Por Juan Manuel Asis
15 Junio 2016
ARCHIVO LA GACETA
El consejo del PJ se había reunido para decir que no a una inmediata reforma política, pero la realidad -que es la única verdad- lo obligó a andar por otros carriles. Es que, sorpresivamente, el vicepresidente segundo, José López, había sido detenido en Buenos Aires minutos antes de la reunión. El tema se impuso por su propio peso y arrastró a los consejeros a tomar una decisión inédita en la historia del justicialismo tucumano: suspender del cargo a un consejero.
Y lo hizo sin culpas ni remordimientos, porque el concepcionense ingresó por la ventana a la estructura del partido y como candidato al Parlasur por presiones del kirchnerismo. Y por pedido de Julio de Vido al Gobierno anterior. Nadie lo va a extrañar, menos si lo expulsan del PJ, algo inevitable. López no tiene un padrino que lo defienda en el partido; es un bicho de otro pozo; y lo van a dejar solo. Ayer, todos lo condenaron. No avalaremos la corrupción, fue el concepto común entre las autoridades partidarias. Para algunos sonó a un no seguiremos avalando al kirchnerismo; menos ahora que está debilitado y con algunas de sus principales cabezas cercadas por la Justicia.
El PJ reaccionó rápido. No dudó. Dijo no es de los nuestros. O bien, es una mancha inaceptable. Sin embargo, es un lastre que el PJ tucumano deberá soportar, por más que hayan mostrado que le soltaron la mano a López. Fue un socio por mucho tiempo, el nexo con De Vido para conseguir obras, por lo que no hay inocentes en esta historia. La suspensión, y la futura expulsión de las filas del PJ, es uña señal interesada para congraciarse con un sector de la sociedad que cuestiona la corrupción de los kirchneristas; y también al peronismo.
En este contexto, el darle la espalda a López debe observarse como un distanciamiento del PJ local de Cristina y de los “K”. Hoy son un lastre. Sacarse a López de encima, es sacudirse un poco ese barro.
Y lo hizo sin culpas ni remordimientos, porque el concepcionense ingresó por la ventana a la estructura del partido y como candidato al Parlasur por presiones del kirchnerismo. Y por pedido de Julio de Vido al Gobierno anterior. Nadie lo va a extrañar, menos si lo expulsan del PJ, algo inevitable. López no tiene un padrino que lo defienda en el partido; es un bicho de otro pozo; y lo van a dejar solo. Ayer, todos lo condenaron. No avalaremos la corrupción, fue el concepto común entre las autoridades partidarias. Para algunos sonó a un no seguiremos avalando al kirchnerismo; menos ahora que está debilitado y con algunas de sus principales cabezas cercadas por la Justicia.
El PJ reaccionó rápido. No dudó. Dijo no es de los nuestros. O bien, es una mancha inaceptable. Sin embargo, es un lastre que el PJ tucumano deberá soportar, por más que hayan mostrado que le soltaron la mano a López. Fue un socio por mucho tiempo, el nexo con De Vido para conseguir obras, por lo que no hay inocentes en esta historia. La suspensión, y la futura expulsión de las filas del PJ, es uña señal interesada para congraciarse con un sector de la sociedad que cuestiona la corrupción de los kirchneristas; y también al peronismo.
En este contexto, el darle la espalda a López debe observarse como un distanciamiento del PJ local de Cristina y de los “K”. Hoy son un lastre. Sacarse a López de encima, es sacudirse un poco ese barro.
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