Tras dos meses cerrada, la Casa Histórica reabrió sus puertas

Tras dos meses cerrada, la Casa Histórica reabrió sus puertas

El museo tiene instalación eléctrica, de telefonía y de internet nuevas; la mampostería está intacta y los muros, inmaculadamente blancos. Los jardines fueron replanteados con criterio histórico. Y “por dentro”, cambió el modo de contar la historia (de la casa, de la Patria y del Congreso): se apuesta a que se la experimente

COTIDIANEIDAD. Objetos de época, en una de las salas. Y la clásica foto de Paganelli de la fachada de la Casa.
05 Julio 2016
El museo tiene instalación eléctrica, de telefonía y de internet nuevas; la mampostería está intacta y los muros,  inmaculadamente blancos. Los jardines fueron replanteados con criterio histórico.  Y “por dentro”, cambió el modo de contar la historia (de la casa, de la Patria y del Congreso): se apuesta a que se la experimente
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Renovada, tras dos meses cerrada, la Casa Histórica reabrió sus puertas
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Después de que se trabajó incansablemente para dejarla lista para celebrar el 9 de Julio, ayer la Casa Histórica pudo recibir vistas otra vez, y presentarles un montón de novedades. Algunas, relacionadas con la refacción del edificio, pasarán inadvertidas para la mayoría. “Se cambió totalmente la instalación eléctrica; se renovó y se canalizó toda la instalación de telefonía y de Internet; el único cable que queda a la vista es el del pararrayos, también nuevo -comenzó la enumeración de tareas ‘invisibles’ la directora del museo, Patricia Fernández Murga, agotada, pero viendo cómo van logrando cumplir la primera parte del proceso de renovación-. También se cambió el sistema de seguridad (cámaras, sensores, etcétera) y se instaló, en todos los muros, un sistema de control de la humedad ascendente”.  La inauguración oficial de las obras se hará el sábado, pero ya pueden visitarse las salas todos los días, de 9 a 21.
Entre las novedades que sí podrás notar, si mirás con detenimiento, están la reparación del techo del zaguán y de la mampostería de toda la casa, para poder pintarla íntegra luego, la inauguración de la nueva boletería, y, aunque no estaba prevista inicialmente, la reparación integral de los baños y de las columnas del tercer patio. “También se renovó el césped, y con el asesoramiento de la Asociación Amigos del Árbol, se replanteó la jardinería, siguiendo un criterio histórico”, añadió Fernández Murga. 
Los otros cambios
De lo que sí te darás cuenta en el acto es que se ha elegido otra forma de contar la historia. “El nuevo diseño museológico es de Claudio Tam Muro, y se buscó que apuntara a las emociones, las vivencias, las evocaciones”, explicó Fernández Murga. 
“La idea es quebrar el concepto únicamente cronológico -añade Juan Pablo Bulacio, uno de los guías del museo, pero también historiador y miembro del equipo de investigación-. Tam Muro explicaba que lo que le gente se lleva de el museo no es la cronología, sino la experiencia. Entonces, el recorrido se planteó trazando un paralelo entre la llegada de los visitantes actuales y la de los congresales, hace 200 años”.
Para curiosos
Por eso, en la primera sala te da la bienvenida una de las puertas originales de la casa, que formó parte del remate de lo que quedó, tras la demolición, en 1904. Allí te enterás, por ejemplo, de que el viaje entre Buenos Aires y Tucumán podía llegar a insumirles a los diputados ¡entre 40 y 60 días!
Para contarte la historia se usan paneles con textos breves, de la historiadora tucumana Noemí Goldman. “A ellos se suman opciones para los más curiosos, desde tarjetas impresas hasta recursos tecnológicos, como código QR”, resaltó Fernández Murga. 
“Y se instalaron paneles y maquetas de un material que puede ser tocado, y que reconstruyen la casa, o algunos objetos, lo que permite a los no videntes disfrutar también del museo”, añadió Bulacio. La “segunda mitad” de la primera sala te da la bienvenida, concretamente, a la casa, y te cuenta su pasado.  Y a medida que se avanza, se avanza también en la historia.
“Otra de las novedades -agrega Bulacio- es que hay muchos más objetos expuestos, y cada uno de ellos también ‘cuenta’ historias. Es decir, están acompañados por textos que no sólo los describen, sino que los contextualizan, ya por el uso que se les daba, ya por las personas con las que están relacionados... Esos microrrelatos son obra del equipo de investigadores, y se complementan con los textos de Goldman”. 
Cuando falta poquito para llegar a 1816, aparece otra sorpresa: un lugar de descanso, con maravillosa vista al patio y con propuestas entretenidas para grandes y chicos. Desde allí podés pasar a disfrutar del patio, o seguir hasta el gran salón, donde gran cambio es sonoro: allí, durante todo el tiempo que el museo está abierto, sobre las cabezas sobrevuelan las palabras de los congresales.
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COTIDIANEIDAD. Objetos de época, en una de las salas. Y la clásica foto de Paganelli de la fachada de la Casa.
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Vitrinas nuevas
No sólo hay más objetos expuestos; estos, además, están resaltados y protegidos, lo mismo que los documentos expuestos. Para ello se construyeron vitrinas de madera y vidrio, cuyas bases han sido recubiertas con un revestimiento que permite combatir la humedad. Además se ha instalado iluminación especial con LED para no dañarlos. También el sistema de sensores de seguridad ha sido renovado.

Después de que se trabajó incansablemente para dejarla lista para celebrar el 9 de Julio, ayer la Casa Histórica pudo recibir vistas otra vez, y presentarles un montón de novedades. Algunas, relacionadas con la refacción del edificio, pasarán inadvertidas para la mayoría. “Se cambió totalmente la instalación eléctrica; se renovó y se canalizó toda la instalación de telefonía y de Internet; el único cable que queda a la vista es el del pararrayos, también nuevo -comenzó la enumeración de tareas ‘invisibles’ la directora del museo, Patricia Fernández Murga, agotada, pero viendo cómo van logrando cumplir la primera parte del proceso de renovación-. También se cambió el sistema de seguridad (cámaras, sensores, etcétera) y se instaló, en todos los muros, un sistema de control de la humedad ascendente”.  La inauguración oficial de las obras se hará el sábado, pero ya pueden visitarse las salas todos los días, de 9 a 21.

Entre las novedades que sí podrás notar, si mirás con detenimiento, están la reparación del techo del zaguán y de la mampostería de toda la casa, para poder pintarla íntegra luego, la inauguración de la nueva boletería, y, aunque no estaba prevista inicialmente, la reparación integral de los baños y de las columnas del tercer patio. “También se renovó el césped, y con el asesoramiento de la Asociación Amigos del Árbol, se replanteó la jardinería, siguiendo un criterio histórico”, añadió Fernández Murga. 

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Los otros cambios

De lo que sí te darás cuenta en el acto es que se ha elegido otra forma de contar la historia. “El nuevo diseño museológico es de Claudio Tam Muro, y se buscó que apuntara a las emociones, las vivencias, las evocaciones”, explicó Fernández Murga. 

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“La idea es quebrar el concepto únicamente cronológico -añade Juan Pablo Bulacio, uno de los guías del museo, pero también historiador y miembro del equipo de investigación-. Tam Muro explicaba que lo que le gente se lleva de el museo no es la cronología, sino la experiencia. Entonces, el recorrido se planteó trazando un paralelo entre la llegada de los visitantes actuales y la de los congresales, hace 200 años”.

Para curiosos

Por eso, en la primera sala te da la bienvenida una de las puertas originales de la casa, que formó parte del remate de lo que quedó, tras la demolición, en 1904. Allí te enterás, por ejemplo, de que el viaje entre Buenos Aires y Tucumán podía llegar a insumirles a los diputados ¡entre 40 y 60 días!

Para contarte la historia se usan paneles con textos breves, de la historiadora tucumana Noemí Goldman. “A ellos se suman opciones para los más curiosos, desde tarjetas impresas hasta recursos tecnológicos, como código QR”, resaltó Fernández Murga. 

“Y se instalaron paneles y maquetas de un material que puede ser tocado, y que reconstruyen la casa, o algunos objetos, lo que permite a los no videntes disfrutar también del museo”, añadió Bulacio. La “segunda mitad” de la primera sala te da la bienvenida, concretamente, a la casa, y te cuenta su pasado.  Y a medida que se avanza, se avanza también en la historia.

“Otra de las novedades -agrega Bulacio- es que hay muchos más objetos expuestos, y cada uno de ellos también ‘cuenta’ historias. Es decir, están acompañados por textos que no sólo los describen, sino que los contextualizan, ya por el uso que se les daba, ya por las personas con las que están relacionados... Esos microrrelatos son obra del equipo de investigadores, y se complementan con los textos de Goldman”. 

Cuando falta poquito para llegar a 1816, aparece otra sorpresa: un lugar de descanso, con maravillosa vista al patio y con propuestas entretenidas para grandes y chicos. Desde allí podés pasar a disfrutar del patio, o seguir hasta el gran salón, donde gran cambio es sonoro: allí, durante todo el tiempo que el museo está abierto, sobre las cabezas sobrevuelan las palabras de los congresales.

Vitrinas nuevas

No sólo hay más objetos expuestos; estos, además, están resaltados y protegidos, lo mismo que los documentos expuestos. Para ello se construyeron vitrinas de madera y vidrio, cuyas bases han sido recubiertas con un revestimiento que permite combatir la humedad. Además se ha instalado iluminación especial con LED para no dañarlos. También el sistema de sensores de seguridad ha sido renovado.

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