Si la Casa Histórica es un espejo del país, entonces Argentina está literalmente en construcción. O, si se quiere, en proceso de refacción. Escombros, bolsas de cemento, andamios y obreros recibieron a los jueces de todos los puntos cardinales que ayer honraron al Congreso de las Provincias Unidas que declaró la independencia en esa morada, en 1816. Puede que los magistrados no hayan reparado en la metáfora edilicia, pero algo de eso quedó flotando en el ambiente cuando Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte de la Nación, habló de sentar las bases del siglo que comienza a partir de este 9 de Julio. “Estamos fundado el futuro: hagámoslo realidad”, expresó.
El acto central de la cumbre de autoridades judiciales provinciales, nacionales y federales giró alrededor de un manifiesto que se propone guiar a esta generación y a las próximas (ver texto completo en la página 4). Ese documento quedó ayer en la Casa Histórica como testimonio del camino deseado. En él, los jueces hicieron votos por el federalismo; el acceso a la justicia; la protección de la población vulnerable; el cuidado del ambiente; la defensa de la república, y la lucha por la transparencia y contra la corrupción.
“No es una declaración formal, vacía y fría. Quisimos hacer algo con contenido y sustancia, que nos guíe de aquí en más”, aseguró Lorenzetti, quien compartió estrado con su par Elena Highton de Nolasco; el gobernador Juan Manzur; Rafael Gutiérrez, presidente de la Junta Federal de Cortes, y Javier Leal de Ibarra, presidente de la Junta de titulares de Cámaras Nacionales y Federales del país. José Cano, jefe del Plan Belgrano, siguió el acto desde la primera fila, junto a Regino Amado, ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad.
“Nosotros somos el futuro que se pensó hace 200 años”, definió Lorenzetti. Y propuso como mayor responsabilidad de la dirigencia del presente el dejar un Estado de derecho en funcionamiento para la posteridad. “Hay que acabar con la corrupción: este no es un tema menor. Sin transparencia ni conductas morales ejemplificadoras, las instituciones se debilitan y pierden credibilidad”, advirtió.
Fuera del guión
El de ayer puede ser considerado el acontecimiento inaugural de la sucesión de conmemoraciones oficiales que alcanzará su apogeo dentro de una semana, cuando el presidente Mauricio Macri llegue a Tucumán para celebrar el Bicentenario junto al rey emérito español Juan Carlos I; a mandatarios extranjeros y a los gobernadores. Las obras de refacción procuran dejar el solar de Francisca Bazán de Laguna de punta en blanco para esa ocasión única en la historia.
Con una reflexión acerca de lo que pasa y queda, y sobre el momento singular que los 200 años de la Declaración de la Independencia supone para la Nación Argentina empezó el discurso de Gutiérrez. El vocal de la Corte de Santa Fe recordó que los pueblos son artífices de su propio destino. “Estoy convencido de que los jueces tenemos que confirmar con el ejemplo personal y profesional, y, sobre todo, con nuestros fallos, la vigencia del Estado de derecho y de la división de poderes”, declaró.
Antes de pasar al auditorio montado en el último patio entre los magníficos bajorrelieves de Lola Mora, los jueces circularon por los diferentes salones del museo e ingresaron a la solemne Sala de la Jura, único recinto original de la vivienda donde sesionó el Congreso de las Provincias Unidas. Manzur hizo las veces de guía del contingente. A lo lejos, la escena parecía una especie de procesión por el santuario de la nacionalidad.
“Señor gobernador, es una alegría enorme que sea nuestro anfitrión en esta casa. Para usted, nuestro agradecimiento eterno”, dijo Leal de Ibarra, vocal de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia. “En la comida del jueves hablamos con Manzur sobre el acto de valentía que fue declarar la independencia en un momento dramático (para las Provincias Unidas). Qué bueno es recordar ese 9 de Julio: es el pronunciamiento más alto de la historia”, dijo.
En el que fue el discurso más breve y autobiográfico de la mañana, Highton se refirió a sus 40 años de lucha compartida y comentó que le daba fuerza la medalla del Bicentenario que Manzur le había entregado. Los demás miembros del estrado recibieron idéntico obsequio y, además, se llevaron estuches para los ministros Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, que no pudieron viajar. Hasta ahí llegó el acto guionado porque, entonces, Alberto Lebbos, padre de Paulina, levantó la voz en la Casa Histórica y exigió el fin de la impunidad.
Movimientos que nadie vio
Pproblemas de ubicación.- La asignación de los asientos fue un dolor de cabeza para los organizadores del acto de homenaje de la Justicia al Congreso de 1816. Esta situación quedó a la vista cuando los vocales de los superiores tribunales de las provincias empezaron a preguntar dónde debían sentarse. El interrogante generó la necesidad de “trasladar” a algunos jueces provinciales que habían llegado antes, como las camaristas Marcela Ruiz y Graciela Valls de Romano Norri, quienes debieron dejar las sillas libres y reubicarse más atrás.
Al que madruga...- Mejor suerte corrieron los magistrados provinciales que ingresaron primero al auditorio montado en la Casa Histórica. Este grupo ocupó una hilera de sillas en el sector posterior. Allí estaban, entre otros, Ebe López Piossek, Elena Grellet, Mario Velázquez, Luis Cossio y María Balcázar.
Las fotos de Seguí.- La primera fila del ala derecha del estrado fue reservada para las autoridades judiciales de Tucumán. Allí se instalaron los jueces supremos provinciales Claudia Sbdar, Antonio Gandur, Antonio Estofán y Daniel Posse; el ministro público Edmundo Jiménez, y los camaristas federales Ricardo Sanjuán y Marina Cossio. Al lado de esta última se sentó Adela Seguí, decana de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán. Un minuto antes de que empezara el acto, entró el vocal decano René Goane y se encontró sin espacio. Pese a que hizo señas para que nadie se moviese, apareció una silla y todos se corrieron un lugar para permitir que estuviesen juntos los cinco vocales del alto tribunal. Ya durante el acto, Seguí se levantó para fotografiar con su teléfono a Ricardo Lorenzetti.
Suscriptores oficiosos.- Cuando ya todo estaba terminando y la mayoría de los jueces emprendía la retirada, un grupo de integrantes del Consejo Asesor de la Magistratura pidió al personal de la Casa Histórica que trajese el libro de visitantes ilustres. Divertidos con la ocurrencia, los consejeros sorprendidos in fraganti explicaron que se habían quedado con ganas de firmar el volumen que autografiaron los oradores de la cumbre judicial. El primero en estampar su rúbrica fue el camarista Carlos Caramuti, quien incluso dejó que Martín Tello, consejero por los letrados del sur, inmortalizase el momento con una fotografía. En la cola se pusieron el juez Raúl Fermoselle y el fiscal Jorge Carrasco.
De viaje.- Más de un juez preguntó con insistencia por Ana María Gollán, directora de Ceremonial de la Corte de Tucumán. Fuentes judiciales informaron que la secretaria se había ido de viaje este jueves. Ese día, la prosecretaria Agustina Duhart hizo las veces de maestra de ceremonia.