el que no se discrimine a nadie. ¡Sin violencia, por favor!” ¿Qué deudas quedan pendientes? “Más equidad: vemos gente que tiene mucho, y otros, nada, gente que tiene privilegios y otros con nada. Tener un país más equitativo, eso es lo que necesitamos”.

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