Acusan a un “transa” de matar a un adicto de un disparo

Acusan a un “transa” de matar a un adicto de un disparo

“No era un ladrón, trabajaba todo el día para comprarse la droga”, dijo la esposa. La víctima recibió los impactos en la espalda. La Policía cree que fue víctima de un ajuste de cuentas por un robo

SIN CONSUELO. Blanca Alderetes sostiene la foto de su marido, asesinado ayer a balazos en “La Bombilla”. la gaceta / foto de Analía Jaramillo SIN CONSUELO. Blanca Alderetes sostiene la foto de su marido, asesinado ayer a balazos en “La Bombilla”. la gaceta / foto de Analía Jaramillo
15 Junio 2016
“La Policía miente. Él no había robado. Lo mató uno que le dicen el ‘Pelao’ que es un ‘transa’ del barrio”, aseguró llorando Blanca Alderetes, esposa de Juan Alberto Concha, el joven de 23 años que fue asesinado de dos balazos en la espalda en el barrio Juan XXIII, más conocido como “La Bombilla”.

Los vecinos de Bolivia al 2.000 se agolpaban en la casa de la madre de la víctima. Estaban conmovidos por lo que había ocurrido en la madrugada de ayer. Un amigo les avisó a los parientes del joven que había sido atacado y que estaba tirado en el suelo. De allí lo trasladaron al Hospital Avellaneda, donde les confirmaron que había fallecido a causa de los dos disparos en la espalda. “Lo mataron como a un perro”, aseguró Tamara Concha, la hermana.

La Policía desde un primer momento sostuvo que se trató de un ajuste de cuentas. Juan Alberto Concha, que tenía antecedentes, fue acusado por un vecino de haber sido uno de los hombres que ingresaron a su casa para sustraerle un televisor, un sillón y una mesa plástica. Y, siempre según la hipótesis de los investigadores, un cómplice lo ajustició por no haber repartido el botín.

La versión de los uniformados indignó a los parientes de Concha. “Él no robaba. Él trabajaba todo el día en su carro para comprarse la droga que consumía. También lo hacía para llevar el pan para sus dos hijas menores”, dijo la esposa de la víctima con una sorprendente tranquilidad.

Esa confesión desnuda una dura realidad: en ese, y en otros barrios de la periferia de la ciudad, el consumo de diferentes sustancias es moneda corriente. Forma parte de su vida desde hace mucho tiempo. “Con mi suegra nos cansamos de golpear puertas pidiendo ayuda. Pero nunca nos dieron una solución. Ahora mis hijas se quedaron sin la persona que salía a buscar dinero para darles de comer”, agregó.

La hermana de la víctima contó algunos detalles del crimen. “Él estaba con un grupo de amigos en la esquina de la casa. Vino el ‘Pelao’ con otra persona en una moto y comenzó a pegarle. Después nos enteramos de que le habían pegado un tiro en la espalda. No puedo decir qué problemas tuvo con él, pero no lo mataron por un robo”, dijo indignada.

“Hace dos años que no vivo acá -agregó Tamara- y sólo vengo a visitar a mi madre. Pero la verdad es que acá la vida no vale nada. Siempre tenés que fijarte quién viene atrás, porque son capaces de matarte por un robo”, comentó con lágrimas en los ojos.

Alderetes, en medio de los llantos, acusó a los “transas” de haberse apoderado del barrio y desconfiaba de la efectividad de los allanamientos que pidió el fiscal Diego López Ávila para que detuvieran al principal sospechoso. “Ellos hacen lo que quieren. Andan armados todo el día y hacen lo que quieren. Espero que ahora lo metan preso a ese que mató a mi esposo, que era adicto, pero no un asesino como esos hijos de p…”, concluyó.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios