No hay tal cosa como un fumador saludable

No hay tal cosa como un fumador saludable

FLAGELO. “El tabaquismo está cobrando un terrible precio a la sociedad”. Paul Rogers  para The New York Times FLAGELO. “El tabaquismo está cobrando un terrible precio a la sociedad”. Paul Rogers para The New York Times
25 Junio 2016

Jane E. Brody / The New York Times

Los fumadores que creen que están escapando a los efectos de daño a los pulmones del humo de tabaco inhalado pudieran tener que reconsiderarlo, con base en los hallazgos de dos importantes estudios recientemente divulgados, uno de los cuales originalmente fue titulado por el autor: “El mito del fumador saludable”.

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o EPOC, pudiera estar entre los peligros mejor conocidos del tabaquismo, y tanto fumadores como ex fumadores pueden hacerse revisar en busca de ésta con una prueba llamada espirometría, la cual mide cuánto aire pueden inhalar y cuánto y cuán rápidamente pueden exhalar.

Para mala fortuna, esta simple prueba es pasada por alto con frecuencia durante revisiones médicas de rutina de personas con historial de tabaquismo. Sin embargo, reviste mayor importancia que incluso cuando se hace la espirometría, los nuevos estudios prueban que el examen a menudo no logra detectar serias anormalidades pulmonares que causan tos crónica y comprometen la respiración de la persona, su nivel de energía, riesgo de infecciones serias y calidad de vida.

“Fumadores o ex fumadores sin obstrucción del flujo de aire pudieran suponer que están exentos de enfermedades”, pero ese no es el caso necesariamente, destacó uno de los equipos de investigación. Estos investigadores proyectaron que hay 35 millones de fumadores o ex fumadores mayores de 55 años de edad en Estados Unidos con enfermedad pulmonar causada por fumar y no reconocida o daños. Muchos de ellos, si no la mayoría, pudiera empeorar con el tiempo, incluso si ya dejaron de fumar. Además, es improbable que sean referidos a rehabilitación pulmonar, lo cual puede alejar la invasora discapacidad.

Quizá lo que más importancia reviste es que quienes fuman actualmente pudieran sentirse inclinados a creer que han evitado la bala y por tanto pueden seguir fumando con impunidad.

Al referirse al EPOC, uno de los investigadores, la Dra. Elizabeth A. Regan, dijo: “El tabaquismo realmente está cobrando un terrible precio a nuestra sociedad”. Regan, investigadora clínica en el National Jewish Health en Denver, es la autora principal de uno de los nuevos estudios, publicados el año pasado en JAMA Medicina Interna.

“Vivimos felizmente en el mundo creyendo que solo un pequeño porcentaje de la gente que fuma cae ante esta devastadora enfermedad”, dijo. “Sin embargo, los pulmones de millones de personas en Estados Unidos reciben un impacto negativo por fumar, y nuestros métodos para identificar su enfermedad pulmonar son relativamente insensibles”.

Incluso cuando los resultados son normales, agregó Regan, “muchos fumadores presentan síntomas respiratorios. Enferman con frecuencia, tienen mayores probabilidades de ser hospitalizados por bronquitis o neumonía, y presentan evidencia en tomografías computarizadas de muros engrosados de vías respiratorias o enfisema que afectan la respiración”.

El Dr. Prescott G. Woodruff, principal autor del otro estudio, publicado el 12 de mayo en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, dijo en entrevista: “Los fumadores tienen mucha más enfermedad pulmonar de lo que creíamos anteriormente. El 15 a 20 por ciento que termina con EPOC es un estimado muy por lo bajo”.

Con demasiada frecuencia, destacó el equipo de Regan, síntomas como falta de aliento y límites en el ejercicio son “descartados como envejecimiento normal”.

El estudio del multicentro encabezado por Woodruff, especialista de pulmón en la Universidad de California, en San Francisco, descubrió que los fumadores con resultados normales en la espirometría tenían, de todos modos, probabilidades de presentar síntomas crónicos como tos, flema, resuello, falta de aliento y sensación de pecho apretado; tolerancia al ejercicio por debajo de de lo normal; y evidencia en una tomografía de vías aéreas crónicamente inflamadas en los pulmones. Además, usan más antibióticos para controlar infecciones respiratorias y fármacos llamados glucocorticoides para aliviar dificultades para respirar. Acuden ms veces a médicos y salas de emergencia y tienen más admisiones hospitalarias debido a síntomas respiratorios.

En otras palabras, son mucho más propensos que los no-fumadores a experimentar aterradores episodios de dificultad para respirar.

Por supuesto, aunque la enfermedad pulmonar es lo más prevaleciente, difícilmente es el único efecto adverso de fumar, fuente de sustancias nocivas que pueden dañar casi cada sistema de los órganos en el cuerpo. La lista de enfermedades relacionadas con el tabaquismo ha crecido exponencialmente desde que fumar fue catalogado como una probable causa de cáncer de pulmón hace 52 años, en el primer informe sobre tabaquismo y salud del director de Salud Pública de EU. Las décadas transcurridas desde entonces han sumado muchos otros cánceres mortíferos, enfermedad cardiaca, embolia, hipertensión arterial, coágulos de sangre, enfermedad de arteria periférica, diabetes Tipo 2, artritis reumatoide, cataratas y degeneración macular, así como EPOC.

Los nuevos hallazgos por parte de dos equipos investigadores impulsaron al Dr. Leonardo M. Fabbri de la Universidad de Módena y Reggio Emilia en Italia a escribir un editorial para acompañar el estudio de la Revista de Nueva Inglaterra titulado: “Tabaquismo, no EPOC, como la Enfermedad”. Explicó que los resultados de ambos estudios “sugieren que fumar en sí debería considerarse la enfermedad y se debería de abordar en toda su complejidad”.

El desafío por delante, escribió Fabbri, consiste en identificar a pacientes con daño pulmonar relacionado con fumar que aún no presentan la enfermedad obstructiva y crear formar de atenderlos para reducir sus síntomas y prevenir brotes.

Un estudio clínico que empezará más adelante en el año, patrocinado por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre, examinará si tratamientos como el uso de un broncodilatador sería de ayuda para aliviar síntomas en personas sin la enfermedad obstructiva. Para mala fortuna, “el costo de medicación broncodilatadora se ha disparado por los cielos”, dijo Woodruff.

Décadas atrás, personas con problemas para respirar como asma usaban broncodilatadores que contenían químicos llamados fluorocarburos. Sin embargo, fueron prohibidos por razones ambientales a mediados de los años 70, y los reemplazos que idearon laboratorios farmacéuticos aún no están disponibles en forma genérica, manteniendo los precios altos.

Woodruff dijo que su ejercicio de rehabilitación, uno de los mejores tratamientos para EPOC, también debería ayudarle a la gente con daño pulmonar cercano a la obstrucción, ya que mejora la capacidad de los músculos para hacer uso del oxígeno disponible de manera más eficiente.

A fin de mejorar la tolerancia al ejercicio, a los pacientes se les alienta a caminar tan rápidamente como puedan durante todo el tiempo que puedan, descansar… y después caminar un poco más. La mayoría de los pacientes considera que es más fácil hacerlo en una caminadora, donde la velocidad y la inclinación pueden regularse con precisión y los resultados se pueden medir. Sin embargo, caminar en interiores o al aire libre puede ser útil si se aumenta la distancia y velocidad gradualmente.

Lo más crucial, por supuesto, es que los fumadores con o sin síntomas de enfermedad pulmonar dejen de fumar, lo cual puede reducir la severidad de síntomas respiratorios y desacelerar el deterioro de la función pulmonar, escribió el equipo de Regan. Sin embargo, agregó el equipo, dejar de fumar “no elimina el riesgo de enfermedad pulmonar progresiva”, lo cual significa que los pulmones de ex fumadores pudieran tener que someterse a revisiones periódicas.

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