08 Julio 2016
ACTO DEL PAMI. Carlos Regazzoni con el directivo local Isaías Ledesma. prensa pami
El perfume de los naranjos. Carlos Regazzoni, director ejecutivo de PAMI, percibió el aroma apenas pisó esta ciudad y así lo dejó sentado en su cuenta de Twitter. Como muchos otros funcionarios nacionales, vino a Tucumán para anticipar la celebración del Bicentenario. Así, se reunió con las autoridades de la oficina local de la obra social pública y dialogó con dirigentes de Cambiemos. En un hueco de su agenda y después de almorzar en el hotel Sheraton, el doctor en Medicina explicó que el PAMI que encontró al llegar a la dirección perjudicaba a los jubilados más pobres.
-¿Con qué medida quiere que sea juzgada su gestión?
-Quiero que mi gestión sea recordada como la que logró llevar salud de excelencia y con equidad para todos los afiliados del país.
-¿Eso quiere decir que la cobertura hoy es mediocre o mala?
-Las prestaciones de PAMI tienen serios problemas de calidad. Nuestros sanatorios y hospitales presentan limitaciones significativas. Hay prácticas que no se hacen en todo el país. Hay neurocirugías que sólo están disponibles en dos o tres centros médicos. Nosotros hemos visto que en estos últimos años el PAMI invirtió menos en los jubilados más pobres cuando debería ser al revés. Los jubilados con más necesidades deberían recibir la mayor cobertura.
-¿En qué situaciones concretas impactó ese criterio?
-Los jubilados más pobres fueron los que menos ganaron en salud. En la última década casi no mejoró la salud de los tres millones de jubilados que perciben el haber más bajo. Y tenemos que trabajar para revertir esta situación injusta. La inversión del PAMI benefició, sobre todo, a los afiliados de haberes más altos de los grandes centros urbanos. Por eso es nuestro deber concentrarnos en atacar la situación del interior, en lugares como Tucumán y el conurbano bonaerense.
-¿La foto del depósito lleno de sillas de ruedas estropeadas define al PAMI de la era kirchnerista?
-Sí. Resume la desidia, el despilfarro y la corrupción que hallamos.
-¿Y con qué se encuentra a la hora de cambiar esta realidad?
-El PAMI es una organización pública nacional. Nosotros queremos generar un liderazgo que lleve adelante la política del presidente Mauricio Macri para los jubilados y el desarrollo social. Para ello, tenemos que modernizar el instituto: hay que jerarquizar a sus trabajadores y dotarlos de las herramientas adecuadas. Por ejemplo, el instituto necesita un departamento de políticas farmacéuticas y fortalecer el área médica con convenios con los principales organismos del país. Por ejemplo, estamos trabajando para tener los mejores protocolos para el tratamiento de cáncer. En virtud de ese tipo de acciones, este año desarrollamos la campaña de vacunación como nunca: empezamos pronto y organizadamente. Conclusión: llevamos más de un millón de dosis aplicadas, el doble que el año pasado y el récord histórico. Se trata de una vacuna, la antigripal, que salva vidas. Queremos reformar el sistema de emergencias: no puedo admitir que el servicio de ambulancias no sea prestado en tiempo y en forma. Lo mismo sucede con las prótesis y los medicamentos: basta de pagar precios excesivos. El PAMI era saqueado por mafias de medicamentos que robaban el dinero a los jubilados. Nosotros estamos aumentando los niveles de transparencia y los controles para que a ningún jubilado le falte lo que necesita y tenga lo mejor.
-¿Cómo explica el conflicto con las farmacias?
-Estaban acostumbrados a otra cosa: a que nadie mirara el precio de los remedios y a que el PAMI pagara descontroladamente. Pagaba más de lo que correspondía; pagaba los medicamentos de fallecidos; pagaba recetas con troqueles truchos; pagaba productos que luego eran revendidos... La intención de cambiar todo esto explica la tensión que hubo. Es una reacción natural frente a un cambio profundo. Pero las instituciones médicas más prestigiosas del país respaldan plenamente la nueva política respecto de los medicamentos, que es de excelencia. Lo que estamos proponiendo es lo que hay que hacer y lo que las principales organizaciones del mundo recomiendan. No podemos tolerar que no se quiera cambiar algo que estaba muy mal y que generó un quebranto inmenso. Calculamos que, si modificamos esto, el PAMI tendrá varios miles de millones de pesos adicionales para regresar a la época en la que la institución construía barrios y casas.
-¿Pudo, por lo pronto, destrabarse el problema con las farmacias?
-Sí, no hay inconvenientes. Los medicamentos tienen el 50% de descuento: el más grande de la Argentina. Además, hay un programa de remedios gratuitos. Los medicamentos oncológicos, y para el tratamiento de la diabetes y de las enfermedades crónicas también son entregados sin costo. Insisto en que acompañan nuestra posición la enorme mayoría de las farmacias; la totalidad de las cámaras farmacéuticas nacionales y la industria farmacéutica. Una de las funciones del PAMI es controlar el gasto en medicamentos y la prescripción.
-¿Cómo se imagina que será el PAMI del Bicentenario?
-Estamos por presentar un programa de historia clínica informatizada y otro de receta electrónica que van a revolucionar el sector. Queremos un PAMI sin trámites para que el jubilado use su tiempo para hacer turismo y gimnasia. La vida es muy larga después de los 65 años: vale la pena hacer el esfuerzo para que ese tiempo sea bien vivido.
-¿Con qué medida quiere que sea juzgada su gestión?
-Quiero que mi gestión sea recordada como la que logró llevar salud de excelencia y con equidad para todos los afiliados del país.
-¿Eso quiere decir que la cobertura hoy es mediocre o mala?
-Las prestaciones de PAMI tienen serios problemas de calidad. Nuestros sanatorios y hospitales presentan limitaciones significativas. Hay prácticas que no se hacen en todo el país. Hay neurocirugías que sólo están disponibles en dos o tres centros médicos. Nosotros hemos visto que en estos últimos años el PAMI invirtió menos en los jubilados más pobres cuando debería ser al revés. Los jubilados con más necesidades deberían recibir la mayor cobertura.
-¿En qué situaciones concretas impactó ese criterio?
-Los jubilados más pobres fueron los que menos ganaron en salud. En la última década casi no mejoró la salud de los tres millones de jubilados que perciben el haber más bajo. Y tenemos que trabajar para revertir esta situación injusta. La inversión del PAMI benefició, sobre todo, a los afiliados de haberes más altos de los grandes centros urbanos. Por eso es nuestro deber concentrarnos en atacar la situación del interior, en lugares como Tucumán y el conurbano bonaerense.
-¿La foto del depósito lleno de sillas de ruedas estropeadas define al PAMI de la era kirchnerista?
-Sí. Resume la desidia, el despilfarro y la corrupción que hallamos.
-¿Y con qué se encuentra a la hora de cambiar esta realidad?
-El PAMI es una organización pública nacional. Nosotros queremos generar un liderazgo que lleve adelante la política del presidente Mauricio Macri para los jubilados y el desarrollo social. Para ello, tenemos que modernizar el instituto: hay que jerarquizar a sus trabajadores y dotarlos de las herramientas adecuadas. Por ejemplo, el instituto necesita un departamento de políticas farmacéuticas y fortalecer el área médica con convenios con los principales organismos del país. Por ejemplo, estamos trabajando para tener los mejores protocolos para el tratamiento de cáncer. En virtud de ese tipo de acciones, este año desarrollamos la campaña de vacunación como nunca: empezamos pronto y organizadamente. Conclusión: llevamos más de un millón de dosis aplicadas, el doble que el año pasado y el récord histórico. Se trata de una vacuna, la antigripal, que salva vidas. Queremos reformar el sistema de emergencias: no puedo admitir que el servicio de ambulancias no sea prestado en tiempo y en forma. Lo mismo sucede con las prótesis y los medicamentos: basta de pagar precios excesivos. El PAMI era saqueado por mafias de medicamentos que robaban el dinero a los jubilados. Nosotros estamos aumentando los niveles de transparencia y los controles para que a ningún jubilado le falte lo que necesita y tenga lo mejor.
-¿Cómo explica el conflicto con las farmacias?
-Estaban acostumbrados a otra cosa: a que nadie mirara el precio de los remedios y a que el PAMI pagara descontroladamente. Pagaba más de lo que correspondía; pagaba los medicamentos de fallecidos; pagaba recetas con troqueles truchos; pagaba productos que luego eran revendidos... La intención de cambiar todo esto explica la tensión que hubo. Es una reacción natural frente a un cambio profundo. Pero las instituciones médicas más prestigiosas del país respaldan plenamente la nueva política respecto de los medicamentos, que es de excelencia. Lo que estamos proponiendo es lo que hay que hacer y lo que las principales organizaciones del mundo recomiendan. No podemos tolerar que no se quiera cambiar algo que estaba muy mal y que generó un quebranto inmenso. Calculamos que, si modificamos esto, el PAMI tendrá varios miles de millones de pesos adicionales para regresar a la época en la que la institución construía barrios y casas.
-¿Pudo, por lo pronto, destrabarse el problema con las farmacias?
-Sí, no hay inconvenientes. Los medicamentos tienen el 50% de descuento: el más grande de la Argentina. Además, hay un programa de remedios gratuitos. Los medicamentos oncológicos, y para el tratamiento de la diabetes y de las enfermedades crónicas también son entregados sin costo. Insisto en que acompañan nuestra posición la enorme mayoría de las farmacias; la totalidad de las cámaras farmacéuticas nacionales y la industria farmacéutica. Una de las funciones del PAMI es controlar el gasto en medicamentos y la prescripción.
-¿Cómo se imagina que será el PAMI del Bicentenario?
-Estamos por presentar un programa de historia clínica informatizada y otro de receta electrónica que van a revolucionar el sector. Queremos un PAMI sin trámites para que el jubilado use su tiempo para hacer turismo y gimnasia. La vida es muy larga después de los 65 años: vale la pena hacer el esfuerzo para que ese tiempo sea bien vivido.