07 Julio 2016
ILUSIÓN. La puesta en escena juega con la posibilidad de viajar al pasado y ser testigo de los acontecimientos más importantes que hubo entre 1810 y 1816. la gaceta / foto de ALEJANDRA CASAS CAU
En el momento en que los espectadores levantan los brazos de la butaca para refregarse los ojos mientras se preguntan “¿cómo hicieron para que el holograma de Belgrano saliera del humo de una fogata blandiendo su sable?”, el director Leandro Panetta sabe que los tiene en un puño. Los envuelve con la música del tucumano Manu Sija, les regala dos voces agradables y los pone a girar en 360 grados mientras les propone un repaso de lecciones de primaria con efectos especiales. Sólo los suelta para que lo aplaudan, mientras sonríe con satisfacción detrás de sus anteojos rojos y verdes, y juguetea con su bastón multicolor.
Todo eso se vivió ayer en el ex Banco de la Provincia (San Martín y Laprida) en el ensayo general de la obra de luz y sonido “Tina, el rumor de una Nación”, que abrirá sus puertas de forma libre y gratuita desde mañana con cuatro funciones diarias. Durante julio no se cobrará entrada, pero se aconseja llegar temprano: sólo hay lugar para 125 personas por función, que se ubican en una especie de samba gigante que gira a diestra y siniestra, y que tomó nada menos que 20 días poner en pie.
“Que la gente salga emocionada y conmovida me emociona a mí”, cuenta Panetta, a quien le han endilgado el mote de “creador de mundos” por las ideas que le brotan. No sólo lo conmueve el reconocimiento, sino también escenificar algo que ocurrió a sólo 300 metros de su escenario.
Por algunos minutos, el público se olvida de que hace dos meses estaba sacando el DNI en ese edificio y viaja por Buenos Aires, Tafí del Valle, el campamento de Manuel Belgrano antes de la batalla de Tucumán y la Casa Histórica. “Nunca pude vivir ni aprender la historia de esta forma”, explica Sija, emocionado.
En todo momento durante la dramatización sobrevuela la idea de que en este territorio el antagonismo ha sido una ley. Y si no es suficiente un Belgrano naciendo del humo para enfrentar a los soldados de la corona española, ahí aparece José de San Martín y canta la canción de “Lucho” Hoyos “Juntarnos” con su claro mensaje. Según el director, la pieza calza justo. Su idea es romper con este paradigma de división y tomar este Bicentenario como la mejor excusa para estrechar lazos.
Todo eso se vivió ayer en el ex Banco de la Provincia (San Martín y Laprida) en el ensayo general de la obra de luz y sonido “Tina, el rumor de una Nación”, que abrirá sus puertas de forma libre y gratuita desde mañana con cuatro funciones diarias. Durante julio no se cobrará entrada, pero se aconseja llegar temprano: sólo hay lugar para 125 personas por función, que se ubican en una especie de samba gigante que gira a diestra y siniestra, y que tomó nada menos que 20 días poner en pie.
“Que la gente salga emocionada y conmovida me emociona a mí”, cuenta Panetta, a quien le han endilgado el mote de “creador de mundos” por las ideas que le brotan. No sólo lo conmueve el reconocimiento, sino también escenificar algo que ocurrió a sólo 300 metros de su escenario.
Por algunos minutos, el público se olvida de que hace dos meses estaba sacando el DNI en ese edificio y viaja por Buenos Aires, Tafí del Valle, el campamento de Manuel Belgrano antes de la batalla de Tucumán y la Casa Histórica. “Nunca pude vivir ni aprender la historia de esta forma”, explica Sija, emocionado.
En todo momento durante la dramatización sobrevuela la idea de que en este territorio el antagonismo ha sido una ley. Y si no es suficiente un Belgrano naciendo del humo para enfrentar a los soldados de la corona española, ahí aparece José de San Martín y canta la canción de “Lucho” Hoyos “Juntarnos” con su claro mensaje. Según el director, la pieza calza justo. Su idea es romper con este paradigma de división y tomar este Bicentenario como la mejor excusa para estrechar lazos.
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