27 Junio 2016
SOLIDARIOS. El equipo de San Martín y el de Unión formaron abrazados antes de comenzar el duelo para homenajear con un minuto de silencio a la mamá de Mirkin. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA (ENVIADO ESPECIAL)
¿Por qué? ¿Por qué se juntaron en un mismo día dos sucesos de naturaleza tan diferentes y que generaron sensaciones tan distintas? Eso mismo se preguntó ayer Oscar Mirkin, presidente de San Martín luego de que su madre falleciera por la mañana y el club que preside, ascienda por la tarde.
“Es una mezcla extraña de sensaciones. Son dos pasiones intensas: San Martín y la familia. Se murió una integrante de ella y por supuesto que tengo mucho dolor y tristeza”, explica Mirkin quien no pudo viajar a Catamarca con la delegación. Se quedó a despedir a su madre, mientras el “Santo” se despedía del Federal A.
A los 83 años (iba a cumplir 84 en julio), Clara Farb de Mirkin, dijo basta luego de una semana en estado de coma, que tenía en vilo a una de las familias más sanmartineanas de Tucumán. “Además de todo el dolor y la tristeza se me vienen muchos recuerdos. Mi vieja, mi viejo y mis hermanos siempre estuvieron pensando en San Martín”, rememoró.
Por tele y con la pésima noticia a cuestas, vio como sus jugadores y los de Unión Aconquija se abrazaban entre ellos para realizar un minuto de silencio en honor a su madre. Luego observaría como San Martín se llevaría el ascenso jugando un partido con la personalidad que se necesitaba.
“Ojalá que este hito que conseguimos sea una bisagra para el club, más allá de mi dolor y mi frustración personal. Una inyección de ganas de seguir creciendo y seguir subiendo”, deseó el presidente que sí estará presente para recibir a la delegación cuando arriben hoy.
A lo largo de su gestión, las críticas para él y Claudio De Camilo, su vicepresidente, llovieron en varios momentos y aún así, el primer objetivo central del club pudo cumplirse. “Siempre confiamos en nuestra capacidad, la de nuestros jugadores y el cuerpo técnico. A veces los resultados se consiguen con suerte pero lo cierto es que solo cuando se trabaja de verdad es cuando aparecen. Para los que nos apoyaron, les mando mi agradecimiento, para los que criticaron constructivamente, también y para que no aportaron, lo lamento”, manifestó.
Si hablamos de bisagras, la principal que experimentó el equipo en este campeonato fue el cambio de entrenador que consensuaron Mirkin y Sebastián Pena, a comienzos de abril, luego de una dolorosa derrota ante San Jorge, por 2 a 0 en La Ciudadela. “Creo que fue un acierto pero quiero agradecerle a Sebastián Pena por su trabajo porque dejó todo. Él armó este equipo que hoy está ascendiendo y que lamentablemente no le respondía en cancha como él pretendía, pero esa base nos permitió llegar a la B Nacional”, expresó. “Obviamente el agradecimiento mayor es para Diego Cagna, su cuerpo técnico, los jugadores, los hinchas, los médicos, los kinesiólogos y todos los que hicieron posible esto”, agregó.
Sobre el futuro y la próxima temporada finalmente -y tras cinco años- en la B Nacional, Mirkin prometió refuerzos pero fue más allá: “tenemos que plantearnos qué fútbol queremos. Yo quiero uno federal en donde no decidan cuatro o cinco en Buenos Aires que no sepan nada de lo que sucede en el norte. Son espacios que tenemos que ocupar ahora”.
Había pasado una jornada más que extraña para Mirkin pero él supo concluirla en una tierna frase. “La tristeza y la alegría se unieron en dos colores: el rojo y el blanco de San Martín”.
“Es una mezcla extraña de sensaciones. Son dos pasiones intensas: San Martín y la familia. Se murió una integrante de ella y por supuesto que tengo mucho dolor y tristeza”, explica Mirkin quien no pudo viajar a Catamarca con la delegación. Se quedó a despedir a su madre, mientras el “Santo” se despedía del Federal A.
A los 83 años (iba a cumplir 84 en julio), Clara Farb de Mirkin, dijo basta luego de una semana en estado de coma, que tenía en vilo a una de las familias más sanmartineanas de Tucumán. “Además de todo el dolor y la tristeza se me vienen muchos recuerdos. Mi vieja, mi viejo y mis hermanos siempre estuvieron pensando en San Martín”, rememoró.
Por tele y con la pésima noticia a cuestas, vio como sus jugadores y los de Unión Aconquija se abrazaban entre ellos para realizar un minuto de silencio en honor a su madre. Luego observaría como San Martín se llevaría el ascenso jugando un partido con la personalidad que se necesitaba.
“Ojalá que este hito que conseguimos sea una bisagra para el club, más allá de mi dolor y mi frustración personal. Una inyección de ganas de seguir creciendo y seguir subiendo”, deseó el presidente que sí estará presente para recibir a la delegación cuando arriben hoy.
A lo largo de su gestión, las críticas para él y Claudio De Camilo, su vicepresidente, llovieron en varios momentos y aún así, el primer objetivo central del club pudo cumplirse. “Siempre confiamos en nuestra capacidad, la de nuestros jugadores y el cuerpo técnico. A veces los resultados se consiguen con suerte pero lo cierto es que solo cuando se trabaja de verdad es cuando aparecen. Para los que nos apoyaron, les mando mi agradecimiento, para los que criticaron constructivamente, también y para que no aportaron, lo lamento”, manifestó.
Si hablamos de bisagras, la principal que experimentó el equipo en este campeonato fue el cambio de entrenador que consensuaron Mirkin y Sebastián Pena, a comienzos de abril, luego de una dolorosa derrota ante San Jorge, por 2 a 0 en La Ciudadela. “Creo que fue un acierto pero quiero agradecerle a Sebastián Pena por su trabajo porque dejó todo. Él armó este equipo que hoy está ascendiendo y que lamentablemente no le respondía en cancha como él pretendía, pero esa base nos permitió llegar a la B Nacional”, expresó. “Obviamente el agradecimiento mayor es para Diego Cagna, su cuerpo técnico, los jugadores, los hinchas, los médicos, los kinesiólogos y todos los que hicieron posible esto”, agregó.
Sobre el futuro y la próxima temporada finalmente -y tras cinco años- en la B Nacional, Mirkin prometió refuerzos pero fue más allá: “tenemos que plantearnos qué fútbol queremos. Yo quiero uno federal en donde no decidan cuatro o cinco en Buenos Aires que no sepan nada de lo que sucede en el norte. Son espacios que tenemos que ocupar ahora”.
Había pasado una jornada más que extraña para Mirkin pero él supo concluirla en una tierna frase. “La tristeza y la alegría se unieron en dos colores: el rojo y el blanco de San Martín”.
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